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sábado, 15 de mayo de 2021

México: El Magisterio, un sujeto revolucionario

 El destacado papel que tiene el magisterio en la sociedad y en las transformaciones del país es de valorarse, no sólo como un hecho histórico, sino como la muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la formación de las nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y vocación.

Cristóbal León Campos / Para Con Nuestra América

Desde Mérida, Yucatán. México.


A las maestras y maestros de Yucatán

 

I

 

El 3 de diciembre de 1917, durante el gobierno constitucional de Venustiano Carranza, se instituyó mediante decreto, el 15 de mayo como Día del Maestro, fecha que refiere a la histórica toma de la ciudad de Querétaro, después de varios años de férrea resistencia juarista, con la que se puso fin a la invasión francesa ocurrida durante la segunda mitad del siglo XIX.

El simbolismo de la efeméride y el acto, manifiestan en la figura de los maestros y maestras la libertad e independencia de pensamiento que cada día debe cultivarse en los procesos de enseñanza-aprendizaje, además, establece el reconocimiento a la labor educativa de todos los docentes que con su esfuerzo y dedicación, se propusieron contribuir al desarrollo de México y a la superación del oscurantismo al que fue sometida la mayoría de la población hasta antes del triunfo de la Revolución de 1910, teniendo como estandarte la luz del alfabeto, la ciencia y la razón.

 

La primera celebración en México, tuvo lugar en mayo de 1918, cuya iniciativa habían presentado meses atrás, los diputados Benito Ramírez y Enrique Viesca Lobatón, con el fin de establecer a nivel nacional una fiesta cívica en reconocimiento a los maestros y maestras, que ya para entonces, eran uno de los grupos sociales más influyentes en el país, por sus destacadas participaciones en la formulación de las leyes constitucionales y su papel eminentemente revolucionario a favor de los desposeídos. En Yucatán, el Día del Maestro fue decretado el 6 de junio de 1918, por el gobernador Carlos Castro Morales, y celebrado por vez primera el 15 de mayo de 1919, en medio de la efervescencia revolucionaria que el Estado vivía.

 

II

 

En cada nación se celebra a los maestros y maestras en un día en particular, para el caso especifico de Latinoamérica, en 1943 la Primera Conferencia de Ministros y Directores de Educación de las Repúblicas Americanas, efectuada en Panamá, decretó el 11 de septiembre como Día del Maestro para todo el continente americano en concordancia y homenaje al fallecimiento del escritor y político argentino Domingo Faustino Sarmiento, y de igual forma para reconocer la labor que realiza el magisterio latinoamericano todos días en las escuelas y en los lugares de enseñanza. 

 

En 1994, la UNESCO instituyó el 5 de octubre como el Día Mundial de los Docentes, siguiendo la Recomendación conjunta de la OIT y la UNESCO relativa a la situación del personal docente aprobada en París, Francia, el 5 de octubre de 1966. Este documento establece los derechos y las responsabilidades de los docentes, las normas internacionales para su capacitación inicial y su formación, estipula condiciones para su contratación, empleo, enseñanza y aprendizaje. Incluye recomendaciones sobre la participación de los docentes en las decisiones relativas a la educación mediante la consulta y la negociación con las autoridades educativas. Se considera que el documento constituye una importante directriz para promover la condición del personal docente en aras de una educación de calidad. Años después, en 1997, fue aprobada la Recomendación de la UNESCO relativa a la condición del personal docente de enseñanza superior, con el fin de sugerir una serie de prácticas que abarcan a todo el personal docente de la enseñanza superior, reconociendo sus necesidades específicas y complementando la Recomendación de 1966.

