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sábado, 14 de marzo de 2020

Guatemala: Migración de retorno y el problema del desempeño del Estado

Tal parece que el drama de la migración seguirá siendo una de las principales problemáticas que afectan al pueblo guatemalteco.

Mario Sosa  / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de Guatemala

Es un drama debido a que la enorme mayoría de quienes emigran hacia el norte del continente, en especial a Estados Unidos, lo hacen por la inexistencia de opciones económicas y por la violencia que predominan en todo el país, y con implicaciones más graves en contextos rurales y en condiciones de pobreza. También lo es por un Estado que no tiene la capacidad (y que tampoco se prevé que pueda tenerla) para resolver esta y otras problemáticas fundamentales.

Esto es parte de lo tratado recientemente en la presentación del libro «Otra vez a lo mismo»: migración de retorno y procesos de reintegración en el altiplano occidental de Guatemala, de la colega Lizbeth Gramajo Bauer, quien trabaja para el Instituto de Investigación y Proyección sobre Dinámicas Globales y Territoriales (IDGT) de la Universidad Rafael Landívar.

En específico, esta investigación, enfocada en buena medida en el occidente del país, trata sobre la problemática del retorno y la reintegración de migrantes que regresan al país o a sus municipios y comunidades de origen de forma voluntaria y, principalmente, forzada. Se logra establecer que dicho retorno ha aumentado el 70 % entre 2008 y 2018, lo cual se debe al endurecimiento de las capturas y deportaciones ocurridas en el trayecto o en los lugares de residencia en Estados Unidos. Dicho retorno ocurre principalmente hacia los departamentos del occidente del país y afecta a jóvenes, niños no acompañados, unidades familiares y personas adultas.

Más allá de los importantes hallazgos de esta investigación presentada, es importante recuperar dos ámbitos discutidos en el evento, donde se sitúan las raíces de este tipo de migración y el retorno, mayoritariamente forzados: el modelo económico imperante y el carácter y orientación del Estado para resolver la problemática que provoca la migración forzada y que impide generar alternativas de atención y de reincorporación de los migrantes retornados.

El modelo económico predominante no logra generar opciones dignas para las guatemaltecas y los guatemaltecos, para sus jóvenes y niños. Contrariamente, el control oligopólico de la economía y de las políticas económicas, el aumento del acaparamiento de tierras, aguas y otros bienes comunes, la expansión de producción extractiva para la exportación y la depreciación de los salarios reales, entre otros factores, siguen orillando a la economía informal precaria y al desempleo, cuyo resultado en su conjunto es el aumento de la pobreza, la exclusión y la desigualdad.

El Estado, por su parte, es orientado fundamentalmente a reproducir y facilitar cada vez más el desarrollo de tal modelo económico, marco en el cual aquellos segmentos que concentran la riqueza lo hacen valiéndose de la baja carga tributaria y la evasión fiscal. Sistémicamente, esto impide que el Estado adquiera un carácter que lo oriente a la búsqueda del bien común, como mandata la Constitución Política, con las políticas y los recursos financieros suficientes para resolver de raíz la problemática que produce la emigración masiva, atender a los migrantes retornados y generar opciones para su reincorporación digna.

En síntesis, en tanto operador del modelo económico históricamente dominante, con un carácter y una orientación que se traducen en políticas incoherentes, ineficientes e insuficientes, estos refieren a un Estado cuyo desempeño dista mucho de lo necesario para afrontar las necesidades profundas, históricas y urgentes que están vinculadas y representadas por la emigración y el retorno forzado y masivo.

De manera más específica, la investigación citada concluye en la ausencia de políticas, programas y protocolos para el abordaje integral de la migración de retorno y de los procesos de reintegración digna e integral, así como en la carencia de coordinación interinstitucional y en la falta de rectoría que le corresponde al Gobierno para atender este fenómeno. Como sintetiza el título del libro, los migrantes retornados vuelven otra vez a lo mismo, no obstante su enorme aporte a la economía: 13.8 % del producto interno bruto en 2019.

Finalizo invitando al estudio de la publicación comentada y a la reflexión sobre el carácter del modelo económico y la incapacidad del Estado para generar alternativas dignas al pueblo guatemalteco.

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