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sábado, 15 de julio de 2023

El Foro de Sao Paulo y la agenda regional

 Como expresó Lula, lo primordial es unirnos para confrontar la amenaza de la extrema derecha y el neofascismo que ha crecido en el mundo y sigue diciendo mentiras.

Consuelo Ahumada / Para Con Nuestra América
Desde Colombia

Con el lema “Integración regional para avanzar en la soberanía latinoamericana y caribeña”, se realizó el XXVI encuentro del Foro de Sao Paulo en Brasilia, entre el 29 de junio y el 2 de julio pasados. Así se le dio continuidad a un proceso que ha estado en el centro del debate y la confrontación política durante las últimas décadas en Latinoamérica y otras latitudes.
 
La extrema derecha lo ha utilizado como argumento para intentar impedir cualquier transformación democrática. Es “un instrumento para desestabilizar la región”, la expresión del castrochavismo, señala Álvaro Uribe, uno de los más reconocidos voceros de dicho sector. Una conspiración para acabar con la democracia y generar el caos, dicen otros. En los períodos electorales o de fuerte movilización social las acusaciones e improperios se exacerban.
 
Pero no hay nada más lejano a la realidad. El Foro de Sao Paulo se creó en 1990 en la ciudad del mismo nombre, por iniciativa de Lula y Fidel Castro, para enfrentar el avance del neoliberalismo en la región.
 
Plantearon la necesidad reagrupar a la izquierda, entonces dispersa en múltiples partidos muy pequeños, con el fin de propiciar el triunfo electoral de movimientos alternativos, cuando ya resultaba claro que esta era la única vía posible para llegar al poder. Fue significativo el aporte de Marco Aurelio García, principal consejero de Lula, desaparecido hace unos años y homenajeado en el encuentro.    
 
Desde los inicios de tan importante proceso organizativo, se insistió en la necesidad de llegar a acuerdos sobre puntos centrales y conformar coaliciones amplias para lograr el objetivo. Se planteó una política de frente amplio.
 
En el discurso de instalación del encuentro de Brasilia, Lula resaltó el papel histórico del Foro. Fue la primera experiencia en que la izquierda latinoamericana se sentó a discutir, pese a sus diferencias, y a ponerse de acuerdo en las luchas prioritarias.
 
El resultado pudo verse a comienzos de este siglo, cuando en medio de la crisis y el descontento generados por el neoliberalismo y el orden mundial, emergió la primera ola de gobiernos alternativos. El período 2002-2015 ha sido el más progresista y el de mayores conquistas sociales y participación política en la región, tanto para las mujeres como para los sectores históricamente excluidos.
 
Pero estos gobiernos no estuvieron exentos de errores, como lo han reconocido varios de sus protagonistas y analistas. Hoy Lula llama a revisarlos, a cumplir con las promesas a la población, a deponer sectarismos. Insiste en la necesidad de propiciar la democracia y la alternancia en el poder. Cuatro años de mandato de la extrema derecha en Brasil fueron una lección para todos nosotros, señaló.
 
En todo este análisis, la situación geoestratégica internacional es fundamental. Se viven importantes cambios y desafíos en el orden global. El declive del poderío económico de EE. UU. frente a China y otros países, es determinante para la emergencia de un mundo multipolar. La guerra de Ucrania, que enfrenta a la superpotencia y Europa con Rusia y amenaza con adquirir mayores dimensiones, es parte de esta disputa.
 
De hecho, varios países latinoamericanos y de otras regiones han expresado su deseo de vincularse a los BRICS. Al mismo tiempo, los nexos económicos entre nuestras naciones y China se incrementan.
 
Este es el contexto preciso que enfrenta el continente, agravado por la crisis climática, el mayor desafío para la humanidad, y por el desbarajuste económico y social.
 
En ese marco, el pasado 30 de mayo, también en Brasilia, se realizó el Encuentro de presidentes suramericanos. Se establecieron allí los acuerdos básicos para avanzar en la integración económica, política, cultural y ambiental en la región, conocidos como el Consenso de Brasilia.
 
Se acordó coordinar también propuestas conjuntas frente a la crisis económica global, las elevadas tasas de interés y la inflación, mediante un camino distinto a la contracción de la economía impuesta por la banca internacional.
 
Se plantea una nueva industrialización, a partir del fortalecimiento del Estado y de las cadenas productivas regionales, para incrementar el comercio intrarregional. La transición energética y la integración en infraestructura son urgentes. La agenda para salvar el Amazonas es prioritaria tanto para Lula como para Petro.
 
Se reafirmó también la visión común de Suramérica como región de paz y cooperación, basada en el respeto a la diversidad de sus pueblos, el compromiso con la democracia y los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la justicia social, el Estado de derecho y la estabilidad institucional, la defensa de la soberanía y la no injerencia en asuntos internos de sus países.
 
Pero volvamos al encuentro del Foro de Sao Paulo. Tal como lo señala su declaración final, este evento fue bastante significativo y emblemático.Lula retornó al poder en enero pasado, tras sobreponerse a múltiples dificultades. Superó también el intento de golpe de Estado del 8 de enero, pocos días después de su posesión, por cuenta de las fuerzas leales a Bolsonaro y del estamento militar de la capital. El viernes pasado el Tribunal Supremo Electoral lo inhabilitó por 8 años.
 
El regreso de Lula hace parte de la segunda ola de gobiernos progresistas y de izquierda, que cambió el color del mapa regional, desde México con AMLO, hasta Chile con Boric, pasando por Colombia con Petro, y muchos otros.
 
Dilma Rousseff, destituida arbitrariamente de la presidencia de Brasil en 2016, es ahora la presidenta del poderoso Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS con sede en Shanghai.  
 
Como expresó Lula en la instalación, la prioridad es unirnos para confrontar la amenaza de la extrema derecha y el neofascismo, que ha crecido en el mundo entero y sigue diciendo mentiras.
 
 Por último, haber vivido personalmente el proceso del Foro de Sao Paulo durante las últimas dos décadas, participar en el encuentro de Brasilia y recibir la aceptación para que el Partido de Trabajo de Colombia, PTC, ingrese como miembro pleno del Foro, son cosas que no tienen precio.

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