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sábado, 13 de noviembre de 2021

Chile: Los adultos mayores

 Los cambios demográficos experimentados por el país han promovido una especial preocupación de las autoridades y opinión pública por diseñar una política hacia los Adultos Mayores (AM). 

Manuel Barrera Romero / Para Con Nuestra América

Desde Chile


La población en general, mayor de 18 años, plantea sentir mucho o bastante temor a no tener suficiente dinero para afrontar la vejez. Así lo hace el 73% de los encuestados. El 82% de ellos expresa semejante temor ante no poder pagar una cuenta médica en caso de una enfermedad grave. (Véase encuesta Bicentenario de la Pontificia Universidad Católica, tomada entre julio y septiembre de 2019). En lo que sigue nuestra intención es señalar algunas ideas que parecen indispensables considerar en una política pública sobre los AM. 

 

Según el Censo de 2017 las personas mayores de 60 años constituían el 16,45% de la población, teniendo como base los 17.574.003 habitantes. Ese porcentaje se divide en 9,32% de mujeres y un 7,13% de hombres. 

 

Una evidencia de esa especial preocupación es la medida aprobada por la Cámara de Diputados al constituir en mayo de 2019 una subcomisión legislativa del Adulto Mayor (AM) para avanzar en diversos proyectos sobre este grupo poblacional. La diputada Carolina Marzán, impulsora de la iniciativa declaró “…solicitamos esta subcomisión para ver específicamente proyectos que se relacionan con personas que están en la tercera y cuarta edad”. (El Mercurio: 19 de mayo de 2019, pág. C2).

 

Esta declaración que distingue a AM de la tercera y cuarta edad es de gran importancia para las políticas públicas sobre el tema. 

 

Es necesario, por tanto, establecer dos grupos etarios. Mi propuesta sería: el grupo de la tercera edad formada por los AM de 60 a 74 años. Este grupo estaría constituido por el 6,4% de las mujeres en la población y por el 5,3% de los hombres, lo que da un total de 11,7% de la población total del país. 

 

El otro grupo, el de la cuarta edad, iría desde los 75 hasta más de 100 años. Constituido por el 2,92 de las mujeres y el 1,83% de los hombres de la población total. Los que sumados alcanza al 4,75% de la población.

 

Al considerar la realidad vital de estos grupos aparece como obvio que las políticas públicas deben ser diferentes.  En efecto, los AM de la cuarta edad sufren con mayor rigor las inclemencias de la vejez. Su salud se deteriora, sus actividades disminuyen, sus amigos de toda la vida están en sus mismas condiciones, si han logrado sobrevivir, igual que los parientes de su generación. Muchos dependen para su subsistencia de sus hijos, si tienen la suerte de poder contar con ellos, lo que no sucede en todos los casos. Las pensiones que reciben muchas viudas equivalen aproximadamente al 50% de la recibida por sus maridos, aunque en algunas circunstancias puede ser algo mayor.

 

Es por ello que la reivindicación más frecuente en las personas de la cuarta edad es la de eliminar el pago de contribuciones, ya que el inmueble tiende a valorizarse y, por tanto, las contribuciones a subir. Esta situación dibuja un drama extremo: tener que abandonar el inmueble donde se ha vivido gran parte de su vida adulta. En cuanto a los AM de la tercera edad se podría aplicar las medidas que están consideradas en la propuesta de reforma tributaria del gobierno y que apruebe el parlamento. 

 

La solución más humana para este 4,75% de población, la más envejecida del país, es eliminar las contribuciones de tal inmueble.

 

Por otro lado, en Chile no existe como sucede en países más desarrollados, un salario para las mujeres que han trabajado toda su vida en el hogar. Establecer este salario sería una merecida retribución a sus aportes a tantas familias chilenas.  

 

Respecto del AM de la tercera edad la psicóloga Mariane Krause, presidenta del Consejo de Conicyt plantea una interesante propuesta. Señala que los AM presentan una tasa de empleo informal que se eleva al 43,5%. De modo que “tener una edad avanzada y estar en una condición de vejez no son lo mismo”. La sociedad debe preservar espacios sociales y laborales para este grupo no sólo por su significado económico sino porque, además, ello ayudaría a la salud física y mental de estas personas. Siendo un grupo vulnerable a los problemas psicológicos como la depresión y el suicidio una política adecuada es de relevancia. (Véase Mariane Krause; “Un desafío para la ciencia y la política pública”; Santiago: El Mercurio, 25/09/2019, pág. A 2)

 

El Estado chileno provee, vía Servicio de Impuestos Internos, la posibilidad de acceder a la rebaja de las contribuciones para los AM vulnerables. Además, los servicios de salud ofrecen la posibilidad de realizarse un examen de medicina preventiva para el AM, el que cuenta con las garantías del plan Auge, que permite hacer una evaluación anual y gratuita, tanto para los pacientes que se atienden en los sectores público y privado. Dependiendo del diagnóstico éstos pueden acceder a otros beneficios como el Programa de Alimentación Complementaria del AM.

 

Convención Interamericana sobre Protección de los Derechos Humanos de las personas mayores.

