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sábado, 23 de septiembre de 2023

Argentina: Paradojas de una comunidad contradictoria

Es muy difícil vivir el día a día en una sociedad con una constante negación de lo vivido ayer, antes de ayer o del pasado.

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América
Desde Mendoza, Argentina

Pareciera que hay una promoción organizada del olvido y desde luego, una ilusión de realidad que contradice aquello que alguna vez se conoció como verdad. Actualmente es una broma decir, la única verdad es la realidad o frases por el estilo. El cultivo reiterado de la mentira terminó erosionando la verdad o eso que llamábamos verdad.
 
Si nos ceñimos al diccionario de la RAE, el término paradoja: 1. proviene del latín paradoxa, -ōrum, y este del griego [τ] παρδοξα [tà] parádoxa; propiamente 'lo contrario a la opinión común'. 2. Hecho o expresión contrarios a la lógica. 3. Empleo de expresiones o frases que encierran una aparente contradicción entre sí, como en mira al avaro, en sus riquezas, pobre.
 
Vamos a la práctica, a esos ejemplos que nos sorprenden cada día con las fechas del mes por el que atravesamos. Setiembre, mes de las flores en la primavera que avecina septiembre. Sin embargo, un lejano 6 de septiembre, las Fuerzas Armadas instalaron al General José Félix Uriburu desalojando al caudillo radical Hipólito Yrigoyen del poder en su segundo mandato. De ello hicieron 90 años. Luego vino la democracia fraudulenta del General Agustín P. Justo, acompañado por Julio A. Roca hijo, autor del famoso pacto Roca – Runciman que nos postró a Inglaterra y tras su acertado consejo, se creó el Banco Central de la República Argentina que ahora quieren derrumbar. 
 
Años más tarde, en 1943, pero un día 4 de junio, hubo otro golpe militar encabezado por los coroneles para desplazar aquella rancia oficialidad advirtiendo el nuevo orden que iba surgiendo en el conflicto conocido como la Segunda Guerra Mundial. El hombre fuerte que surge es el Coronel Juan Domingo Perón que cambiará la historia del país, dando protagonismo a las clases obreras. Su mandato y su obra transformadora, caería derrotada en 1955. Hace unos días nomás, para ser más preciso el sábado pasado, 16 de septiembre fue el aniversario de ese golpe. Fecha nefasta que, como en otras ocasiones de la historia argentina sobrepone hechos – espantosos – ocurridos, cuyas consecuencias todavía nos aplastan; cuestión que los negacionistas actuales quieren reflotar. 
 
El golpe de la revolución ¿libertadora?, fusiladora digamos sin ambages, ocurrió ese día, con el saldo luctuoso de muertos y heridos, pero sobre todo destrucción del andamiaje jurídico estatal que garantizaba los derechos de los trabajadores, el libre acceso a la educación, la salud y la previsión social, que garantizaba la justicia social; crimen que debemos denunciar en cada oportunidad en homenaje a nuestros muertos de antes, de ese momento y los que vendrían y vendrán las décadas siguientes. Porque convengamos, lo primero que hicieron las FFAA una vez consumado el golpe y tomado las riendas del poder los verdaderos protagonistas, el General Pedro Eugenio Aramburu y el Contraalmirante Rojas, derogan la Constitución de 1949 e instalan la Constitución liberal de 1853/60 y, llaman a una Convención Constituyente de donde surge el Artículo 14 Bis, donde concentran los derechos sociales y previsionales conseguidos y que ya no podían dejar de reconocer porque eran parte de las conquistas de la comunidad oprimida de décadas anteriores. 
 
Luego vendrá Arturo Frondizi, radical intransigente que impulsará una política de desarrollo, eludiendo la estricta supervisión de las FFAA, pero que al enterarse de su reunión con Ernesto Che Guevara, lo sacan del poder y le sigue el presidente provisional del Senado, hasta el llamado de elecciones, donde asume – con el peronismo proscripto – el radical Arturo Humberto Illia, quien pese a las presiones castrenses, logra realizar dentro del corto período en que lo dejan gobernar, una acción de gobierno beneficiosa para amplios sectores de clase media y los trabajadores. No alcanza a durar tres años. La Revolución Argentina encabezada por el General Juan Carlos Onganía, lo derroca en el año 1966. 
 
Años y ciclos de terror, porque diez años después, las bestias sedientas de los cuarteles perpetran el golpe de Estado de marzo de 1976. Todos los militares comandantes en jefe, como el caudillo español Francisco Franco,  devotos cristianos. A Dios rogando y con el mazo dando.
 
