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sábado, 23 de abril de 2022

Argentina: Yo, el Supremo

 Los supremos se manejan con suprema soberbia desconociendo a los otros dos poderes y a las manifestaciones de repudio que han tenido frente a su sede.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

No es exagerado el título Yo, el Supremo (de la Corte); pero no confundir con Yo el Supremo (sin coma después del pronombre), la maravillosa novela del paraguayo Augusto Roa Bastos, publicada en 1974 en Buenos Aires, cuando estaba exiliado porque su tierra guaraní estaba en manos de otro supremo, Alfredo Stroessner. Exagerado ha sido el comportamiento del Supremo de la Corte Horacio Rosatti, sus últimas acciones así lo afirman, reafirman y confirman. Un verdadero Karai Guazú, nombre con el que los paraguayos reconocían al doctor José Gaspar Rodríguez de Francia, el tirano protagonista de la novela de Roa Bastos.

 

Este lunes 18 de abril de 2022, el presidente de la Suprema Corte de Justicia, Horacio Rosatti, Carlos Rosenkranzt y Juan Carlos Maqueda, pusieron a Rosatti como Presidente del Consejo de la Magistratura, anunciando que el organismo deberá funcionar con 20 integrantes, según lo establecía una ley de 1997 que fue derogada, a pesar de que no están designados todos los miembros para completarla. El tribunal firmó una resolución que ratifica su decisión de diciembre de 2021, de declarar inconstitucional la conformación que el organismo tenía desde hace 15 años, porque venció el plazo de 120 días que tenía el Congreso para que sancionara la nueva ley. Una intromisión en las funciones de otro poder como también una arrogante decisión dado que la Suprema cajoneó el expediente durante seis años.[1]

 

Volviendo al manejo de la palabra escrita del maestro paraguayo, una profesora revela: “El significado de las palabras del Dictador habrá que buscarlo en estos y otra infinidad de matices, combinaciones y variantes de los juegos de palabras que operan desde las sencillas construcciones idiomáticas hasta los sofisticados mecanismos del pensamiento: eufemismos, ironías, equívocos, paradojas, oxímoros, refranes, definiciones, máximas, símiles, etc.”[2] De allí la tentación de intentar emularlo al menos desde lejos como humilde homenaje a su pluma.

 

Los supremos se manejan con suprema soberbia desconociendo a los otros dos poderes y a las manifestaciones de repudio que han tenido frente a su sede. En su soberano desempeño no han mostrado empeño en revisar las prisiones preventivas del macrismo, las causas armadas y los casos de violaciones a los derechos humanos, en especial si afectan al poder económico, el poder real que parece estar detrás de todo, omnímodo, omnisciente y todo poderoso, ese que mueve las piezas del tablero en que se desarrolla la partida, anticipando a los mentimedios, como los ha bautizado Mempo Giardinelli, que la tiene ganada antes de jugar, porque del otro lado, el del poder institucional y los representantes elegidos democráticamente, por más ingenio e inteligencia (que no faltan) siempre están al borde del abismo o, como aconseja el mercado, pueden comprarse porque para ellos, todo es cuestión de precio. Golpe “blando” como destacó el presidente Fernández a la maniobra, es otro de los tantos que se vienen dando en la región como sucedió en Haití, 2004; Honduras, 2009; Ecuador 2010: Paraguay, 2012 o Brasil en 2016.

 

¿A quién responde la jugada de Horacio Rosatti al asumir por autovoto ambas presidencias? Sí como advierten algunos, no es querido ni por el gobierno ni por la oposición. Porque ante estos desplantes que echan por tierra la Carta magna, los ciudadanos de a pie tenemos todo el derecho de desconfiar y elucubrar cualquier cosa, porque sabemos que cuando el río suena, agua trae y desde hace unos años, estamos con el agua al cuello, por más que tengamos momentos de alivio.

 

Sondeando en el pasado de este supremo jurista, docente, político y escritor santafecino, pueden descubrirse algunas claves del comportamiento del ministro que siempre luce cara de póker. Porque convengamos y esto no es fruto de mi cosecha, la cara de “yo no fui” acompaña todas las puestas en escena de los funcionarios metidos a fuerza de un decretazo, como fue el de él apenas asumido Mauricio Macri, quien ahora se muestra arrepentido de aquel nombramiento apresurado – según confiesa – tendría que haber colocado a Domingo Sesín.[3]    

 

El doctor Horacio Rosatti, egresó en 1980 como abogado en la Universidad Nacional del Litoral, donde seis años más tarde se doctoró en Ciencias Jurídicas y Sociales, luego de Magister en Gestión ambiental y posteriormente, el año pasado, se doctoró en Historia en la Universidad Católica Argentina UCA. Según nos auxilia Roa Bastos en su obra: “Los hombres cultos son los más ocultos”[4] No cabe duda, por las expresiones que muestran sus fotografías.

