Así nos fue desde entonces, explotados y oprimidos por la corona española y los voraces imperios y predadores que desangraron nuestras venas abiertas, de la mano de las oligarquías nativas que facilitaban el saqueo.
Con todo a su disposición los medios taladran constantemente la subjetividad colectiva llevando agua a su molino en forma vergonzante, valga recordar que la oposición en Argentina no dio su aprobación al presupuesto 2022 y, cuando el gobierno quiere echar mano a las retenciones a las exportaciones, la mesa de enlace de las poderosas organizaciones agropecuarias vuelve a salir como en el 2008, con los tapones de punta solicitando la intervención del Congreso. Para ello, el Poder Ejecutivo dicta el decreto 851, con fecha 15 de diciembre de 2021, cuyas alícuotas comienzan a regir en enero de este año.
La llegada de la ministra de economía Silvina Batakis fue recibida con un paro del campo que todos los medios pusieron en pantalla. Allí no sólo se mostraban los opulentos empresarios de las entidades rurales, sino también los principales dirigentes de la oposición intentando alegar que la manifestación era de carácter económico, no político. Imposible tapar el sol con la mano.
Sin embargo, los datos del Instituto Nacional de Estadística y Censo INDEC, revela un crecimiento sostenido de la balanza comercial del 51,1% en exportaciones y 48,9% en importaciones (8.226 millones de dólares – un crecimiento del 20,7%, y 7.870 millones de dólares – un crecimiento del 53,1%, respectivamente). De las cuales, el 38% de las exportaciones corresponden a materias primas (maíz, trigo, soja) y productos agropecuarios (harinas, aceites, etc.), además de un 17,6% en manufacturas de origen industrial MOI – un crecimiento del 17,6% y combustibles y energía un 33,7%, con un crecimiento del 5,9%.[2]
Las importaciones también crecieron en sus diferentes rubros: bienes de capital 40% más, significando un 13,3% de las mismas; bienes intermedios 36,5%, los que significan 36%; combustibles y lubricantes, 226,7%, el 20,3 de las importaciones; piezas y accesorios para bienes de capital, 36,9%, el 17,7%; bienes de consumo, 23,3%, el 9,2% y, vehículos automotores de pasajeros, 24,8%, el 2,2% de las importaciones respectivamente.[3]
Vamos a observar ahora, muy sucintamente, el movimiento del turismo, una de las actividades más perjudicadas por el cautiverio sufrido durante el Covid y las olas sucesivas del virus.
En mayo de 2022, se estimaron 120.400 turistas arribados no residentes, cifra que presentó un incremento interanual de 1.682,4%. En los primeros cinco meses, llegaron 575.100 turistas no residentes y se registró un incremento de 826,1% respecto del mismo período del año anterior. Los aeropuertos de Ezeiza y Aeroparque Jorge Newbery, Buenos Aires, concentraron el 92,9% de los arribos en los cinco meses transcurridos de 2022, con una suba interanual de 763,7%.[4]
En mayo de 2022, se estimaron 2,7 millones de pernoctaciones en establecimientos hoteleros y parahoteleros, lo que implicó un aumento de 311,5% respecto al mismo mes del año anterior. Las pernoctaciones de viajeros residentes registraron un incremento de 253,7% y las de no residentes, de 2.992,5%. El total de viajeros hospedados fue 1,2 millones y tuvo una variación positiva de 299,8% respecto al mismo mes del año anterior. La cantidad de viajeros residentes subió 248,8% y la de no residentes, 3.011,4%. El 85,6% del total de los viajeros hospedados fueron viajeros residentes.[5]
Es tedioso leer cifras, lo sé. Lo sabemos, porque ello implica discernir el efecto multiplicador económico dentro del país, nivel de ocupación y disminución de desempleo y, consecuentemente pobreza.
Esto sin mencionar en investigación y desarrollo científico en áreas como energía termonuclear o satelital, cuestiones que, desde luego, no generan polémicas ni comidillas periodísticas en donde todo tiene que divertido y farandulero, como sucedió en los urticantes y deliciosos noventa, la segunda década neoliberal antiprogresista.
Si bien nos hemos referido al caso argentino, el progresismo surgido de la Cumbre de Mar del Plata en 2005 tuvo su apogeo durante una década. A partir de allí, (cuando Mauricio Macri tomó el gobierno) comenzó la noche, 11 de 15 países latinoamericanos tuvieron gobiernos neoliberales; 8 de los cuales no fueron reelectos. A partir de 2016, con las elecciones de Nicaragua, el progresismo se instaló en 7 países, siendo reelegidos en 3 países.[6]
Varios de nuestros países tendrán elecciones en estos dos años, luego de la pandemia y las consecuencias de la guerra en Ucrania.
En el cono sur, renovamos la esperanza que vuelva al poder Inácio Lula da Silva, del mismo modo que sigamos trabajando conjuntamente con Bolivia y Chile para que el progresismo siga sus políticas inclusivas, intentando que los beneficios del desarrollo lleguen a la mayor cantidad de la población.
Sabremos que habrá trabas, lo importante es que muchos luchamos por un Nunca más del neoliberalismo en la región. Mucho más los jóvenes que vienen redoblando la apuesta.
[1] Primera carta de Colón, publicada en abril de 1493.
[2] INDEC, Comercio exterior, vol. 6 n° 10 Intercambio comercial argentino, cifras estimadas a mayo de 2022.
[3] Ibídem.
[4] INDEC, Turismo internacional.
[5] Ibídem.
[6] Mariano Fraschini, La excepcionalidad de López Obrador, Le Monde Diplomatique, julio de 2022, p.5.
ResponderEliminarExcelente artículo como todos los del compatriota. Desgraciadamente estamos los argentinos siendo víctimas de otro golpe de los mercados y peor aún después de cuatro décadas acabo de escuchar que alguien al que nunca debió permitírse que participara del juego democrático, bate parches de golpe de Estado. Carlos María Romero Sosa