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sábado, 17 de octubre de 2020

1492: El “encubrimiento” de Abya Yala

 Encubrimiento significa, además, sobreponer, una civilización, su ontología y cosmovisión (moderna occidental) sobre otra, en el caso de Abya Yala mesoamericana, quedando negada y exterminada por ese otro proyecto civilizatorio, el cual se constituyó un patrón de poder mundial a partir de la fecha en cuestión.

Abdiel Rodríguez Reyes / Para Con Nuestra América

Desde Ciudad Panamá


En el 2013 se realizó un Congreso Internacional sobre los quinientos años del Mar del Sur en el cual se hizo un ejercicio interesante: se cuestionó sobre el significado de descubrimiento, avistamiento o encuentro, no recuerdo bien. Al final, llegaron a la conclusión que significaba lo mismo. Les asistía la razón. La narrativa del descubrimiento es ampliamente reproducida en nuestro sistema educativo y medios de comunicación. Pasó a ser la leyenda dorada de este acontecimiento, nos corresponde evidenciar sus contradicciones.
  

En octubre de 1992 Enrique Dussel dictó un ciclo de conferencias en la Universidad de Frankfurt, empezó a hablar en vez de descubrimiento, de “encubrimiento”. Ahora sí estamos hablando de dos cuestiones distintas. Aquí surge según este filósofo la modernidad y su ego, el cual se sobrepone a las distintas formas de ser, estar y pensar. Se centró la atención en la clasificación racial y étnica, como a las distintas formas de discriminación y dominación que suponían este patrón de poder mundial establecido a partir de 1492. A finales de los ochenta las perspectivas descoloniales y la interseccionalidad ganaron terreno. 

 

Encubrimiento significa, además, sobreponer, una civilización, su ontología y cosmovisión (moderna occidental) sobre otra, en el caso de Abya Yala mesoamericana, quedando negada y exterminada por ese otro proyecto civilizatorio, el cual se constituyó un patrón de poder mundial a partir de la fecha en cuestión. Se nos hace ineludible tomar conciencia de nuestras experiencias históricas. Una cosa sería escribir desde la narrativa del descubrimiento y otra, desde el encubrimiento. 

 

La parcela de nuestra historia colonial es de las mejores conocidas.  Nos urge seguir indagando en nuestro pasado. Ya no para reproducir la historia lineal, sino dar cuenta de nuestro rizomático pretérito. Nuestras corporalidades, territorialidades y cotidianidades, son nuestro punto de partida para diseñar otro mundo posible, después de más de quinientos años de resistencia. 

 

*Profesor de Filosofía en la Universidad de Panamá 

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