A pocos días de los
ataques a las instalaciones petroleras saudís, Arabia Saudita se perfila como el gran beneficiario ya que con un incremento
de casi el 20% en los precios de petróleo, y con proyecciones a una
mayor alza, estarían en camino de lograr un precio de casi USD80-85 que el FMI
advirtió es el mínimo para equilibrar el presupuesto estatal saudí.
Martín
Pastor / Para Con Nuestra América
Desde Quito, Ecuador
A pesar de
que los entretelones de los ataques a las refinerías de Abqaiq y Khurais en
territorio saudí todavía son inciertos y los efectos están por desarrollarse,
los saudís deben estar complacidos ya que el evento terminará siendo una
casualidad muy ventajosa para su Reino.
Casi 48
horas después de los bombardeos, atribuidos a los rebeldes Huthi yemeníes, a las dos
principales instalaciones petroleras de la estatal Aramco, que causaron la
interrupción en el 50% de la producción saudí, el precio del barril de
petróleo reporta un alza de
casi el 20%, el mayor incremento en tan corto tiempo desde 1991.
Una
tendencia que no se detendrá según analistas
y traders de JP Morgan, Rapidan Energy, Eurasia group, debido a la confirmación
de que los arreglos a la infraestructura y normalización del suministro tomarán
más tiempo de lo esperado, incluso semanas. Para dichos expertos, los barriles
de crudo Brent y WTI seguramente llegarán a cotizarse en casi USD100 dólares.
Pero para
los saudís este caso “fortuito” no pudo haber llegado en mejor momento ya que
según advirtió el Fondo
Monetario Internacional (FMI) en febrero de este año y se volvió mencionar
durante la más reciente reunión de la Organización de Países Exportadores de
Petróleo (OPEP) a inicios de septiembre, Arabia Saudita necesita, mínimo, un
precio de barril en el rango de USD80-85 dólares para equilibrar su presupuesto
estatal.
Debido a
que los precios del crudo habían caído más del 30% desde un pico superior a los
USD86 dólares por barril en octubre de 2018, la tarea de artificialmente subir
el precio, que rondaba en los USD55 dólares antes de los ataques, estaba siendo
casi imposible para Arabia Saudita, a pesar de liderar y promocionar los
recortes de producción desde la OPEP.
"Los
saudís están inevitablemente frustrados. Han intentado todo para elevar los
precios,” dijo Ryan
Fitzmaurice, estratega de energía de Rabobank hace menos de una semana.
Esa
urgencia por cotizar el petróleo en precios más altos se veía aún más
presionada por el hecho de que este año realizarán la oferta pública inicial
(OPI), es decir la venta de acciones a los inversores por primera vez, de la
estatal petrolera Aramco.
En base a
la valoración indicada de US$2 billones que Saudi Aramco esperaba lograr, la
flotación del 5% al 2020 propuesta por el príncipe Abdulaziz bin Salman quien
asumió el puesto de Ministro de Energía el 8 de septiembre, constituiría una
transacción histórica y multimillonaria para la casa real Saúd, pero para ello
necesitaban un precio internacional más alto del barril de petróleo.
Ahora
gracias a la guerra en Yemen de la cuál son parte activa y un ataque coordinado
en el momento preciso, los saudís deben estar celebrando este golpe de suerte.
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