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domingo, 17 de mayo de 2020

125 aniversario de Sandino

En nuestros días, a 125 años del natalicio del General de Hombres Libres, el legado de Sandino constituye un patrimonio político y cultural para todos los pueblos latinoamericanos y para los países oprimidos del mundo.

Adalberto Santana / Especial para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México

…y que Sandino y los hombres que le acompañan son enteros, de la clase obrera y campesina, que nunca se arrastra para alcanzar las prebendas a costa de la sangre de los mártires que han caído en la lucha por la libertad de los oprimidos.
Augusto C. Sandino
Carta del 10 de enero de 1930

El 18 de mayo de 2020 se cumple el 125 aniversario del natalicio de Augusto C. Sandino (1895-1934).  El General de Hombres Libres es una de las figuras más emblemáticas de los próceres latinoamericanos. Su figura y pensamiento resplandece al lado de otros grandes hombres de nuestra América como Simón Bolívar, Benito Juárez, José Martí, Farabundo Martí, Ernesto Che Guevara, Salvador Allende, Omar Torrijos y Fidel Castro entre otros. 

Las ideas de Sandino siguen presentes en nuestros días a la distancia de los más de noventa años en que encabezó una de las batallas más nobles de nuestros pueblos por expulsar de su patria, Nicaragua, a las tropas intervencionistas del imperialismo estadounidense. Sus ideas antiimperialistas en gran medida se forjaron cuando emigro a tierras mexicanas. Al respecto escribió Carlos Fonseca Amador, fundador del Frente Sandinista de Liberación Nacional (FSLN): “En México trabajó en Cerro Azul, Veracruz, como obrero mecánico de las instalaciones de la compañía petrolera norteamericana, Huasteca Petroleum Company. Despreciando el privilegio de su condición de obrero calificado, decidió regresar a la patria y ocupar un lugar en la lucha”.

Viviendo los primeros años del triunfo de la Revolución Mexicana (1923-1926), asimiló las ideas antiimperialistas, agraristas y sindicalistas de los revolucionarios mexicanos. Cuando estalló la guerra civil en Nicaragua entre liberales y conservadores, decidió volver a su patria. Estando en las tierras nicaragüenses formó su primera columna guerrillera con trabajadores de la mina de San Albino a la usanza de las tropas de Francisco Villa y Emiliano Zapata.  Entre 1926 y 1934 se vivían tiempos de gran convulsión política y militar en Centroamérica. El nicaragüense pasó en México dos estadías como inmigrante, la primera entre 1923 y 1926, y la segunda como exiliado político, de junio de 1929 hasta abril de 1930. 

El héroe de las Segovias buscó el respaldo del gobierno mexicano, pero en esencia quienes lo apoyaron fueron intelectuales, artistas, estudiantes, políticos y sectores populares tanto de nuestra América como de otros países del mundo. Reconocidas personalidades como Diego Rivera, Frida Kahlo, Julio Antonio Mella, Froylán Turcios, Joaquín García Monge, Andrés García Salgado, Gustavo Machado Morales y Farabundo Martí, entre otras, mostraron un genuino interés en lo que acontecía en la vecina Nicaragua. Muchas de ellas eran militantes antiimperialistas que participaban activamente en el Comité “Manos Fuera de Nicaragua” (MAFUENIC),  “Solidaridad Pro Sandino” y la Liga Antiimperialista de las Américas (LADLA). La idea del Jefe Supremo del Ejército Defensor de la Soberanía Nacional de Nicaragua era llegar a la Ciudad de México para buscar el apoyo del gobierno interino encabezado por el presidente Emilio Portes Gil (diciembre de 1928 a febrero de 1930) así como de otras fuerzas políticas. Conviene señalar que México era un espacio estratégico para generar nuevas alianzas y romper el aislamiento de la lucha antiintervencionista en Nicaragua y fortalecer la visión antiimperialista y latinoamericanista del sandinismo. 

Finalmente Augusto C. Sandino y los miembros de su Ejército salieron secretamente de México en el mes de abril y retornaron a Nicaragua el 16 de mayo de ese año de 1930. En esa época de los años treinta comenzaron a aparecer en el escenario mundial nuevas dictaduras como la de Jorge Ubico (1931-1944) en Guatemala; la de Maximiliano Hernández Martínez (1935-1944) en El Salvador; la de Tiburcio Carias Andino (1935-1949) en Honduras. Tiempos en  que daba inicio la Guerra del Chaco entre Paraguay y Bolivia (9 de septiembre de 1932 hasta el 12 de junio de 1935). En Europa los nazis triunfaban en las elecciones generales en Alemania e Inglaterra reconocía la independencia de Iraq. Eran momentos muy convulsionados en el mundo. A la vez que comenzaba a desarrollarse la crisis económica de 1929. Los propios Estados Unidos de Norteamérica, serían testigos de una mayor convulsión: la derrota militar que los sandinistas les infligieron al hacerles abandonar las tierras centroamericanas el primero de enero de 1933. El General de Hombres Libres era mundialmente reconocido por la gesta heroica que dirigió entre 1927 y 1933 cuando libró con su Ejército Defensor de la Soberanía Nacional, una guerra anti-intervencionista contra la ocupación militar estadounidense. En el fondo esa intervención era resultado del afán expansionista del imperialismo estadounidense para controlar los espacios estratégicos donde era viable realizar un canal interoceánico. Pero también expresaba la contradicción que generaban los intereses de los grandes monopolios petroleros estadounidenses e ingleses que entraban en pugna con las aspiraciones de la Revolución Mexicana por recuperar para la nación las riquezas petroleras que estaban en su subsuelo y que en esos años monopolizaban las compañías transnacionales. Esta disputa se desarrolló a través de Nicaragua. Se trataba de dos proyectos encontrados donde figuraban los intereses de las grandes potencias por seguir saqueando y explotando las riquezas naturales de los pueblos latinoamericanos. Por el otro lado emergía el proyecto emancipador que aspiraba a consolidar la defensa de la soberanía nacional y a rescatar esas riquezas naturales para el interés de las naciones latinoamericanas y de sus pueblos. 

Con la muerte de Sandino se descabezó a la dirigencia del movimiento revolucionario que había humillado al imperialismo norteamericano al derrotarlo política y militarmente durante la fase de la guerra anti-intervencionista que desarrolló Sandino y su guerrilla popular contra el ejército más poderoso del mundo. Cuando a principios de 1933 Washington se vio obligado a retirar sus tropas de territorio nicaragüense, encontró que la mejor forma de proteger sus intereses era dejar establecida una estructura militar; así se formó la Guardia Nacional de Nicaragua a cuya cabeza quedó el general Anastasio Somoza García.  La forma de vencer finalmente toda resistencia y dar un ejemplo a otros pueblos y naciones de América Latina y el mundo era descabezar el movimiento revolucionario en ese heroico país centroamericano. Por eso el asesinato de Sandino fue ideado y ordenado por el embajador estadounidense Arturo Bliss Lane y por el general Somoza García, magnicidio operado en Managua, el 21 de febrero de 1934.

En nuestros días, a 125 años del natalicio del General de Hombres Libres, el legado de Sandino constituye un patrimonio político y cultural para todos los pueblos latinoamericanos y para los países oprimidos del mundo. Así, el pensamiento de Augusto C. Sandino se convierten en un baluarte ideológico de la auténtica liberación que se está gestando en el siglo XXI en nuestra América. 

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