El 3 de marzo, Antony Blinken expuso la "orientación estratégica provisional" que guiará la política exterior y de seguridad estadounidense. Se trata de un esbozo, una dirección inicial, mientras se elabora “una estrategia de seguridad nacional más profunda durante los próximos meses”.
Leopoldo Puchi / El Universal
En relación a Venezuela, con anterioridad a la exposición de la “estrategia provisional”, Blinken había informado que se mantendría el reconocimiento de Juan Guaidó como presidente interino, se continuaría con las sanciones y se revisarían para hacerlas más efectivas. Y el propio presidente Joe Biden extendió la orden ejecutiva que declara a Estados Unidos en emergencia por representar Venezuela “una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad nacional y la política exterior”.
“LIDERAZGO”
Estas decisiones concretas tomadas en Washington no encajan con los lineamientos enunciados en la alocución de Blinken del 3 de marzo, y más bien están en contradicción con ellos.
El liderazgo corresponde a la capacidad de influir, tomar iniciativas, promover o incentivar políticas, pero no entraña una distribución desigual del poder de decisión. La designación, por la vía del reconocimiento, de un presidente interino no es un acto de liderazgo, porque se realiza mediante procedimientos que no están dentro de las normas legales y se soporta en el poderío, no en el consentimiento.
De manera que puede pensarse que el uso del término “liderazgo” en el discurso de Blinken tiene un significado distinto al que comúnmente se le da, ya que la actuación corresponde a relaciones de mando y subordinación, en las que predomina la acción impositiva.
“MULTILATERALIDAD”
Se actúa de manera multilateral en el plano internacional cuando los Estados realizan sus acciones en el marco del sistema de Naciones Unidas y de la normativa internacional, sustentada en el principio de igualdad soberana entre las naciones.
Una acción multilateral es distinta a la que emprende un país o una coalición de aliados constituida para enfrentar a uno o varios países, sin autorización de las instancias que regulan las relaciones internacionales.
La decisión unilateral del gobierno estadounidense de declarar a Venezuela como una amenaza inusual y extraordinaria es contraria al principio enunciado por Blinken en su discurso en el que define como guía la actuación multilateral.
De haber recurrido Washington al Consejo de Seguridad de la ONU, no hubiera podido demostrar que Venezuela amenazaba de forma inusual y extraordinaria su seguridad, por lo que sin duda no hubiera recibido aprobación multilateral su actuación.
“DIPLOMACIA”
Como se sabe, Venezuela se ha separado del dispositivo geoestratégico estadounidense, lo que ha generado un conflicto entre los dos Estados. Lo más inquietante es que para abordar esta controversia no se ha tomado el camino de la diplomacia señalado por Blinken como un principio guía de la política de Biden, sino al contrario, en lugar de la diplomacia se ha escogido el camino de la coerción por medio del bloqueo petrolero y financiero.
Ciertamente, no se ha avanzado en una intervención militar, pero las sanciones son una de modalidad de hostilidad que causa daños bastante semejantes. Sobre este tipo de acciones anti diplomáticas no fijó posición Blinken en su discurso, aun cuando la Asamblea General de la ONU aprobó declarar que las sanciones son “contrarias a los principios reconocidos del derecho internacional y entorpecen gravemente la libertad de comercio y la libre circulación de capitales a nivel regional e internacional”.
“COOPERACIÓN”
Las relaciones de cooperación, y entre ellas la ayuda humanitaria, están dirigidas a la estabilidad, relaciones pacíficas y amistosas, basadas en el respeto al principio de igualdad de derechos y al de la libre determinación. Así las define la Carta de la ONU.
La cooperación no es un intercambio de concesiones políticas por una ayuda. Tampoco es cooperación el bloqueo de fondos necesarios para la salud o la alimentación. Ni lo es la prohibición de comercializar las materias primas de un país. De manera que este principio mencionado por Blinken como guía de la política exterior tampoco está presente en la política actual de EEUU hacia Venezuela. Esperemos que sea “provisional”.
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