 

III

 

La característica de memorable que hoy en día tienen los profesores y profesoras de Yucatán, es sin duda, el resultado de una larga historia de esfuerzo y entrega que inicia en los instantes mismos en que se instituyó nuestra nación. La educación y sus actores han estado presentes en cada discusión, en cada proyecto sin importar sus connotaciones políticas, la educación y sus actores han establecido las bases de lo que hoy somos, y en particular en Yucatán, de lo que como grupo social representa el dedicarse a contribuir a la formación de ciudadanos que contribuyan al bienestar social y al desarrollo de nuestro Estado. La memoria y el patrimonio de la educación son los testigos fieles de esa entrega y esa pasión que ha despertado por siglos la idea de qué se debe ensenar y cómo debe hacerse. Los edificios, las fotografías, los objetos pedagógicos, los documentos y libros, las cartas, oficios y de más impresos resguardados nos permiten contribuir a reconstruir esos procesos, discusiones y proyectos que dieron forma a una historia vasta, que hoy otorga un lugar especial al Magisterio Yucateco en todo el país.

 

La educación es un amplio movimiento cultural, cuyas expresiones pedagógicas, educativas e históricas, nos hablan de uno de los sectores sociales más influyentes desde el siglo XIX, la evocación del magisterio es en muchos sentidos, el repaso de momentos determinantes de la formación de la nación mexicana. El magisterio, su conformación y aportaciones son vitales para la compresión del México actual. El surgimiento de las instituciones dedicadas a formar docentes, en los ámbitos urbano y rural, se expresan de diversas formas, teniendo puntos comunes a través de los planes de estudio y el ideal educativo, cada una de las escuelas normales, tiene en su legado, períodos gloriosos y coyunturas de crisis, hechos que concatenan los ámbitos políticos, sociales, económicos y culturales, son sin duda, un claro reflejo de la vida en el país. Las políticas educativas, las reformas, la manera de concebir la educación, las ideologías y los valores gubernamentales, están directamente relacionados con el quehacer magistral, ninguna institución en México manifiesta mejor los diferentes intereses entrecruzados que el sistema educativo.

 

IV

 

El normalismo se ha interpretado de diferentes formas, sus manifestaciones se particularizan en cada centro escolar, en cada ciudad o comunidad rural que alberga una escuela normal, el normalismo es la praxis generacional de hombres y mujeres dedicados a dar su vida por la enseñanza, el maestro es el actor primordial en el proceso educativo, ellos son los pilares de una historia que aún sigue escribiéndose, son la fuerza que contribuye al desarrollo de la nación. El normalismo es un movimiento social con marcadas expresiones históricas a lo largo y ancho de toda la República mexicana y, desde luego, en cada estado que la compone hay una reminiscencia por rescatar.

 

El magisterio afronta a diario el reto de hacer patente su misión, transmitir enseñanzas a la infancia y juventud mexicana, las condiciones cambian en cada región, deben enfrentar la pobreza extrema, andar senderos interminables todos los días para poder llegar a sus centros de trabajo, son las mujeres y hombres dedicadas a este apostolado los que a su cargo tienen en muchos sentidos el futuro de la nación, del tipo de ciudadanos que se formen dependerá el porvenir. Sus historias, semejantes y contradictorias, cercanas, pero con marcadas particularidades, nos dan muestra del papel primordial del profesor en las comunidades, en la cultura y en la sociedad, su figura, descuella y se registra como un generador de transformaciones sociales.

 

V

 

El destacado papel que tiene el magisterio en la sociedad y en las transformaciones del país es de valorarse, no sólo como un hecho histórico, sino como la muestra de la importancia de quienes tienen a su cargo la formación de las nuevas generaciones mediante la entrega de su esfuerzo y vocación. Conservar la memoria, difundirla e incrementarla es una indispensable labor y responsabilidad que recae en cada uno de nosotros, la sociedad yucateca se ha nutrido de los saberes y de las acciones del magisterio, reconocer su papel es fundamental para el bienestar social del Estado y de nuestro México.

 

Al celebrarse el Día del Maestro, levantamos la voz para reconocer al magisterio como un sujeto revolucionario que contribuye a la transformación social y a la superación de muchos de los males que nos aquejan en la actualidad, su empeño impulsa la conciencia y el progreso, son los maestros y maestras quienes tienen en sus manos la lucha contra la ignorancia y la desigualdad social, asimismo, levantamos la voz, para exigir respeto pleno de la dignidad humana y de los derechos laborales de todo el magisterio de México y del mundo.

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