Ser marxista hoy es, ante
todo, como diría el propio Marx de la década de 1870, ponerse a estudiar las
realidades, aprender de los hechos de la historia, dedicar un amplio tiempo a
buscar fundamentos para la acción.
Juan J. Paz
y Miño Cepeda / Historia y presente - blog
La conmemoración del
bicentenario del nacimiento de Karl Marx (1818-1883) ha servido de oportunidad
para que circulen una enorme variedad de libros y artículos sobre su vida y
especialmente su teoría. Hay un Marx para adeptos y para detractores, para
izquierdas y para derechas. También un Marx para los “marxistas” de múltiples
tendencias, porque si algo ha caracterizado a las izquierdas adeptas a la
teoría de aquel genial científico es la división partidista, en la cual el
sectarismo y el dogmatismo conducen a creer que la verdad y la autenticidad del
marxismo está en unos, pero no en otros.
De modo que, cualquiera
sea la discusión teórica, izquierdista o partidista, me interesa destacar el
hecho fundamental de que la teoría de Marx es, ante todo, un método para el
estudio y análisis de la realidad.
En su célebre Prólogo
de la Contribución a la Crítica de la Economía Política, Marx sintetiza la
historia de su propia teoría. Dice que después de su bachillerato en Tréveris,
estudió Jurisprudencia en Bonn y luego en Berlín, aunque prefirió dedicarse por
sí mismo a la historia y a la filosofía. Después de doctorarse, pasó a ser
redactor jefe en la Rheinische Zeitung(Gaceta del Rin), donde se
vio, por primera vez, en el difícil trance de opinar sobre la situación
económica de un sector campesino. Entonces se dedicó a ese estudio y llegó a
una primera conclusión: “la anatomía de la sociedad civil hay que buscarla en
la Economía Política”.
Para 1845, Marx ya había
llegado a un “resultado general” que le sirvió, en adelante, de “hilo
conductor” para sus investigaciones; y en el Prólogolo resume de
una manera genial, destacando como eje de su concepción: “el modo de producción
de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser,
sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”, tesis
central que Marx enriquece señalando cómo la “base” económica puede modificar
las “superestructuras”, la forma en que se generan las contradicciones
sociales, las épocas de revolución social, y el ejemplo de algunos otros modos
de producción en la historia.
Con esa “guía”, con ese
“hilo conductor”, es decir, con ese método de estudio, Marx se dedicó a
investigar múltiples procesos, aunque durante el resto de su vida privilegió el
estudio del capitalismo. Para 1867 contaba con los primeros materiales,
publicados en un libro: el primer tomo de El Capital, en el que
descubrió la “ley que preside al régimen capitalista”, esto es, la plusvalía.
Aunque Marx hizo un descubrimiento
científico que permitió comprender las raíces y el funcionamiento del
capitalismo como una forma histórica de explotación humana, también señaló
siempre que una serie de puntualizaciones, estudios y análisis se referían a
Europa y no a otros lugares del mundo. Como poseía una mente crítica, al
continuar sus investigaciones sobre el capitalismo, advirtió -y esto
prácticamente al final de su vida- que ese sistema tenía otras vías posibles,
como ocurría en Rusia, cuya sociedad empezó a estudiar para comprenderla.
En toda la voluminosa
obra de Marx se encontrará un apego constante a la historia. Ella era la fuente
de sus conceptos. En ella se basó el “resultado general” al que llegó en 1845.
Pero la historia entendida no como simples datos de un pasado que no volverá,
sino como la raíz de procesos que explican la situación en la que se halla el
presente histórico.
Comprendiendo, entonces,
que el marxismo tiene como base un método de investigación y estudio, lo que
debería igualmente comprenderse es que de nada vale repetir lo dicho por Marx,
sino que es necesario tomar la realidad, investigarla y obtener a partir de
ella las conclusiones debidas, tanto para adquirir conciencia segura de esa
realidad, como para fundamentar cualquier lucha política y determinar incluso
las viabilidades de sus objetivos.
Pero ese Marx científico es
el que menos suele contar. No tiene sentido repetir que hay “lucha de clases”,
que el capitalismo es un sistema “explotador” o que el “socialismo” es el
futuro de la humanidad. Marx no dejó recetas para saber cómo construir la nueva
sociedad, y tampoco señaló cómo debía organizarse esa nueva sociedad,
exceptuando unas líneas abstractas sobre la necesaria socialización de las
relaciones de producción, sobre la base de la socialización de las fuerzas
productivas.
Así es que ser marxista
hoy es, ante todo, como diría el propio Marx de la década de 1870, ponerse a
estudiar las realidades, aprender de los hechos de la historia, dedicar un
amplio tiempo a buscar fundamentos para la acción. Como en algún momento señaló
Engels, su compañero, K. Marx sostenía que a los obreros no se podía dar menos
que lo mejor de lo mejor.
Y esa guía del marxismo
es aún más urgente en Nuestra América Latina, donde las izquierdas
tradicionales ya no tienen la capacidad para ofrecer nuevas alternativas de
comprensión y acción sobre las realidades del presente, un asunto que
corresponde asumir a las nuevas izquierdas, si es que todas quieren realmente
transformar la sociedad.
Luego de la caída del Muro de Berlín, los detractores de Karl Marx han tenido oportunidad de manejar la subjetividad de las posteriores generaciones posicionando la idea de que el marxismo es arcaico por el "fracaso económico de los socialismos reales" Tarcus(2008) como el de la ex URSS y sus repúblicas satélites. Más allá de burgueses o proletarios, nuestro espacio tiempo nos avisa que debemos desarrollarnos de una manera que debe ser muy propia a nuestro espacio tiempo si queremos tener un planeta en el cual desarrollarnos. Mis padres fueron negligentes;pero a mi padre le agradezco haberme inculcado el buen hábito de la lectura y a mi madre haberme enseñado cuando niño El Materialismo Histórico, El Materialismo Dialéctico y algo de Economía Política. La crisis del capitalismo (sus ciclos cada vez más cortos) está matando el pensamiento de los indicados (cientistas y filósofos) a marcar pautas en el devenir humano. Muy bueno su artículo, como siempre me ayuda a investigar y conocer más.
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