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sábado, 5 de enero de 2019

Perú, país en estado de emergencia

El órden constitucional está quebrado, el Estado de Derecho está quebrado, el imperio de la ley está quebrado, la autonomía de los poderes del Estado está quebrada; el Perú como Nación disfuncional se encuentra en estado de emergencia.

Jose Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

“Nuestra forma de gobierno se reduce a una gran mentira, porque no merece llamarse república democrática un Estado en que dos o tres millones de individuos viven fuera de la ley”.
Manuel González Prada

Pedro Chávarry, Fiscal de la Nación de Perú.
El Fiscal de la Nación, Pedro Gonzalo Chávarry Vallejos, quien cuenta en su haber con 4 denuncias constitucionales por presuntas relaciones con organizaciones del crimen organizado en el Perú, señaló: “Me comprometí a defender la autonomía e independencia del Ministerio Publico...y entrega total en la persecución del delito en todas sus manifestaciones”.[1]

Desde el pensamiento ajedrecista, salvar la realeza es el fin supremo de todo subordinado, sacrificar subordinados no es solo oportuno sino de vital importancia. Las acciones del Fiscal Chavarry al querer obstaculizar el accionar del grupo de fiscales encargados del equipo especial Lava Jato (nocturnidad de facta del 31 de enero 2018) es solo la punta de un iceberg conformado por grupos representantes del poder económico y financiero, mediático, político y religioso quienes seguirán defendiendo el statu quo al cual vendieron sus almas por un plato de lentejas.

El caso Odebrecht coronó 200 años de corrupción en el Perú. El espíritu colonizado atraviesa todos los tuétanos de la sociedad peruana. Como sabemos, la historia de la corrupción no nació con la República sino con ella se consolidaron 200 años de nefasto engranaje de opresión.  Ahora lastre neocolonial en donde los poderes del Estado solo son peones y alfiles en un juego de ajedrez que, dudo, se llegue a comprender en su totalidad. 

¿Creen ustedes en la honestidad del Proyecto de Ley - aprobado en Consejo de Ministros del Gobierno del Presidente Vizcarra - el cual declara en Estado de Emergencia al Ministerio Publico? ¿Creen a la Vicepresidente Mercedes Aráoz – ex vicepresidenta y  brazo derecho del perseguido por la justicia ex presidente Pedro Pablo Kuczynski – cuando respaldó la propuesta de Vizcarra? ¿Creen ustedes a la minúscula representación parlamentaria aprista – preocupados por el futuro de su líder Alan García Pérez - cuando dicen estar de acuerdo con la ratificación de los fiscales José Domingo Pérez y Rafael Vela del equipo especial Lava Jato? Todos son exactamente como reza el dicho: “Harina del mismo saco”.

Martin Vizcarra representa los intereses de los grupos de poder como PPK, Keiko Fujimori, Alan García Pérez, Alejandro Toledo, Ollanta Humala, CONFIEP, Grupo el Comercio, etc, etc, etc.

La consigna es remendar el paño viejo mientras se pueda hacer. Salvar el escuálido sistema de opresión e injusticias y su legitimización dogmática: la Constitución de 1993 (Gobierno de facto de Alberto Fujimori). “Texto sagrado” que salvaguarda el saqueo, la mentira y corrupción como métodos de gobernabilidad.

La absurdidad de la torpe metodología de control político neoliberal fabrica neblina de distracción declarando en emergencia entidades del estado (como por ejemplo el Ministerio Publico) cuando sabemos que es la Nación la cual se encuentra en estado de emergencia del cual forma parte el socio-patológico comportamiento del Fiscal Chavarry y la desahuciada mayoría parlamentaria fujimorista Fuerza Popular. 

El recular del Fiscal de la Nación Chavarry solo demuestra su inobjetable pérdida de autonomía y la naturaleza servil de su designación. Funcionario del Ministerio Publico cuestionado por su relación con perseguidos funcionarios del Poder Judicial como el Juez Supremo suspendido César Hinostroza hoy detenido en España y con orden de captura por el Estado peruano por presuntamente pertenecer a una organización criminal conocida como “Los Cuellos Blancos del Puerto”.

En el Perú, el órden constitucional está quebrado, el Estado de Derecho está quebrado, el imperio de la ley está quebrado, la autonomía de los poderes del Estado está quebrada; el Perú como Nación disfuncional se encuentra en Estado de Emergencia. Es indignante el cómplice silencio de los “gendarmes de la democracia” como  Luis Almagro Lemes, Mauricio Macri, Sebastian Piñera, Jair Bolsonaro, Mario Abdo Benítez, Lenin Moreno, Iván Duque,  Trump, etc. Estos son los cómplices silencios de miles y miles de cotidianas injusticias que nuestros pueblos no paran de sufrir y resistir.

En este nefasto festín de corruptas complicidades, en el Perú  -ad portas de la declaración testimonial Jorge Barata, 14-18 de enero– son pocas las personalidades del escenario político que se pueden rescatar dentro del grupo de la nueva generación de organizaciones políticas excluidas. Es el  Movimiento Nuevo Perú y su lideresa, ex congresista y candidata a la presidencia del Perú,  Veronika Mendoza, una de estas expresiones, que lidera la teoría de la refundación de la república como alternativa de transformación democráticamente histórica.

Mendoza señala que es a partir de la propia Constitución de 1993 que toda es suerte de taras políticas se han venido entretejiendo: “...Un nuevo pacto entre peruanos, no hablamos de una Constitución hecha por notables en Lima o por un grupo de abogados, sino de un gran diálogo y debate nacional que involucre a los ciudadanos para que podamos refundar no solo el sistema de justicia, sino el país...”[2]

Y, es Manuel González Prada (05/01/1845) quien nos recuerda la necesidad de definiciones que debemos organizar en un país en estado de emergencia: “Ya que hipocresía y mentira forman los polos de la Diplomacia, dejemos a los gobiernos mentir hipócritamente jurándose amistad y olvido. Nosotros hombres libres reunidos aquí ara escuchar palabras de lealtad y franqueza, nosotros que no tenemos explicaciones ni respetamos susceptibilidades, nosotros levantemos la voz para enderezar el esqueleto de estas muchedumbres encorvadas, hagamos por oxigenar esta atmosfera viciada con la respiración de tantos  organismos infectos, y lancemos una chispa que inflame en el corazón del pueblo  el fuego para amar con firmeza todo lo que se debe amar, y para odiar con firmeza también todo lo que se debe odiar”.[3] 

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