En
Venezuela se está desarrollando un juego de vida o muerte entre el
gobierno del presidente Nicolás Maduro y
la inteligencia militar y civil de Estados Unidos, coraza protectora de la
contrarrevolución interna.
Luis Manuel Arce / Prensa Latina
La
meta es descabezar la dirección bolivariana, incluido el mando militar fiel a
Chávez, y todos los niveles del poder público, y a ello responden el frustrado
magnicidio mediante el novedoso uso de drones, y la derrotada Operación Caín
para asesinar dirigentes chavistas desde la base hasta la superestructura
institucional, incluida la Asamblea Nacional Constituyente.
Una
de las vías más recurrente perfeccionada al máximo por los órganos de
inteligencia de Estados Unidos y
especialistas del patio, es la económica bajo el criterio de que es lo que más
daño le provoca al gobierno y el mejor caldo de cultivo para un descalabro
interno, animar el descontento popular y realizar cualquier acción que abone en
beneficio de revueltas internas violentas para aplicar el nunca olvidado plan de
agresión militar con aval de la OEA.
El
conocimiento profundo de esa perspectiva real y las pruebas de
inteligencia, han determinado que el
gobierno bolivariano adopte medidas novedosas
dirigidas a contrarrestar la ofensiva económica enemiga, principal reto
planteado al presidente Nicolás Maduro y su grupo de asesores.
Lo
primero que resalta en el panorama actual es que la contrainteligencia
bolivariana parece haber encontrado fórmulas más efectivas para blindar su
economía y crearle dificultades a los responsables del desabastecimiento, del
descontrol cambiario y de precios, la inflación, el bajo poder adquisitivo del
salario y todas las demás desgracias que en ese campo han podido fabricar hasta
ahora los adversarios.
Se
inscriben en ese proyecto de contraofensiva económica las acciones que se
desarrollan en el campo de las finanzas y la moneda, claves para derribar todo
el andamiaje levantado por la contrarrevolución en torno a la economía nacional
para vaciar de recursos al gobierno, quebrar el proceso productivo y bloquear
las entradas que oxigenan a la nación, en particular el comercio petrolero y de
otras materias primas básicas.
En
una maniobra que sus adversarios han tenido que reconocer como efectiva, el
gobierno de Maduro implementa paso a paso, con calma pero sin tregua, un
conjunto de medidas económicas muy prometedoras a las que la mayoría de los
venezolanos debe prestarle atención y apoyo por lo que representan para todos.
Resumiendo
y simplificando sus complejidades, se puede afirmar que la derogación de la ley
de régimen cambiario que en su momento fue una imperiosa necesidad para detener
la fuga de capitales, es el mascarón de proa que abre el camino hacia la
implementación de todo lo demás, incluida la batalla contra la corrupción, esa
fea y destructora bestia que hay que matar todos los días y a la cual
alimentaba el control de cambio a cuchara llena.
Se
acaba el trasiego de billetes por debajo de la mesa y ahora cualquier persona
natural o jurídica podrá vender y comprar sus divisas libremente mediante una
red de casas de cambio en el país, al margen de que la liberación del dólar
abre las puertas a las remesas familiares de venezolanos residentes en el
exterior lo cual es casi siempre acompañado de un mercado monetario espontáneo
y con poca participación del Estado.
El
engorro contable que provocaba el montón de ceros a la derecha de cada billete
del hasta ahora llamado bolívar fuerte facilitará la contabilidad, mejorará la
disponibilidad de efectivo y será un factor sicológico importante en los
tenedores de bolívar soberano pues su poder de compra real será más estable y
hará menos frecuente el obligado y casi permanente aumento salarial con el cual
se pretendía paliar los efectos negativos de la devaluación originada en el mercado
negro de divisas.
En
ese sentido, ha sido magistral la decisión de usar la moneda virtual, el petro,
como respaldo para preservar el bolívar soberano de las fluctuaciones y que la
reconversión monetaria no se vea afectada por la guerra contra ella.
