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sábado, 6 de agosto de 2022

Geopolítica multipolar

 En esta pugna entre potencias que no pueden emplearse a fondo sin destruirse, se libra una emulación perpetua de fuerzas en el campo atómico y armamentista, económico-financiero, energético y tecnológico.

Luis Britto García / Cubadebate

A medida que las ciencias avanzan, se distancian unas de otras hasta suponer inalcanzable el ideal de la totalidad. Excepción de esta regla es la estrategia, saber que requiere una de las mayores integraciones de conocimientos para formular conclusiones. No hay estrategia sin examen de la geografía, la sociedad, la economía, la política, las relaciones internacionales y ese universo de conocimientos, representaciones, valores y prácticas que llamamos cultura. En tal sentido, el último libro del general en jefe Vladimir Padrino López, Geopolítica Multipolar: a 20 años del 13-A (Fundación Editorial El Perro y la Rana, Caracas, 2022) es una travesía por las agendas que definen la contemporaneidad, a la vez que manual de supervivencia en ella. Destaquemos algunas.

 

El ámbito natural de las soberanías es el mismo de las culturas que defienden, vale decir, el de las naciones. Pero desde la instauración del primer Estado moderno por Federico II de Suabia en el siglo XIII en el Reino de las Dos Sicilias, los poderes absolutos y perpetuos de las soberanías han competido por la instauración, primero, de una monarquía universal y luego de la hegemonía planetaria, avasallando y destruyendo gobiernos y culturas menos fuertes, hasta llegar al punto muerto en el cual el conflicto podría significar la mutua destrucción asegurada. Ello descarta el choque frontal entre potencias; desde entonces, las contiendas se libran en los escenarios de Estados de menor talla mediante proxys, intermediarios aliados, cipayos o mercenarios.

 

En esta pugna entre potencias que no pueden emplearse a fondo sin destruirse, se libra una emulación perpetua de fuerzas en el campo atómico y armamentista, económico-financiero, energético y tecnológico. En el campo armamentista, Estados Unidos ha sido superado por Rusia con sus proyectiles nucleares hipersónicos de largo alcance. En el económico financiero, la potencia norteña ha declinado en su desempeño productivo al preferir importar bienes y explotar a los trabajadores de otros países a cambio de una divisa que desde 1974 no tiene el menor respaldo. Padrino López señala que la economía estadounidense crece a una tasa del 3% anual, mientras que la China lo hace a una del 7%.

Añadimos nosotros que el Fondo Monetario Internacional reconoció que la República Popular China es desde 2015 la primera economía del mundo,con un PIB de 17.6 billones de dólares, que superaba los 17.4 billones del de Estados Unidos, que para ese entonces el país asiático detentaba las mayores reservas de divisas del mundo (Russia Today, 19-11-2014) y poseía más de un tercio de la deuda exterior de Estados Unidos, la cual sobrepasaba 107% del PIB de dicho país, mientras que la del país asiático se situaba en un modesto 4.11% de su PIB.

 

En el campo energético destaca Vladimir Padrino, que Estados Unidos es actualmente el primer productor de petróleo del mundo, Arabia Saudita el segundo, la Federación Rusa el tercero, y que el talón de Aquiles de China radica en su escasa energía fósil. Apuntamos nosotros que, según la Agencia Internacional de Energía, las reservas probadas de petróleo de Estados Unidos a fines de 2020 eran de 38 200 000 de barriles (MMBbls), y que, a la tasa actual de extracción de 11 500 000 BPD, en menos de 8 años habrá consumido todas sus reservas. También la potencia norteña tiene su talón de Aquiles energético, que intenta reparar apoderándose de la primera reserva de energía fósil del mundo en Venezuela.

 

En el campo tecnológico y científico, indica Padrino López que en la tecnología 5G, “China en este momento llegó a estar al mismo nivel que los Estados Unidos, superando a Francia, Japón y Gran Bretaña”, y que “supera en velocidad la perspectiva tecnológica del Gafat, al navegar más rápido en la plataforma de internet”. Manifestó Vladimir Putin en septiembre de 2017 que “el país que domine la inteligencia artificial dominará el mundo”.

 

Reiteramos que dispositivos cibernéticos de proyectiles hipersónicos rusos superan el poderío militar de Estados Unidos. China está más cerca que nadie de la cúspide de la cuarta ola informática, la inteligencia artificial autónoma. Adherimos a la advertencia de Karel Chapek y Stephen Hawkins en el sentido de que un desarrollo incontrolado de la inteligencia artificial podría extinguir la especie humana.

 

Un libro es una propuesta, pero también un reto para que cada quien formule sus conclusiones. En este complejo juego de poderes, Venezuela es a la vez presa codiciada y factor determinante.

 

En un mundo en el cual los combustibles fósiles, que suplen cerca del 80% del consumo energético mundial, tienden a agotarse en cuatro o cinco décadas, disponemos de las reservas más grandes del mundo, y del oro suficiente para instaurar un nuevo sistema monetario. No debemos rendirnos incondicionalmente a los capitales foráneos, como si hubiéramos sido aniquilados en una guerra total. Quien se ha rendido es la potencia imperial que envía a sus emisarios a las puertas de Miraflores a suplicar energía fósil.

 

Debemos, por el contrario, manejar equilibradamente las tensiones de un mundo que tiende a la tripolaridad y a la multipolaridad para ganar nuestro espacio en él. En este escenario, es absolutamente necesaria la presencia de un ejército de primera categoría, con armónica articulación con el poder político y cuerpos de apoyo de la sociedad, tales como la Milicia, la Reserva y una ciudadanía con instrucción militar, que garanticen una capacidad disuasiva insuperable contra la rebatiña de los capitalismos imperiales.

 

Todavía más alto apunta Padrino López en la conclusión de su libro, al recordar que “no fue por azar cuando el Comandante Chávez, en la propuesta de la Unasur, asomó la idea de un Consejo de Defensa de la Unasur: es decir, que la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba), el Mercado Común del Sur (Mercosur), la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y la Alianza Petrolera entre países del Caribe y Venezuela (Petrocaribe), sin un Comando Estratégico Operacional Geopolítico que la sustente, tiene sus días contados”.

 

A pensar en todo ello, y actuar en consecuencia.

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