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sábado, 13 de junio de 2020

Impacto de las protestas

En relación a las recientes protestas que han tenido lugar en Estados Unidos, cabe interrogarse cómo pudieran impactar en las relaciones de ese país con Venezuela. Una primera conclusión, tal vez elemental, es que disminuyen, en lo inmediato, las probabilidades de una intervención militar directa, aunque no se vislumbra un cambio en la estrategia de las sanciones. 


Leopoldo Puchi / El Universal


Como se sabe, las masivas protestas que han tenido lugar en las ciudades estadounidenses cuestionan la discriminación racial y las desigualdades sociales. Hay una conciencia extendida sobre el daño que provoca lo que se ha denominado “supremacismo blanco”. Son estallidos que están en el surco de las grandes movilizaciones por los derechos civiles de otros momentos. Pero no se cuestiona la política exterior, como sí ocurrió con el movimiento contra la guerra de Vietnam, fuertemente asociado a la lucha contra la segregación racial.

 

“EXCEPCIONALISMO”

 

En esta ocasión, la otra cara de la moneda, la que tiene que ver con la independencia de los países más pequeños o débiles y el control geopolítico mundial no está en cuestión. Cierto, hay un rechazo a que se adelanten guerras, pero hasta ahí. En relación a Latinoamérica, es muy tenue la reacción ante una doctrina Monroe desempolvada. Las inquietudes apuntan hacia el asunto de los inmigrantes.

 

A diferencia de otras aristas de las proclamas de Donald Trump, la “América es grande” en lo internacional no es puesta en cuestión. El excepcionalísimo es aceptado por distintas corrientes que estiman que EEUU está por encima de las obligaciones y principios que rigen para los otros países, consideran como natural que otros Estados se subordinen a Washington y ven como algo normal que el Ejecutivo estadounidense ejerza funciones de tutela, control y resguardo de poblaciones y territorios pertenecientes a otros Estados.

 

COOPERACIÓN

 

La ausencia de una visualización de esta realidad tiene mucho que ver con las formas en que se hace hoy la guerra, sin jóvenes reclutados y con tecnología de drones. También las técnicas de sometimiento tienen un rostro en apariencia más blando, el de las sanciones, que, aun siendo demoledoras como un bombardeo y con fuertes daños colaterales, ahorran el olor de la pólvora, las imágenes de la demolición de edificios y el impacto directo de la sangre.


Ahora bien, el resurgimiento de la protesta social en EEUU relacionada con el “supremacismo”, asunto que será procesado de forma interna, abre una ventana para que amplios sectores de ese país cobren conciencia sobre el “supremacismo” que se ejerce sobre otras poblaciones y países. De ser así, las protestas de hoy pudieran ayudar a despejar el camino para el alivio de las sanciones y para que Washington y Caracas entablen un diálogo sobre los mecanismos de cooperación que en distintos ámbitos pudieran construirse entre los dos Estados, en el marco del respeto mutuo y de la legislación internacional vigente.

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