 

La ratificación por Chile de esta Convención fue promulgada el 1 de septiembre de 2017. Ella define el maltrato y el abandono del siguiente modo:

 

Maltrato. “Acción u omisión, única o repetida, contra una persona mayor que produce daño a su integridad física y moral y que vulnera el goce o ejercicio de sus derechos humanos y libertades fundamentales, independientemente de que ocurra en una relación de confianza”

Abandono. “La falta de acción deliberada o no para atender de manera integral las necesidades de una persona mayor que ponga en peligro su vida o su integridad física, psíquica o moral”.

 

El Estado chileno ha creado para recibir informaciones o quejas el Servicio Nacional del Adulto Mayor (SENAMA), a través de su Fono Mayor 800400035.

 

Además, el Código Civil en el Artículo 968 del Título I del Libro Tercero señala “Son indignos de suceder al difunto como herederos o legatarios: el que cometió atentado grave contra la vida, el honor o los bienes de la persona de cuya sucesión se trata, o de su cónyuge…con tal que dicho atentado se pruebe por sentencia ejecutoriada”. Realizar un trámite legal es muy difícil tanto por razones prácticas como morales para un AM dado que los herederos forzosos son familiares muy próximos y no sólo por la contratación de un abogado, si desea un trámite corto. 

 

El AM debe defenderse de agresiones, abandono o maltrato de cualquier parte de donde provengan. Aunque provengan de hijos ingratos deben hacer un esfuerzo defensivo.

               

Consejos psicosociales

 

En la literatura sobre cómo enfrentar la vejez suelen aparecer algunos consejos de carácter psicosociales. He aquí algunos:  Aceptación de los cambios; fortalecer la relación con el cónyuge; reflexionar y reorganizarse; mantener relaciones sociales activas en lo posible; tener el control de su propia vida; no “dejar hacer”, es decir, no cerrar las ventanas antes de que caiga el sol; procurar aprovechar la vida al máximo; mantener viva la curiosidad. Sacar partido de lo que se tiene y no lamentar lo que se ha perdido. No viajar al pasado, que duele. No olvidar que el ser humano nunca sabe lo fuerte que es hasta que ser fuerte es su única opción. Cuando las personas son viejas lo que quieren es que el proyecto humano funcione con paz, orden y eficiencia. Ya que desde el punto de vista ontológico ellas son literalmente el tiempo que les queda.

 

Mitos sobre el envejecimiento

 

Circulan numerosos mitos al respecto. Algunos de ellos son:

 

a.- Ser mayor significa estar enfermo.

b.-El secreto para una vejez sana es tener una adecuada disposición genética.

c.- Los AM representan una carga para la sociedad.

d.-Los AM no tienen la capacidad necesaria para adquirir y poner en práctica nuevos conceptos.

e.-Los malos hábitos de toda una vida no se pueden cambiar, como el fumar.

f.- Los AM pueden tener deseo sexual, pero no mucho más que eso.

 

Es cierto que las luces pueden estar encendidas, pero el voltaje es bajo. Sin embargo, estudios empíricos realizados han demostrado que el 70% de los hombres mayores de 68 años son sexualmente activos. 

 

Estos mitos no se condicen necesariamente con la realidad individual y deben, por tanto, confrontarse con cada persona en particular.

 

Otras reivindicaciones por las cuales activarse.

 

Transporte público: Rebajas de un 50% para la tercera edad y total para la cuarta edad. El lugar de residencia obviamente no debería tener importancia. Lo único que debería importar es la edad.

 

Posibilidad de pagar impuestos trabajando como voluntario para el Estado.

 

Cuentas bancarias para AM sin cargos mensuales de ningún tipo. Que el cupo de las tarjetas bancarias dependa de la trayectoria de la persona, en tanto cliente, y no de su edad.

 

Descuentos en los sistemas de salud: médico y farmacia.

 

Rebajas en los servicios públicos: agua, gas, electricidad.

 

Acceso gratuito o con significativos descuentos, a todos los espectáculos culturales. Entrada gratuita a los museos.

 

Espacios públicos para AM en lugares que inviten a la sociabilidad, al silencio, a la lectura, a reflexionar o al arte: pintura, música -para adultos obviamente- o a la conversación edificante incluso en cafeterías subvencionadas.

 

Medios de transportes municipales a centros médicos, supermercados, centros de recreación para AM, parques, excursiones, espectáculos artísticos, etc. Todos subvencionados por los municipios o empresas comerciales que reconozcan que viven en una comunidad y de la comunidad o por grupos de vecinos que saben que ellos serán los próximos a entrar en la tercera edad.

 

Hay muchos medios de financiar estos costos más allá de lo que puede otorgar el Estado. No es difícil hacer un presupuesto social que defina las responsabilidades y contribuciones de diversos grupos para generar una sociedad más solidaria y respetuosa de las necesidades humanas en cada etapa de la vida: desde kindergarten hasta la cuarta edad. 

 

Una política pública hacia los AM realmente beneficiosa no requiere de invenciones extraordinarias. Basta con informarse sobre lo que hacen países democráticos más avanzados que el nuestro en políticas públicas hacia los AM y realizar, si fuese necesario, adaptaciones a la realidad nacional. 

 

Por último, convengamos que la vejez es un periodo difícil de nuestras vidas, dada nuestra condición humana, pero convengamos también que es peor no llegar a viejo.

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