La
jugada que ha dejado sin respiración al adversario es la de soldar, por decirlo
de alguna manera, la valía del petro a
un valor tangible como es el precio internacional del barril de petróleo, lo
cual garantiza, entre otras cosas, una estabilidad en la base del bolívar
soberano por mucha variación que se registre en la cotización del carburante.
Es un
golpe importante a la inflación que ya no debe ser galopante sino controlada y
previsible, a la devaluación sistemática y al propio dólar estadounidense que
irá dejando de ser un leiv motiv de la economía doméstica aun cuando cumpla un
papel referencial respecto del petro. Venezuela, como Rusia y China, busca
hacer transacciones en monedas distintas al billete verde y tiene potencialidad
para reflotar el sucre como moneda virtual.
Esa
jugada permitió a los especialistas del gobierno establecer el valor de un
petro en 360 millones de bolívares fuertes, equivalente a tres mil 600
soberanos, y colocar el salario en medio Petro, o sea de 50 bolívares soberanos
a 1800 con la variante de que se equipara al tipo de cambio del dólar paralelo
y no sufre devaluación como ocurría hasta ahora con el control de cambio.
Se
trata de una gran ingeniería financiera con montones de vías secundarias
alimentadoras del sistema las cuales se irán aplicando y perfeccionando en el
camino, como la que ya está en práctica con el sistema de distribución y
precios de la gasolina y otros combustibles y el censo automotor, lo cual pone
en un buen aprieto a los especuladores, las mafias colombianas y al
paramilitarismo que las protege.
Implica,
además, una diversificación importante de las fuentes de ingreso con la
perspectiva puesta en la meta de que el petróleo deje de ser la máxima y el
país se abra más al coltan y el oro, entre otros minerales, y a nuevos
programas industriales y agrícolas.
El
coltan, compuesto por columbita (col) y tantalia (tal), es un mineral estratégico utilizado en las
industrias microelectrónica, telecomunicaciones y espacial, que en el mercado
internacional tiene un precio que oscila entre 40 y 130 dólares por kilogramo,
y Venezuela se encamina a producir unas 50 toneladas mensuales con la variante
de que, por ser un mineral estratégico y escaso, el Estado es el único que está
autorizado para comercializarlo.
Por
supuesto que esta revolución económica y financiera no es una panacea ni será
tampoco el ábrete sésamo de una economía muy golpeada por la despiadada guerra
contra el chavismo, pero sí un paso sumamente importante para arrebatar,
destruir y privar a la contrarrevolución de aquellos instrumentos –incluso algunos creados por el propio
gobierno- que les facilitaron al enemigo librarla. Habrá muchos escollos en el
camino.
La
nueva estrategia bolivariana es hija de la necesidad impuesta por la obsesiva política
de Estados Unidos de derribar la revolución cueste lo que cueste, y es en ese
contexto, y no el de la paz, en la que se libra esta batalla, es decir, un
ambiente de agresividad, violencia y paroxismo que condujo al frustrado
magnicidio.
No es
una exageración del gobierno de Maduro prepararse para contingencias más
graves, como una acción militar desde el exterior, una posibilidad real que
asoma la cabeza sin tapujos desde la Casa Blanca y ese ministerio de colonias
que es la OEA. Pero ahora el frente principal está en la arena económica.
*Editor
de Prensa Latina
Los nuevos ricos de Venezuela y el militarismo con asignaciones axageradas de parte del estado pero esto no es sostenible por mas minerales que pueda exportar. El socialismo del siglo XX ha fracasado y no le culpen al imperialismo. Que mania...
ResponderEliminarPara los escépticos de la importancia de las medidas económicas tomadas por el gobierno de Maduro, bastaría buscar imágenes de las colas en las gasolineras de Cúcuta y otras poblaciones del del Departamento Norte de Santander. Solo ahí se van casi 15.000 millones de dolares de contrabando de gasolina, que siendo importante para Venezuela, lo es aún mas para los departamentos fronterizos colombianos. El Duque la tiene muy fea y la pelota de la guerra económica está ahora de su lado.
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