Para llevarla adelante se utilizan todas las artimañas al alcance de un aparato bien engrasado con múltiples expresiones: los medios de comunicación tradicionales, las redes sociales, la mentira, estrategias diversionistas que difunden falacias y mentiras sin el menor rubor.
En medio de la telaraña queda la víctima de turno que es erigida en sinónimo de perversidad, engaño, ambición desmedida y marrullería, que se habría valido de la política únicamente para lograr fines personales inconfesables. Este ser nefasto no merece más que la cárcel, la marginación de la política y, ojalá, la muerte, como acaba de proponer para Cristina Fernández un diputado en el Congreso argentino.
Lo mínimo con lo que se conforman es con la muerte política. Lo que necesitan es el campo libre para acceder al poder sin escollos. A Lula lo mataron políticamente en Brasil, aunque solo parcial y temporalmente; a Rafael Correa lo obligaron al exilio; A Evo morales lo sacaron a patadas y lo habrían matado de no ser porque logró escapar dejando los pelos en el alambre.
Las redes sociales son un soporte importantísimo para este tipo de estrategias persecutorias. Ahí se puede decir lo que se quiera, siempre y cuando no esté acompañado de la imagen de unos senos desnudos o el mensaje haya sido publicado previamente por RT, la cadena noticiosa rusa.
Las campañas de intimidación son terribles. En Argentina amenazan de muerte hasta al presidente de la República, y en los alrededores de la casa de gobierno, la Casa Rosada, aparecen bultos envueltos en plástico que simulan cadáveres. En Guatemala, jueces, fiscales y -hace menos de una semana- el Procurador de los Derechos Humanos que el día anterior había concluido su mandato, deben salir al exilio para no caer en la telaraña urdida para meterlos en bartolina y sacarlos del ruedo.
Los grupos conservadores latinoamericanos están desaforados. Los juicios y las condenas contra criminales de las décadas de la represión, militares, torturadores, asesinos, los sacaron de quicio. En donde pueden, hacen lo posible para revertir las sentencias.
Claro que no es solo en América Latina en donde suceden desaguisados protagonizados por esta derecha cavernaria. Solo como ejemplo véase a los señores y señoras del Ayuntamiento de Madrid, que hicieron quitar del cementerio de la ciudad los versos del poeta Miguel Hernández. O a la señora gobernadora Isabel Díaz Ayuso, que puso signo de igualdad entre indigenismo y comunismo y proclamo a los cuatro vientos en Estados Unidos que la hispanidad solo nos trajo “libertad, paz y prosperidad”.
Toda esta estrategia no busca solo tratar de “arrastrar por el fango” a quienes han sido protagonistas, peor para ellos si sobresalientes, sino también intimidar, crear un clima de terror para quienes osen levantar la voz. Es una política de escarmiento preventivo desde la prepotencia, que quiere tener el campo libre para los negocios sucios, el enriquecimiento a través del Estado (que es visto como botín) y el poder incuestionable sobre vidas y haciendas.
América Latina es campo de ofensivas y contraofensivas en toda su extensió. Estamos en un período en el que hay avances y retrocesos, bastiones tomados y perdidos, plazas victoriosas y derrotadas. Hemos avanzado: ya no son los tiempos en lo que las dictaduras y los gobiernos de mano dura prevalecían por todos lados. Ahora estamos en la disputa abierta, de tú a tú, y en muchas partes hay buenos augurios.
Muy bien dicho.
ResponderEliminarQué bien, gran pensador y hacedor de ilusiones
EliminarLo que pasa en Argentina, pasa en Nicaragua, Venezuela y Cuba también. Es la politización del sistema judicial.
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