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sábado, 27 de noviembre de 2021

Argentina: Aprontando motores por un lado u otro

 Volver a la rebeldía, a los grandes sueños de nuestros padres fundadores, San Martín y Bolívar, la Patria Grande. Volver a la segunda independencia.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América

Desde Mendoza, Argentina


Vistos y revisados y vuelto a revisar los resultados electorales, el gobierno nacional apronta los motores para el 2023, intentando transformar la realidad de millones de argentinos golpeados por los cuatro años de neoliberalismo feroz y la pandemia; pandemia que no cesa y ha vuelto a repuntar en forma marcada en estos últimos días tanto en la CABA como en el AMBA. Situación a tener en cuenta viendo lo que está sucediendo en Europa.

 

Demasiados frentes de tormenta como para no tener los motores a punto. El primero, la negociación de la deuda con el Fondo, gestión que ha demandado interminables reuniones en un trámite extenso que, hasta el momento no logra ampliar el plazo de devolución del monto contraído a veinte años, como era voluntad del gobierno encabezado por Alberto Fernández y su ministro de economía Martín Guzmán. Pegadito, por no decir en segundo lugar, el nivel de los precios al consumidor – que, como para dar una señal de poder, los abasteros elevaron el precio de carne para asado a mil pesos, un 60% más – materia pendiente que viene obsesionando al Secretario de Comercio Interior.

 

En torno a la negociación con el Fondo hay acuerdos logrados entre el presidente de la Nación y los presidentes de ambas cámaras, Cristina Fernández y Sergio Massa, los que incluyen:

 

Lo que se remarcaba en un comienzo, no hay extensión del plazo de diez años que establece el FMI para los Acuerdos de Facilidades Extendidas, por lo tanto, no puede duplicarse a dos décadas. Lo mejor conseguido es una cláusula de nación más favorecida, por la que el país pueda acogerse a cualquier mejora que se otorgue a cualquier país o categoría de países en el futuro. 

 

Tampoco se modificarán las sobretasas que el estatuto del FMI impone a aquellos países cuyos créditos excedan del porcentaje que les corresponde por su participación en el capital del organismo. Resulta claro en este préstamo stand-by de 57 mil millones de dólares – de los cuáles sólo se concretaron 45 mil porque el gobierno actual se negó a recibir el total – situación que ante la corresponsabilidad planteada por el gobierno local en consonancia con los propios reglamentos, se estrelló contra las limitaciones que los accionistas mayoritarios impones al equipo técnico de la institución. Siempre se impone el más fuerte, en consonancia con los grandes capitales nacionales.

 

También el FMI podría crear el 2022 un fideicomiso de resiliencia y sostenibilidad que permita a los países más poderosos transferir a los más pobres y los de ingresos medios, la ampliación reciente de Derechos Especiales de Giro. De producirse, Argentina ya cuenta con el apoyo de México, España, Francia y Portugal; algo que aún está por verse.

 

Lo que se sabe, es que no se exigirán reformas previsionales ni laborales que desmoronarían derechos de trabajadores y jubilados, lo que arrastraría a un previsible desborde social. 

 

Lo que se debate en definitiva es la reducción del déficit fiscal: de qué magnitud, en qué plazo y de dónde saldrán los recursos.

 

Negociación que mucha gente del palo ve como una de las tantas agachadas a las que nos somete el poder financiero y del que habría que sacudirse como se hizo en otras históricas oportunidades, en el primer peronismo o en este siglo con Néstor y Cristina Fernández de Kirchner. 

 

En cuanto a los recursos, el gobierno se entusiasma con un crecimiento del 10% para el año próximo, tanto en exportaciones como importaciones para el sector productivo.

 

En la línea de pensamiento de plantarse de otra manera, el mismo Día de la Soberanía, el 20 de noviembre, conmemorando la batalla de La vuelta de Obligado, (en donde las tropas del Brigadier General Juan Manuel de Rosas, gobernador de Buenos Aires, derrotaron en el río Paraná a la flota anglofrancesa en 1845), se crea Soberanxs, espacio plural, encabezado por Gabriel Mariotto, Alicia Castro y Amado Budou, quienes entienden que hay retomar la rebeldía mostrada en otros tiempos, la del el mismo 17 de octubre de 1945. Es decir, volver a la soberanía nacional en todos los aspectos: la patria justa, libre y soberana, actualizada a los tiempos que se viven, con todas las virtudes y defectos que nos enorgullecen a los argentinos. 

 

Volver a la rebeldía, a los grandes sueños de nuestros padres fundadores, San Martín y Bolívar, la Patria Grande. Volver a la segunda independencia.

 

Esta agrupación de nobles ideales surgidas ante la necesidad de volver al proyecto nacional y popular que rescate los derechos sociales inclusivos, no se diferencia ni se somete al proyecto del gobierno nacional encabezado por Alberto y Cristina. Al contrario, lo enriquece y toma la posta de la “institucionalización” a la que exhortó el presidente en su último mensaje al movimiento obrero organizado y los movimientos sociales. 

 

Tal es así que, la comisión de Soberanxs encabezada por Mempo Giardinelli, creador en 2002 del Manifiesto Argentino, se encargará de la nueva Constitución Nacional, totalmente nueva, dado que la que nos rige, liberal y unitaria, ha fortalecido y fortalece a los grupos económicos minoritarios que explotan a los argentinos y sus recursos naturales. Desde luego que evoca la Reforma de 1949, como la más avanzada hasta el momento, no solo en la región sino en el mundo. Advirtiendo que el único freno contra el neoliberalismo feroz es, justamente, el límite jurídico que significan las constituciones. En ese sentido, espera que se realice un gran debate nacional y federal, para discutir la nueva Carta Magna entre todos los habitantes, dado que “es el momento propicio” para instalar ese debate social imprescindible.

 

Institucionalizar para generar políticas de Estado que superen gobiernos del signo que sean y, en tal sentido, vayan más allá de 2023, 2027 o varias décadas por delante. Única manera de volver al radicalismo de Yrigoyen, al peronismo de Perón, de Eva y de Néstor y Cristina. Un crisol de ideas donde quepan todas las corrientes ideológicas libertarias, socialistas, comunistas del movimiento nacional y popular, convergentes en una sola voluntad política en acción en pos del bienestar de todos los habitantes.

 

Aprontar los motores para este gran desafío aprovechando incluso la dispersión y disputas de liderazgo que muestra la oposición intentando definir quién lleva más agua a su molino en vista a las elecciones de 2023, tanto para presidente y vice, como para gobernador de cada jurisdicción; ilusión minúscula, pero en sintonía con el capital internacional, ilusión que no cabe en los sueños del movimiento nacional y popular.

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