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sábado, 14 de octubre de 2023

Nota sobre el pensar martiano

 Es desde las necesidades de nuestro tiempo que cabe plantear la necesidad de identificar la claves del pensar martiano, y los términos de su vigencia, a partir de los conceptos fundamentales que nos ofrece. 

Guillermo Castro H./ Especial para Con Nuestra América
Desde Alto Boquete, Panamá

La organización del mercado mundial como un sistema internacional – interestatal, en realidad – ha ingresado en una crisis de transición hacia un futuro aún indeterminado. Ese sistema se constituyó tras la desintegración de su previa organización como sistema colonial a lo largo de la gran guerra de 1914 - 1945. La obra martiana tomó forma en la transición entre ambas fases de ese proceso, y prestó especial atención a la necesidad de luchar por el equilibrio de un mundo cuyo desquiciamiento anunciaba el ingreso del mercado mundial a su fase imperialista.

 

La necesidad de esa lucha por un  futuro que sea sostenible por lo humano que llegue a ser es hoy mayor que nunca, y se libra ya en todos los campos de la cultura. Esa batalla cultural demanda encarar y trascender todas las formas del dogmatismo neoliberal, para abrir paso a la renovación de las raíces del pensamiento crítico en nuestra América, que tiene en José Martí a uno de sus principales exponentes. 

 

Conocer y dar a conocer la visión del mundo que articula la estructura conceptual del pensar martiano a partir de su compromiso con el mejoramiento humano, la utilidad de la virtud, y la lucha por el equilibrio del mundo, para comprender la vigencia de esa visión en nuestros tiempos. Esa tarea exige comprender el vínculo entre la actualidad de lo pensado en su obra y la vigencia de su pensar en la nuestra a partir de una lectura atenta a riesgos como los del anacronismo, la atemporalidad y la fragmentación.

 

Encontramos un ejemplo sencillo de esto cuando Martí nos dice, en 1892 – en un artículo dedicado al intelectual obrero Rafael Serra -, que el mundo “sangra sin cesar de los crímenes que se cometen en él contra la naturaleza.” Aquí, una lectura descontextualizada de este fragmento, y no faltaría quien proclamara a Martí como un gran precursor del ambientalismo de nuestro tiempo, etc. 

 

Aquí caben dos observaciones. Una, que el concepto de naturaleza es peculiarmente complejo en el pensar martiano, que lo concibe en íntima relación con lo sociocultural. Otra, que en la creación de las condiciones culturales y políticas para la lucha contra el colonialismo español en Cuba fue un eje fundamental en la organización del pensar martiano.

 

Así, se refiere Martí en este caso a las deformaciones que las secuelas culturales y morales de la esclavitud y el racismo imponen al desarrollo humano, y en su tiempo constituían un obstáculo a la formación del frente patriótico que sostuviera aquella lucha independentista. Esto se aprecia en las líneas que anteceden a la cita, que culmina el fragmento del que forma parte.

 

Van y viene las corrientes humanas por el mundo, que hoy arrolla los pueblos del color que temió ayer, y funde el oro de sus coronas en cadenas con que atarlos al carro del triunfo. Desdeñó un día el sajón, y tuvo a menos, el trato y la amistad con el italiano o andaluz, porque por lo moreno de la cara se creía mejor que él; y luego el andaluz y el italiano desdeñan a los de tez más morena que la suya. Los esclavos, blancos o negros, fueron depuestos en largas generaciones, por el recuerdo de la esclavitud más que por la culpa del color, del derecho de igualdad, en la aptitud y en la virtud, de sus antiguos amos. El mundo sangra sin cesar de los crímenes que se cometen en él contra la naturaleza. Y cuando, con el corazón clavados de espinas, un hombre ama en el mundo a los mismos que lo niegan, ese hombre es épico.” [1]

 

Esto no demerita la relevancia de la idea martiana para el ambientalismo de nuestro tiempo. Ella, por ejemplo, engarza en lo planteado por el papa Francisco cuando en su encíclica Laudato Si’ - un texto más cercano a Martí de lo que imaginamos-, advierte que encaramos “una sola y compleja crisis socioambiental”, que demanda “combatir la pobreza, para devolver la dignidad a los excluidos y simultáneamente para cuidar la naturaleza.”[2]

 

Estos matices hacen parte de la historia de nuestra cultura y, por lo mismo, de nuestra vida política, cuando la descomposición del neoliberalismo opera en un vacío ideológico que el progresismo socialdemócrata no alcanza a llenar, y que favorece en cambio el auge de corrientes autoritarias de claro corte conservador – que entre nosotros significa racista, clasista y misógino. Esta situación no deja de recordar aquella en la que, en 1903, Rosa Luxemburgo planteara que Marx “nos ha sacado distancia como partido de luchadores”, pues “nuestras necesidades todavía no se adecúan a la utilización de las ideas de Marx.”[3]

 

Lo mismo cabe decir del papel de Martí en nuestra propia batalla de ideas. Es desde las necesidades de nuestro tiempo que cabe plantear la necesidad de identificar la claves del pensar martiano, y los términos de su vigencia, a partir de los conceptos fundamentales que nos ofrece. 

