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sábado, 11 de abril de 2020

Entreser: en tiempos del covid19

La pandemia actual nos ha puesto de nuevo a mirarnos en el rostro del otro como si fuese un espejo. Ninguna persona, comunidad, pueblo o nación puede hoy no sentirse implicado en lo que pueda sucederle a otra persona, comunidad, pueblo o nación.  

Álvaro Vega Sánchez / Especial para Con Nuestra América

Necesitamos la visión del entreser, de que nos pertenecemos los unos a los otros, que no podemos dividir la realidad en pedazos.
Thich Nhat Hanh.

Lo que no se nombra, aunque exista, tiende a invisibilizarse, señala la filósofa española Adela Cortina, quien introdujo, con gran acierto, la palabra aporofobia (miedo o rechazo al pobre), incluida desde el año 2017 en el Diccionario de la Real Academia Española. Por esa misma razón, la palabra entreser, utilizada por el monje zen Tich Nhat Hanh, para designar a su propia Orden, debería también ser incorporada a nuestra lengua española.

“Si eres poeta –dice Thich Nhat–, te darás cuenta que en una hoja de papel flota una nube. Si no hubiera nubes, no podría llover, sin lluvia los árboles no crecen y sin árboles no podríamos hacer papel. Por eso, podríamos decir que la nube y el papel “entreson”¨ [...] Si eres un buen agricultor orgánico mirar una rosa es ver la basura y mirar la basura es ver la rosa, La basura y la rosa entreson […] Cuando observamos la vida de una joven prostituta vemos la vida de todas las muchachas que no son prostitutas. Y cuando las observamos y observamos cómo vivimos, vemos a la prostituta. Todos contribuimos a crear al otro [...] Somos responsables de lo que pasa alrededor de nosotros […] la sociedad de consumo y la de los excluidos entreson. La riqueza de una sociedad depende de la pobreza de la otra […]” (Nhat Hanh, Tich (2000) La paz está en cada paso. Santiago, Editorial Cuatro Vientos, pp. 123-124). 

La pandemia actual nos ha puesto de nuevo a mirarnos en el rostro del otro como si fuese un espejo. Ninguna persona, comunidad, pueblo o nación puede hoy no sentirse implicado en lo que pueda sucederle a otra persona, comunidad, pueblo o nación.  Este microscópico virus, que no vemos a simple vista, como tampoco podemos ver el cambio climático sino es por sus efectos, nos está convocando a pensarnos y vivenciarnos no solo como seres sino como entreseres; es decir, como acota Edgar Morín, desde la “[…] complejidad, la multiplicidad constitutiva de la última ética: hacer emerger a la humanidad. Conlleva, también, necesariamente, el despertar en cada uno de la humanidad”.

Hoy más que nunca requerimos afirmarnos como entreseres, pertenecientes a una misma especie y con un destino común. Y al decir que entresomos, estamos afirmando que seres de diferentes culturas, razas, géneros y generaciones nos necesitamos unos a otros para poder sobrevivir. Nos percatamos, por ejemplo, que culturas a las que habíamos estereotipado por nuestros prejuicios ideológicos cuentan con cualidades que es necesario emular; asimismo, que la sabiduría de las personas adultas mayores es tan valiosa como la de los jóvenes, que se abren horizontes en un mundo de avances vertiginosos en los diferentes campos científicos. Si somos prescindibles para abrirle campo a una nueva generación, en el momento presente todos somos imprescindibles para construir la humanidad y preservar nuestra casa común.

También los saberes entreson, se entrecruzan y su conjunción hace posible abordar y comprender mejor la realidad total. Ciencias de la salud, físico-químicas, de la información y ciencias sociales se dan la mano para buscar respuestas al desafío humano y ecoambiental, que se nos plantea hoy para preservar la vida buena en este pequeño planeta verde-azul.
            
El desafío no puede ser mayor. No se trata simplemente de encontrar la vacuna para parar la pandemia. Estamos siendo convocados a reconstruirnos como humanidad planetaria y como especie inteligente con vocación para la vida.  Qué mejor que elevar nuestro nivel de conciencia de que para garantizar la vida digna, placentera y productiva, Junto con las otras especies de nuestra casa común, necesitamos aceptar, como dice Tich Nhat, que no solo somos sino entresomos y, si sabemos ser humildes y solidarios, quizá entreseremos. 

*Sociólogo costarricense. 

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