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sábado, 14 de julio de 2018

Argentina: despido en Télam que agravia la cultura

Tan injusto y arbitrario  como el resto  de las más de trescientas cincuenta cesantías ordenadas por el ingeniero Hernán Lombardi en la agencia de noticias Télam, notificadas días atrás, es el despido del destacado fotógrafo gráfico Carlos Brigo al que no tengo el honor de conocer personalmente. Sin embargo  yo como  muchos otros, recuerdo y admiro en él su arte comprometido con las causas nacionales y populares.

Carlos María Romero Sosa / Especial para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina

Sin ir más lejos, Brigo nos emocionó hace poco, igual que a tantos compatriotas, al inmortalizar con su cámara el velatorio del sacerdote Luis Farinello, que cumplió su apostolado en los barrios más marginales de los empobrecidos cordones suburbanos  bonaerenses; nos llenó de rabia e impotencia con sus tomas de la actuación policial frente a manifestantes sin palos ni caras tapadas reprimidos en el contexto del tan mentado protocolo contra los piquetes o nos trasmitió el más noble  sentimiento de patriotismo –“Amar la patria es el amor primero/ y es el postrer amor después de Dios,” escribió en un soneto el padre Leonardo Castellani- con sus instantáneas de multitudes portando  la bandera argentina en las marchas recientes contra el FMI reunidas ante el convencimiento que “la Patria está en peligro”.
 
Pero asimismo, los que tenemos algunos años vividos, podemos recordar cómo despertó nuestro estupor allá por 1984 cuando la primavera democrática de Alfonsín,  su impactante trabajo de documentar en una foto histórica la actitud patoteril del militar genocida Luciano Benjamín Menéndez que cuchillo en mano intentaba arremeter  contra las Madres de Plaza de Mayo encabezadas por Nora Cortiñas, a la salida de Canal 13 luego de ser reporteado por Bernardo Neustadt y Mariano Grondona en el programa Tiempo Nuevo.  (También esa noche del 21 de agosto del 84´, un colega de Brigo, el también fotógrafo gráfico Enrique Rosito, de la Agencia DYN, captó otra imagen del mismo hecho que dio la vuelta al mundo).                        

Definitivamente la agencia oficial Télam no puede prescindir de alguien de tal trayectoria, eso debiera saberlo el ingeniero Lombardi, tan obsesivo con hacerle ahorrar dinero al Estado, claro está que si no se trata de sus propios sueldos oficiales que de una manera u otra –salvo alguna breve interrupción-  viene percibiendo desde que en 1999 fue designado por el gobierno de la Alianza a cargo de la Secretaría de Turismo de la Nación. Y lo antedicho vale para el resto de los injustamente despedidos, algunos con serios problemas de salud según informaron y denunciaron varios órganos de prensa orales y escritos, y sin duda imprescindibles trabajadores todos de la información pública, actividad cada vez hoy más concentrada y en manos de los amigos del gobierno.

Bueno sería entonces que el otro ingeniero, el presidente Mauricio Macri,  conociera el pensamiento hace pocos días manifestado por el Papa Francisco  en Santa Marta contra los medios que buscan destruir la comunicación libre, para entregar todo el aparato comunicacional a empresas que dicen falsedades y debilitan la vida democrática.

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