Algo se derrumba estrepitosamente ante nuestros ojos en el mundo. Una
horda desbocada está siendo colocada en puestos de poder en los que se sienten
con derecho para hacer las peores barrabasadas. Lo peor de todo es que,
seguramente, hemos visto poco en comparación con lo que puede venir y que ahora
se anuncia.
Rafael Cuevas Molina
Presidente AUNA-Costa Rica
Presidente AUNA-Costa Rica
¿Los tenían escondidos, encerrados en alguna parte, que no sabíamos de su existencia? Pareció durante un tiempo que nos habíamos librado de esa raza de energúmenos, que habíamos dejado en el pasado esas vergüenzas, pero no, ahí estaban agazapados, escondidos o, tal vez, camuflados, haciéndose pasar por otra cosa. Por lo que no eran. Era, pues, gente que fingía, que engañaba, pero dispuesta a develar su verdadero rostro en el menor resquicio que tuvieran, cuando se sintieran seguros, acompañados por alguien o algo que los respaldara fuertemente.
Eso son Lenín Moreno, presidente actual del Ecuador, y Luis Almagro,
secretario general de la OEA, dos personas escondidas en los pliegues del
progresismo latinoamericano que, una vez en puestos de poder, hacen todo lo
contrario de lo que decían y hacían antes.
Se puede entender que Jair Bolsonaro, un impresentable de toda la vida,
un decidor de exabruptos, diga y haga lo que ahora dice y hace. De él y de sus
hijos se podía esperar cualquier cosa, y estamos de alguna forma preparados
para seguir presenciando el espectáculo chabacano que nos brindan.
Lo mismo se puede decir de Mauricio Macri, presidente de Argentina, de
su incompetencia, de su cinismo; Macri es un inepto que sigue mintiendo
mientras su país se va por el caño, en tanto la gente se empobrece mientras él
dora sus escuálidas carnes en balnearios de lujo de acceso restringido.
Es la era de los traidores y los cínicos. La era comandada por Mr.
Trump, lo que ya es mucho decir, tal vez demasiado. Trump ha establecido una
corriente, un modelo no de lo que debe ser un presidente, sino de lo que puede
llegar a ser. Un modelo chocante en el que prevalece no solo lo más corrupto
sino también lo más inepto. Lo que debería estar al margen, lo que debería
esconderse con vergüenza.
Lo último que ha hecho este señor Lenín Moreno con Julian Assange es
incalificable, da vergüenza ajena; aunque, pensándolo bien, no tan ajena. Somos
nosotros, los latinoamericanos todos, los que seremos juzgados por la historia.
La era del desparpajo cínico, del gobierno de los pequeños de espíritu. Ahí
está él, tratando de justificar lo injustificable, pasando por sobre todo lo
que debería disuadirlo de actuar como lo hace, y encima vanagloriándose.
Algo se derrumba estrepitosamente ante nuestros ojos en el mundo. Una
horda desbocada está siendo colocada en puestos de poder en los que se sienten
con derecho para hacer las peores barrabasadas. Lo peor de todo es que,
seguramente, hemos visto poco en comparación con lo que puede venir y que ahora
se anuncia.
La chabacanería y la prepotencia al poder, muera la inteligencia, al
decir de los fascistas españoles
Como latinoamericano pido disculpas por la acción de un infame traidor y por lo que nos dividió en Ecuador hay dos Ecuadores la de la gran mayoría que no sale de shock pero piensa y un grupúsculo que tiene miedo de que la mayoría ponga a un verdadero líder y jefe de estado Mil disculpas a la humanidad por las atrocidades cometidas por un pillo camuflado pero seguiremos adelante LO HAREMOS CON SUS BRAZOS TAMBIÉN
ResponderEliminarNinguna disculpa,los procesos son eso y cuando las condiciones de la correlación de fuerzas (materiales,intelectuales,sociales, políticas y económicas)se modifican y no hemos logrado consolidar los cambios iniciados, existen retrocesos que debemos mirar atentamente y descubrir las debilidades para continuar. Abrazo y ánimo que habrá un mañana (francisco javier amorena) fja
ResponderEliminarNo cabe duda que nos tienen embrutecidos. Es preferible que te manden una bomba que sabes que vas a morir con dignidad y no de esta forma de matarnos con vergüenza y con impotencia al ver que nuestra gente se pone al pie de los grandes cínicos de los que te explotan de los q te mienten. No debemos olvidar a la prensa ellos son para mi los culpables de nuestro porvenir. Para ellos nada
ResponderEliminarLo mismo podemos decir de un Ortega en Nicaragua, un Maduro en Venezuela, y un Correa en el atico en Belgica
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