También en estos días, el Comité de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura UNESCO ha declarado patrimonio de la humanidad al Museo Sitio de la Memoria ESMA también esta semana. Lugar donde funcionó el mayor Centro Clandestino de Detención, tortura y Exterminio de la última dictadura cívico-militar-eclesiástica, condenando los crímenes de lesa humanidad como los ocurridos en Auschwitz.
 
Lo paradójico, lo contradictorio, pero sobre todo aberrante, es que en el debate realizado estos días por tv de los candidatos a vice presidentes, Victoria Villarruel, la compañera de fórmula de Javier Milei, de la Libertad Avanza, haya reivindicado a los genocidas siendo ella representante de una asociación de víctimas militares, aludiendo ser hija de un militar combatiente de la guerra de Malvinas. 
 
Coucheada – con el mensaje preparado por asesores de imagen y discurso, imposible de no ser reconocido por las miradas perdidas hacia un ángulo superior buscando respuestas – como Luis Petri, el vice de Patricia Bullrich, largaban estocadas a diestra y siniestra, sin proponer nada o proponiendo consultas a sus propuestas escritas o, como Juntos por el Cambio, encabezados por Bullrich, ampararse en el viejo zorro neoliberal Carlos Melconian que los rescate del pozo de su ignorancia en conocimiento económico, para ver cómo se potencian para congraciarse con sus poderosos amos de dentro y fuera del país, llámense FMI o, directamente, gobierno de EEUU. Sumisos y dóciles con sus amos, prepotentes y despiadados con los débiles, su programa se reduce al orden de los cementerios que difundían los militares setentistas, de quienes son devotos herederos. 
 
Paradójico o contradictorio, invirtieron con artimañas negacionistas y odiadoras, los términos causa y efecto. El sufrimiento y la degradación de nuestros países provienen de las feroces dictaduras que destruyeron a sangre y fuego la convivencia democrática, derrumbando todas las instituciones de la sociedad civil e imponiendo el miedo en lo profundo de los seres humanos. No a la inversa, como promueven en sus latiguillos de combate que han minado y colonizado la cabeza de millones de jóvenes desesperados, que con un futuro incierto, se han arrojado a sus fauces. 
 
Hasta el presidente brasileño Inácio Lula da Silva le advirtió en un encuentro especial a su par norteamericano, Joe Biden, este miércoles con motivo de la Asamblea General de Naciones Unidas en Nueva York, el peligro para la democracia en el mundo de estos personajes, como Javier Milei en Argentina, cuyas declaraciones demenciales aterrorizan.
 
El juguete rabioso, como el cuento de Roberto Arlt, Javier Milei, admirador de Margaret Thatcher, quien dio la orden del hundimiento del ARA General Belgrano, cree que puede separar sus adhesiones personales de sus definiciones políticas en torno de la soberanía de las islas Malvinas, cuestión que intenta juntar con el principio de auto determinación de los pueblos, aplicada a los kelpers. 
 
La soberanía de Malvinas, usurpadas en el siglo XIX, es un derecho que se reafirma permanentemente en el ámbito internacional, reiterado por el presidente Alberto Fernández en su última participación de la Asamblea General de la ONU.
 
Es paradójico, contradictorio y aberrante que este personaje al borde del ataque de nervios haya logrado ascender donde está. Sin embargo, su misma desmesura y descontrol comienza a jugarle en contra. El rancio empresariado que lo venía sosteniendo quiere desprenderse, como ha pasado con Eduardo Eunekian, su antiguo empleador que, en la cumbre del Consejo Interamericano de Comercio y Producción CICyP, expresó: “Si (Milei) no se modera, no estamos para aguantar a otro dictador”[1], brindando por Patricia Bullrich, gesto que convocó a la concurrencia congraciarse con el voto cantado del viejo empresario dueño de Aeropuertos 2000. 
 
Aguardando que la tempestad se aclare, que las aguas desciendan y vuelvan a su curso, que los espíritus se sosieguen y que la ansiada cordura vuelva a las mentes de quienes tendrán la responsabilidad de conducir los destinos de la comunidad los próximos cuatro años, termino esta columna rindiéndole un merecido homenaje al querido periodista Mario Wainfeld, fallecido este jueves 21 de septiembre en la Ciudad de Buenos Aires. Hombre de una trayectoria intachable, abogado, docente, periodista, lleno de amigos que han escrito sus condolencias y sobre todo, un tipazo al que tuve el gusto de conocer cuando presentó en Mendoza su libro; Kirchner, el tipo que supo.




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