Para tomar posición hay que estar informado, pero en circunstancias como esta, hay que esforzarse por encontrar la información adecuada.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
Las elecciones venezolanas han sido objetivo de guerra de los medios de comunicación y las agencias de noticias más grandes e influyentes del mundo desde que fueron convocadas. Los medios locales de todas partes reproducen acríticamente lo que dicen, y los análisis y vaticinios que hacen, y se suman al coro universal que verifica que en Venezuela hay una dictadura, que la oposición ganó arrolladoramente y que los chavistas no cederán el poder.
No hay proceso, de la orientación ideológica que sea, que haya sido confrontado más veces con las urnas que el venezolano. De más de treinta elecciones, consultas populares y referendos, el chavismo solo ha perdido dos, y en ambas oportunidades lo aceptó sin dramas ni triquiñuelas.
El proceso venezolano liderado por el chavismo tiene muchísimos problemas, algunos derivados de su propia incompetencia, pero también de la corrupción, y muchos otros, la mayoría, por el cerco despiadado que le ha impuesto los Estados Unidos y sus ad lateres de la Unión Europea.
Pero, para la narrativa de esos trust de la información, esa situación de plaza sitiada no existe. Como es de sobra conocido, Venezuela fue durante más de cien años un país rentista, lo que quiere decir que dependía casi exclusivamente de sus exportaciones de petróleo. Pero las sanciones norteamericanas redujeron esas exportaciones prácticamente a cero, pues no solamente dejó de comprarle petróleo, sino que armó una estructura mundial que castiga a quien lo compre o venda. Quienes se salen de ese círculo infernal que aprieta hasta la asfixia, son quienes Washington cataloga como la alianza del mal, en la que está Irán, Rusia y China.
Para Venezuela es más práctico comercializar su petróleo en los Estados Unidos, no solo porque ambos países se encuentran en las costas del Caribe, sino porque toda la tecnología que utiliza la infraestructura venezolana es de origen estadounidense. Conseguir no solo componentes para mantener su ya a estas alturas obsoleta infraestructura petrolera, como también los insumos que permiten transformar el petróleo extraído en una mercancía comercializable, se torna engorroso si tiene que llegar de lugares situados a 15,000 kilómetros de distancia sorteando, además, amenazas de barcos de guerra que merodean o, abiertamente, se atraviesan en el camino.
Ahora, con las elecciones, encuestadoras afines a la oposición certifican que Edmundo González Urrutia, su candidato, le sacó como 20 puntos de ventaja a Nicolás Maduro. No hay periódico, noticiero, TikTok o red social en donde eso se ponga en duda. Pero si se tiene la curiosidad de explorar lo que dijeron en elecciones anteriores los candidatos de la oposición, se encontrará que siempre dijeron lo mismo.
Se puede aducir, como también se dice en este discurso criminalizante, que ellos, como seguramente también ahora, han sido objeto de fraude. Bueno, habrá que reclamarle a quienes han certificado al venezolano como el sistema electoral más seguro de América.
La inmensa contracción económica debida a las sanciones, ha provocado una crisis sin precedentes en el país, lo que ha motivado el éxodo más grande de su historia, y todos se rasgan las vestiduras aduciendo que huyen en busca de la libertad. La inmensa mayoría sale porque las condiciones del país han sido las de una economía de guerra, aunque también están los que, como Leopoldo López y su blonda esposa, el presidente espurio Juan Guaidó y otros, que habiendo cumplido el papel que les asigna los Estados Unidos, ahora viven en los lugares más chic de Miami o Madrid. Habiendo sido ejemplo de patriotismo ¿por qué no se aparecen en estas elecciones que, como dicen en cada elección, son cruciales para el país?
Recomendaría leer el programa de la oposición venezolana. Se inscribe en la órbita de la extrema derecha latinoamericana, muy próximo al del argentino Javier Milei. Es el programa de un sector social y político cuya principal propuesta es vender el país, que ha pedido reiteradamente que los Estados Unidos intervengan militarmente, que ha propiciado incursiones armadas por costas y fronteras terrestres, y que forma parte de la internacional comandada por el español Vox.
Para tomar posición hay que estar informado, pero en circunstancias como esta, hay que esforzarse por encontrar la información adecuada. Por otro lado, cruzo los dedos porque este artículo pueda aparecer en nuestra revista: algunos algoritmos capciosos ya nos han censurado en el pasado y no sería raro que también lo hicieran ahora.
Un excelente escrito profundo que reconoce y difunde las grandes contracciones de toda índole conocidas por los cada vez menos estudiosos independientes comprometidos con la verdad y los cada vez menos estudiosos antineoliberales. Nuestra América lastimada agradece a todos quienes contribuyen a deslegitimar las mentiras que legitiman las sucias mentiras que la derecha impone.
ResponderEliminarHay dos bandos. Hay dos bandas...
ResponderEliminarNo soy anónimo..
ResponderEliminarSoy Martin Enrique Salas Ávila