Páginas

sábado, 6 de mayo de 2023

Drones sobre el Kremlin

En esta guerra el único partido que hay que tomar es el de la paz, cualquier otra cosa es irresponsabilidad. 

Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica

Quienes están engarzados en el conflicto ruso-ucraniano son las principales potencias militares del orbe. Por un lado, Estados Unidos, con el 40% del gasto militar mundial, gastan más en defensa nacional que China, India, Rusia, Arabia Saudita, Francia, Alemania, el Reino Unido, Japón, Corea del Sur y Brasil juntos. Los Estados Unidos y sus aliados cercanos son responsables de 2/3 del gasto militar mundial.
 
Por el otro lado está Rusia, que ocupa el tercer lugar entre los estados que más invierten en este rubro. Se calcula que el gasto militar ruso creció un 9,2% en 2022, hasta unos 86.400 millones de dólares que están bastante lejos de lo que gastan los Estados Unidos más la OTAN.
 
La industria militar constituye -junto a la industria farmacéutica y la del entretenimiento- el principal rubro de ingresos para la economía norteamericana. Es una de las más dinámicas en términos tecnológicos: en ella se innova contantemente al punto que algunos de sus productos se incorporan a la vida civil constituyendo fuente de negocios que, a veces, revolucionan la vida social y cultura. Dos ejemplos son la red internet y los sistemas de localización satelital como el GPS.
 
La guerra en Ucrania ha servido para poner a prueba alguna de la tecnología de punta de esta industria. Es un campo privilegiado en este sentido, porque antes de este enfrentamiento las principales potencias del orbe no habían estado tan claramente frente a frente. El conflicto en Siria había dado algunos atisbos, pero el campo de batalla ucraniano requiere esfuerzos máximos y uso de tecnología de última generación.
 
De hecho, las fuerzas armadas ucranianas han tenido problemas para hacer operativa la ayuda militar que le llega de los Estados Unidos y la OTAN, porque no están preparadas para maniobrar aparatos sofisticados que no se aprenden a manejar de un día para otro.
 
Uno de las innovaciones relativamente recientes son los drones, que permiten realizar operaciones que no arriesgan la vida humana, son más baratos que los aviones cazas o bombarderos de gran calado, son menos detectables y pueden alcanzar, teledirigidos, blancos precisos a grandes distancias.
 
En la guerra que se libra en territorio ucraniano han jugado un papel fundamental para hostigar al enemigo en su retaguardia. Batallones de drones parten a toda hora, pero especialmente por las noches, para impactar en las grandes ciudades, en puertos, carreteras y centrales eléctricas que debilitan la capacidad de maniobra y resistencia.
 
Rusia utiliza asiduamente drones fabricados en Irán especialmente el dron El Shahed, que es un aparato aéreo que tiene unos tres metros de largo y dos metros de envergadura, teledirigido, que entró en servicio en 2021 y que tiene un rango de acción de 2.500 kilómetros.
 
Ucrania reporta casi diariamente no solo que decenas de drones vuelan sobre su territorio, sino que logra interceptar y destruir casi todos. El jueves pasado, 4 de mayo, según el parte diario del Estado Mayor del Ejército ucraniano, Rusia lanzó contra su territorio 24 de estos drones Shahed y reportaron que lograron derribar 18.
 
Se trata, pues de una tecnología conocida y bastante usada. Por eso llama la atención lo que se ha catalogado como un atentado con drones contra el Kremlin, que prácticamente llegaron a su destino e, incluso, causaron algunos daños, como puede apreciarse por las columnas de humo que salieron del complejo y una explosión en una de sus cúpulas.
 
Las explicaciones varían según el bando. Los Estados Unidos y la OTAN dicen que se trata de un auto atentado para elevar el fervor patriótico ruso y excusar la posibilidad de una escalada de la guerra. ¿Qué podría significar una escalada en estas circunstancias, el uso de armas nucleares? Por su parte, Rusia culpa a Estados Unidos de provocarla con este tipo de acciones.
 
En un contexto de ánimos exacerbados como no se veía desde tiempos de la Guerra Fría, incidentes de este tipo, aparentemente menores, pueden desencadenar una escalada que lleve a un desastre planetario. Cuando se inició la Primera Guerra Mundial, que provocó una de las mayores carnicerías de la historia contemporánea, un irresponsable fervor bélico atravesó a toda Europa, esa a la que Josep Borrell llama “el jardín” del mundo, cuna del mundo civilizado. La forma como se muestran los dientes ahora, como perros de presa excitados, nos indican que no han aprendido nada y que siguen siendo los mismos irresponsables. 
 
En esta guerra el único partido que hay que tomar es el de la paz, cualquier otra cosa es irresponsabilidad. 

1 comentario:

  1. Así mismo, y no es hora de menospreciar mediaciones y mediadores.

    ResponderEliminar