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sábado, 27 de febrero de 2021

Juan José Bautista y la descolonización de la pedagogía

 La descolonización de la pedagogía pasa por desarrollar un pensamiento a partir de la comunidad, con los sentidos dispuesto a aprender, con oídos de discípulos para pensar con y desde su cosmovisión que reproduzca y afirme la vida.

Abdiel Rodríguez Reyes / Para Con Nuestra América

Desde Ciudad Panamá


El Centro Internacional de Investigaciones – Otras voces en educación, junto a otras organizaciones y colectivos, incluyendo a la Universidad de Panamá, organizaron el Ciclo sobre Pensamiento Decolonial. En una de sus sesiones invitaron a Juan José Bautista, quien es un filósofo decolonial, Premio Libertador al Pensamiento Crítico y discípulo de Franz Hinkelammert y Enrique Dussel.  

 

En dicho ciclo abordó varios temas que por su profundidad no tocaré en esta ocasión. Solo pergeñaré algunas ideas sobre la descolonización de la pedagogía esbozadas por él. Como es ampliamente conocido, el pensamiento decolonial en los circuitos universitarios es relativamente nuevo. Pero la reflexión de Bautista no es meramente académica o de moda. De hecho, en su conferencia, para tratar la cuestión de la descolonización de la educación, recurrió a la pedagógica de la liberación de Dussel de 1977, Bautista es un discípulo con su propio camino, con los maestros, pero incluso más allá, según sus propias palabras.

 

No está de más recordar la importancia de pasar por un prisma decolonial la pedagogía para una verdadera liberación, dicha tarea es ¾según Bautista y lo señaló al final ¾ fundamental. Se preguntó si los docentes y maestros tienen conciencia de ello. Son ellos y la comunidad, quienes juegan un papel central en la complexión del nuevo sujeto. 

 

La pedagogía crítica tiene que contar con una pretensión de justicia. No podemos descuidar la cuestión de la ética, no es una cuestión de enseñar moral, si no forjar espíritus libres con principios éticos. Para no formar un estudiantado afín al neoliberalismo. Si sólo nos concentramos en formar estudiantes “inteligentes”, pero sin principios éticos, se reproducirá el orden vigente sin cuestionarlo, como si fuese natural.

 

Para descolonizar la pedagogía no es suficiente cambiar el contenido, también es necesario la forma. Es decir, cómo enseñamos, cual es la práctica. No solo se trata de enseñar, como el ego moderno nos mostró la faceta del magister dixit. También tenemos que aprender. Como ya lo hemos señalado, el contenido es ético, pero la ética, al menos la planteada por Dussel, no es solo un contenido sin más, también es actitudinal; en tanto estado de ánimo es energía, podríamos hablar incluso de espiritual (no es vano Hinkelammert habla de espiritualidad de la liberación). 

 

En la pedagogía “tradicional” (en el sentido de Max Horkheimer, como diferente a una crítica) no se hacen las preguntas para descolonizarse. Se nos presenta como la única y válida, de la cual debemos aprender y actualizarnos constantemente, nos hace pensar que estas discusiones, sobre la descolonización están desfasadas y que la modernidad como racionalidad no solo es verdadera, también universal.    

 

De tal forma, no estamos pensando nuestros problemas locales, con nuestras preocupaciones, las cuales sentimos y experimentamos. Estamos pensando abstractamente desde otras teorías pensados desde otros contextos, con otras realidades muy distintas y distantes de nosotros, las cuales se presuponen como universales y, por lo tanto, las abrazamos como tal sin encontrar ninguna respuesta concreta.

 

La descolonización de la pedagogía pasa por desarrollar un pensamiento a partir de la comunidad, con los sentidos dispuesto a aprender, con oídos de discípulos para pensar con y desde su cosmovisión que reproduzca y afirme la vida. Es criticar la racionalidad de la modernidad, no solo enseñar como el magister dixit. Necesitamos descreer que toda la modernidad es válida con su pretensión de universalidad. 

 

*Profesor de Filosofía en la Universidad de Panamá 

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