 

Así, naturaleza, patria, virtud son ejemplos de sencilla complejidad, expresados con una sola voz, mientras otros- como los de mejoramiento humano y equilibrio del mundo -, tienen una estructura más compleja.  Y aquí cabe distinguir además entre los elementos estructurantes de la visión martiana del mundo, y aquellos elementos estructurados por esa visión a lo largo del tiempo. 

 

Lo estructurado expresa la mayor o menor actualidad de lo pensado por Martí en su circunstancia. Lo estructurante, por su parte, da cuenta de la vigencia del pensar martiano en la nuestra. Tal, por ejemplo, la relación entre sus advertencias sobre la necesidad de luchar por el equilibrio del mundo en el período ascendente del imperialismo, y la noción de ese equilibrio como referente activo en el análisis del conflicto entre la visión unipolar y la multipolar del sistema mundial que caracteriza el proceso de transición que vivimos hoy.

 

El segundo plano está referido al proceso de formación y transformación del pensar martiano en lo que va del destierro de Martí a España en 1871 a su paso por México en 1875-1876 y su exilio en Nueva York, entre 1881 y 1895. El sentido de los elementos del pensar martiano cambia a lo largo de esos tiempos, y demanda conocer el alcance de dichos cambios en lo que hace a sus sentidos para los tiempos nuestros. 

 

Estos criterio de selección también lo son de restricción. En efecto, si bien no cabe establecer de antemano el número de los elementos conceptuales a tratar, la selección debe velar porque ese número no obstaculice la tarea mayor, que consiste en comprender la visión del mundo cuyo conocimiento se busca promover. 

 

El planteamiento de estos y otros criterios para la organización del proceso de investigación puede encontrar un punto de apoyo en lo dicho por Antonio Gramsci con respecto al estudio de la obra de Karl Marx, que demandaba“reconstruir el proceso de desarrollo intelectual del pensador en cuestión” para identificar los elementos “que han resultado estables y ‘permanentes’, es decir, que han sido asumidos como pensamiento propio”, los cuales constituyen “momentos esenciales del proceso de desarrollo.”[4]

 

Esto, añadía, tiene especial importancia cuando el pensador cuya obra se estudia cuenta con una personalidad “en la cual la actividad teórica y la práctica están indisolublemente ligadas, de un intelecto en continua creación y en perpetuo movimiento, que siente vigorosamente la autocrítica del modo más despiadado y consecuente.” Por ello, la investigación de los motivos y del ritmo del pensamiento en desarrollo tiene mayor importancia “que las afirmaciones aisladas y casuales o que los aforismos separados.” 

 

La escala del problema así planteado demandará combinar el abordaje interdisciplinario del problema con la organización en red del estudio para facilitar el diálogo entre quienes hayan adelantado investigación sobre distintos aspectos del tema. En sus formas más elementales, esa tarea ya está en marcha. Se va abriendo así el camino para ir a formas cada vez más complejas, comprobando nuevamente que hacer, sin duda, es la mejor forma de decir.

 

Alto Boquete, Panamá, 10 de octubre de 2023



[1] “Rafael Serra”. Patria, 26 de marzo de 1892. Ibid, IV, 380-381.

[2] Carta Encíclica Laudato Si’ del Santo Padre Francisco sobre el cuidado de la casa común, 2015, párrafo 139.

http://w2.vatican.va/content/francesco/es/encyclicals/documents/papa-francesco_20150524_enciclica-laudato-si.html

[4] Gramsci, Antonio: Introducción a la filosofía de la praxis. Selección y traducción de J. Solé Tura 

https://marxismocritico.files.wordpress.com/2011/11/introduccion-a-la-filosofia-de-la-praxis.pdf

Gramsci, Antonio, (1999: 385) Antología. Selección, traducción y notas de Manuel Sacristán. Siglo XXI Editores, México y España. “Cuestiones de método.” Textos de los Cuadernos posteriores a 1931.

 

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