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sábado, 19 de marzo de 2022

Colombia en el escenario global

 El posible arribo de la izquierda colombiana al gobierno, también pone en crisis a la política intervencionista de Estados Unidos.

Adalberto Santana / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad de México


El pasado domingo 13 de marzo de 2022 se realizaron elecciones parlamentarias en Colombia ganando la mayoría de las representaciones en el Senado y el Congreso las fuerzas de izquierda por medio del Pacto Histórico. Así también, se llevó a cabo la consulta para definir los aspirantes de las distintas fuerzas políticas a las candidaturas presidenciales.

Todo esto en el marco global de la situación de la “operación militar especial” de Rusia en Ucrania y el respaldo bélico y financiero de los Estados Unidos (EU) y de los miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) al gobierno de Volodymir  Zelenski.  Situación en la que ahora se suma la acusación de Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de Biden. Quien afirmó: “He comunicado (a Beijing) que no nos quedaremos de brazos cruzados y permitir que cualquier país compense a Rusia de sus pérdidas”.

 

En este contexto global, conviene recordar que el gobierno ultraconservador de Colombia, presidido por Iván Duque, representa a las fuerzas uribistas. Es decir, a las del ex presidente Álvaro Uribe Vélez, el más fiel aliado de los EU en la región latinoamericana. A tal grado llega la alianza del gobierno de Duque y de las fuerzas uribistas, que han hecho a ese gobierno colombiano un aliado estratégico de las políticas intervencionistas de EU en nuestra América y en el mundo global. 

 

Por un lado, el gobierno de Duque se inscribe como la plataforma que en la región ha aceptado y cobijado a los opositores antichavistas de Venezuela, pero también a brindado su territorio para que desde ahí se organicen y operen comandos de mercenarios golpistas contra el gobierno del presidente Nicolás Maduro. E incluso desde suelo colombiano han salido grupos paramilitares y mercenarios que atentaron contra la vida del presidente de Haití.  

 

Recordemos el involucramiento de “ex militares” colombianos que operaron en el magnicidio del presidente haitiano Jovenel  Moïse ocurrido el pasado 7 de julio de 2021 en Puerto Principe, Haití. Aquel atentado a la soberanía haitiana, se inscribió como una operación secreta y ejecutada que logró el objetivo de eliminar al mandatario caribeño. Pero también lo que resaltó en ese operativo de las fuerzas paramilitares colombianas fue el interés político de llevar a cabo dicho atentado para desestabilizar y derrocar gobiernos latinoamericanos. Como se ha pretendido también en Venezuela con la llamada operación “Operación Gedeón” que se ejecutó en mayo de 2019 en las costas de Venezuela. Ese operativo paramilitar fue planificado por Jordan Goudreau, mercenario estadounidense ex boina verde junto con Clíver Alcalá Cordones ex militar venezolano. Recordemos que en aquel operativo mercenario de ex militares y ex policías disidentes venezolanos entrenados y armados en Colombia, tenía el plan de derrocar al presidente Nicolás Maduro, alentados por la Casa Blanca, durante la administración de Donald Trump, cuando ese gobierno ofreció una jugosa recompensa de 15 millones de dólares.

 

De esta manera la ultraderecha colombiana ha estado involucrada en desestabilizar a países de la región, pero también en minar las bases sociales de las fuerzas progresistas colombianas generando durante varias décadas una ola de terror y muerte al interior de la misma estructura política y social de ese país sudamericano.  Se estima que Colombia es uno de los más violentos de la región con aproximadamente 220 mil homicidios desde que se inició el conflicto armado desde 1958. Pero también es un país donde se han generado, producto de la violencia, cerca de 5 millones de desplazados. Esto significa que Colombia junto con México, por la guerra que inició el narcogobierno del expresidente Felipe Calderón, son los países más violentos de toda la región latinoamericana. 

 

En ese contexto nacional y global hay que sumar que la inercia militarista de sucesivos gobiernos ultraconservadores colombianos, han llevado a que esa nación, por medio de sus gobernantes, se haya sumado a las políticas militaristas de la OTAN. En un reciente encuentro entre los presidentes Joe Biden e Iván Duque en Washington, el pasado 11 de marzo, el mandatario estadounidense afirmó: “Apreciamos sobremanera que usted haya tomado la decisión de designar a Colombia como uno de los principales aliados no miembros de la OTAN, porque eso es un reconocimiento de los valores y principios que nosotros compartimos” (Nodal, 15/03/22).

 

En ese contexto la consulta para definir a los aspirantes de los distintos agrupamientos y coaliciones para la elección presidencial (2022-2026), que se realizará el 29 de mayo la primera vuelta y la posible segunda vuelta el 19 de junio, presenta a tres candidatos con más opciones de llegar al gobierno colombiano.

 

Sin duda el más relevante en esa consulta fue Gustavo Petro, quien dentro del Pacto Histórico logró la más alta votación con un 80.32%. Lo que representó la suma de más de tres millones de votos. En esa consulta el senador Petro, exalcalde de Bogotá y ex militante del Movimiento 19 de abril (M19), superó a sus contrincantes internos del Pacto Histórico, quedando la más cercana aspirante (Francia Márquez) alcanzando un 14.17%. Comparativamente con los otros aspirantes de los agrupamientos de la derecha y del centro, los superó ampliamente.

 

Por ejemplo, Federico Gutiérrez aspirante presidencial por la derecha por parte del Equipo por Colombia, únicamente alcanzó un poco más de un millón de votos.  En tanto que Sergio Fajardo de la Coalición Centro Esperanza, logró en su segmento político únicamente el 32.79%. Ese escenario de la consulta muestra que el candidato de la izquierda colombiana, Gustavo Petro puede ganar la presencia si logra hacer las alianzas políticas (con los partidos Alianza Verde y Nuevo Liberalismo) pero sobretodo, si acumula la gran mayoría de votantes de los más amplios sectores populares colombianos requeridos para ganar en la primera o segunda vuelta. De darse el caso, se mostraría el giro completo hacia la izquierda de dos de los más grandes países de la región latinoamericana, si en Brasil, también en las elecciones de 2022 llega a triunfar Luis Inacio “Lula” da Silva por el Partido de los Trabajores (PT).  Hoy en marzo de 2022, las izquierdas gobiernan en Argentina, Bolivia, Chile, Cuba, Honduras, México, Nicaragua, Perú, San Vicente y las Granadinas y Venezuela. 

 

En ese contexto global, el posible arribo de la izquierda colombiana al gobierno, también pone en crisis a la política intervencionista de EU. Pensemos que Colombia en el contexto de la ofensiva estadounidense en la guerra en Ucrania es su más fiel aliado, y de ganar Petro la presidencia, la Casa Blanca, perdería su influencia militar en nuestra América. Así, en las elecciones del 29 de mayo, sin duda se fortalecerá la campaña anti-Petro para sumar a todas las fuerzas de la derecha colombiana para impedir un nuevo triunfo progresista en la región.  Una derrota electoral en Colombia para Washington es un grave problema que afecta su estrategia global de mantener su política intervencionista en lo que históricamente ha considerado su patrio trasero. Situación que de ganar la izquierda colombiana será sin duda, una derrota estratégica para el imperialismo estadounidense cada vez más debilitado a nivel global.

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