 

En 1989 fue fiscal municipal de la ciudad de Santa Fe; luego en 1991, Secretario de Gobierno, Cultura y Acción Social de la Municipalidad de Santa Fe y dos años más tarde, fue Secretario General de la Gobernación de la Provincia de Santa Fe. Luego, constituyente por su provincia en la reforma constitucional nacional de 1994, siendo vicepresidente del partido mayoritario de la Convención, el Justicialismo. Al año siguiente, con Carlos Menem en la presidencia de la Nación, fue elegido intendente de la Ciudad de Santa Fe. En 2003, fue designado procurador del Tesoro de la Nación, siendo el responsable mayor frente a las demandas de los inversores ante los tribunales arbitrales internacionales luego de la crisis de 2001.

 

Un año después, en 2004, fue designado por Néstor Kirchner ministro de Justicia, tras la renuncia de Gustavo Béliz.

 

Aunque seguramente, el nombramiento por decreto como integrante de la Suprema a cuatro días de asumir Macri en diciembre de 2015, es el cargo que lo ha puesto en esta condición de Supremo. Seguramente también ningún hecho como ése lo dejo deshecho por la andanada de críticas de todos los colores. Ningún sector se privó de manifestarse en contra.

 

En estos días, en que todo el mundo se tira de los pelos como en aquel momento, habrá que esperar los acontecimientos que den fundamento a lo ocurrido. . De allí que de su boca jamás saldría la frase: “Me preocupa dominar el azar. Poner el dedo en el dado, el dado en el dédalo”.[5]

 

Como saber esperar ya que, “Nada enaltece tanto la autoridad como el silencio. Siempre hay tiempo para tener más tiempo”. Pero…

 

Lo que no terminó de destruir la dictadura, Menem lo hizo. Completó la desregulación desguazando el Estado y sentó las bases jurídicas para seguir profundizando la dependencia y la concentración económica en pocas manos con el Pacto de Olivos entre él y el ex presidente Raúl Alfonsín, que con el pretexto de la reelección y no investigarse mutuamente, se crearon institutos – entre los que se encuentra el Consejo de la Magistratura, encargado de la designación, supervisión y remoción de los jueces, Art. 114 de la Reforma de la Constitución de 1994 – y se armó una estructura jurídica con ese objetivo perverso de invertir el sentido de la distribución de la riqueza, política que siguió con la Alianza y llevó a la crisis de 2001 y, Néstor Kirchner advirtió la trampa y tiró por la borda lo que ahora, su ex funcionario vuelve a reinstalar.

 

De allí la estrategia de patear el tablero y dividir el bloque del FdT en dos espacios políticos en el Senado: Frente Nacional y Popular y Unidad Ciudadana, uno con 21 senadores y el otro con 14, de esa forma el oficialismo le saca al PRO la segunda minoría, tiró por la borda la trampa opositora, dejando al cordobés Luis Juez, otro ex peronista devenido ferviente opositor, sin el puesto en el Consejo de la Magistratura. Esto fue comunicado a través de dos notas enviadas a la presidenta del Senado, Cristina Fernández de Kirchner. Encabezando la primera agrupación el senador formoseño José Mayans y la segunda, la senadora por Buenos Aires, Juliana Di Tulio.[6]

 

Mientras tras el resultado de las PASO el oficialismo se sumió en el debate interno de no haber sabido dar respuesta económica después de la pandemia, la oposición decidió avanzar sobre el Poder Judicial que finalmente, llevó a cabo Rosatti.

 

En el sistema judicial que depende de la Corte Suprema hay cerca de mil jueces, dentro de ese universo se han producido cerca de 250 vacantes y hay 50 de ellas en proceso de ser cubiertas. Pero, de esas 50, solo fueron cubiertas 5 desde que asumió Alberto Fernández, en todas las demás no fue posible avanzar por el voto negativa de los representantes macristas.[7]

 

Abusando de la capacidad narrativa del autor de Hijo de hombre, tristemente debemos concluir: La injusta justicia justifica la judialización de la política persiguiendo prejuiciosamente a opositores opuestos a sus caprichos, corrompiendo rompiendo el orden institucional, haciendo que, en el desquicio, todos queden desquiciados…



[1] Irina Hauser, Página 12, 19 de abril de 2022.

[3] Carlos Claá, Noticias, 27 de septiembre de 2021.

[4] Augusto Roa Bastos, Yo el Supremo, Edit. Cátedra, Barcelona, 1983. Pág. 263.

[5] Ibídem, p. 208.

[6] Página 12, 20 de abril de 2022.

[7] Luis Bruschtein, Los tramposos, Página 12, 22 de abril de 2022.

 

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