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sábado, 2 de noviembre de 2024

Argentina: Chau Casa de Papel

 Como en la exitosa serie española, “La Casa de Papel”, que tenía como escenario la Fábrica Nacional de Moneda y Timbre y al Banco de España,  el gobierno libertario en su tarea de jibarización del Estado, resolvió privatizar la Casa de Moneda y a partir de esta semana dejará de imprimir billetes. 

Roberto Utrero Guerra / Especial para Con Nuestra América

Desde Mendoza, Argentina


Hasta estos días, la Casa de Moneda era una empresa pública perteneciente al Estado argentino y dependiente del Ministerio de Economía, encargada de la impresión de billetes y acuñación de monedas de curso legal. También imprimía estampillas y pasaportes, formularios oficiales y medallas. Fundada en 1875, su primera fábrica se inauguró en 1881, en el primer gobierno de Julio A. Roca. En 1927 inauguró su museo de guarda de billetes, monedas y estampillas de valor histórico. 

 

El edificio de la actual Casa de Moneda, se encuentra en la Avenida Antártida Argentina 2085, con una arquitectura estilo racionalista con reminiscencias neoclásicas, con columnas en el pórtico, jerarquizado con una escalinata al hall principal de la sede administrativa; desde este hall parte el pasillo que conecta con el sector industrial. 

 

Las instalaciones componen más de 41 mil metros cuadrados de superficie, cargados de historia e identidad nacional que ahora se tiran por la borda y se ponen a disposición de un empresariado voraz que tendrá a su cargo la puesta a disposición de los empleados y la explotación de las instalaciones, como sucedió en los años noventa y con las mismas previsibles consecuencias. Al punto que esta semana la hija del ex presidente, Zulemita, ha presidido la fundación de la agrupación política de ultra derecha, “La Carlos Menem”. También, como advierten muchos especialistas, habrá que esperar infinidad de delitos de corrupción como ocurrió en esa década fatídica.

 

Vale la pena detenerse en esta agrupación, cuyo lema, adaptados a los tiempos libertarios es: “Libre, unida y próspera”, entre los presentes estuvo Alberto Kohan, secretario general de la Presidencia de Carlos Menem; su nieto, Fidel Kohan, es uno de los entusiastas de la nueva agrupación, quien expresó: “Después de años de una tendencia socialista de izquierda, venimos a reivindicar a un prócer argentino que supo introducir a la Argentina en el mundo, que condujo un país hacia las cosas bien”.

 

A estas alturas cabe preguntarse si el presidente libertario no es una copia deforme de modelos internos y externos. 

 

Si advertimos por su falta de calle, no le llega a los talones al presidente riojano que deslumbró a la vedette Yuyito en sus mejores años, a quien corteja ilusionado Javo; en exabruptos lo imita a Donald Trump, aunque está lejos de la arrogancia y la fortuna del magnate rubio. Pero bueno, siguiendo su libreto descalificador, es la versión de La salada, una feria mayorista con imitaciones y segundas marcas con precios accesibles para el pobrerío.

 

En cuanto a la estabilidad de la convertibilidad y la lograda baja de la inflación de los últimos diez meses de gestión, omiten recordar los escándalos de corrupción que enfrentaron los años noventa. 

 

Los que lo vivimos y lo tenemos muy presente, sabemos lo que se viene. Los veinteañeros descendientes de funcionarios menemistas que ahora reaparecen apoyando a Milei, es probable que hayan sepultado los escándalos de corrupción, pero nunca es tarde para volver a los años de pizza y champán.

 

Lo primero que viene a la memoria de los trabajadores, es la privatización de empresas públicas encarada por Carlos Menem. La primera en consecionarse fue ENTel, la Empresa Nacional de Telecomunicaciones a cargo de la ingeniera María Julia Alsogaray, hija de Álvaro Alsogaray, líder de la derecha tradicional, ministro de Economía de la dictadura de 1955. Echaron a los empleados y decretaron un tarifazo y dividieron al país en dos zonas. El Estado argentino se quedó con la deuda. Entró 
Telecom; Alosogaray y Dromi, ministro de Obras y Servicios Públicos, pidieron coima. El caso fue archivado hasta que se reabrió en 2003, sin novedades desde entonces.

 

A fines de 1990, el embajador de Estados Unidos, Terence Todman, envió una carta reservada al ministro de Economía, Antonio Erman González. Todman se quejaba de que empresarios del frigorífico Swift se habían quejado ante él por un pedido de coimas para poder concretar una inversión. Hecho conocido como Swiftgate. 

 

A esto, se le sumó en 1991, el Yomagate. Un traficante de drogas detenido en España denunció la existencia de una red que enviaba dinero de la droga en valijas para lavarlo en Argentina y apuntó a Amira Yoma, ex cuñada de Menem y responsable del área de Audiencias de la Casa Rosada, y a su esposo, un oficial sirio de nombre Ibrahim al Ibrahim, que apenas hablaba castellano y lo habían puesto al frente de la Aduana.  La sombra del narcotráfico sobrevolaba la gestión del gobierno.   

 

Monzer Al Kazar, un traficante sirio de armas, entro en abril de 1992. Acusado de terrorismo aprovechó las bondades del alineamiento de Menem con los Estados Unidos y consiguió en tiempo récord un pasaporte argentino, cuando no se precisaba visa para ingresar al país del norte. Se rumoreaba que la foto del pasaporte fue tomada en el despacho presidencial y que Al Kassar se habría puesto un saco de Menem. Mientras se acumulaban denuncias de corrupción en organismos como el PAMI, se produjo el atentado de la AMIA y la denuncia de encubrir el ataque terrorista del 18 de julio de 1994, en cuya cima estaba Hugo Anzorreguy, el jefe de la SIDE.

 

En marzo de 1995, Menem fue denunciado por el tráfico de armas a Ecuador y Croacia; si bien fue condenado en primera instancia a siete años e instancias superiores en la apelación lo dejaron libre de culpa y cargo, en 2001 la Suprema Corte dictaminó que no se podía aplicar la figura de asociación ilícita a los actos de gobierno. La muerte lo sorprendió en febrero de 2021, cuando la Suprema Corte revisaba su absolución. Pero mucho antes, en 2008, la Justicia había desistido de avanzar contra él por la voladura de Río Tercero. En noviembe de 1995, explotó la fabrica militar instalada en esa ciudad cordobesa, donde fallecieron siete personas y numerosos heridos y se comprobó que el siniestro había sido intencional para ocutar el faltante de armas contrabandeado.

 

También, el ahora presidente recordado como ejemplo a seguir, tuvo que afrontar a la Justicia por el caso de la venta del predio de Palermo de la Sociedad Rural Argentina, hecho sucedido en 1991, después de una tasación a precio vil, en la que participaron funcionarios del ministerio de Economía y de los bancos Ciudad e Hipotecario, el terreno se vendió en 30 millones de dólares, cuando un peritaje posterior demostró que el precio real superaba los 130 millones de dólares. En 2019 lo condenaron a tres años y nueve meses de cárcel, pero antes de morir le llegó la absolución.

 

Pese a todos los problemas judiciales de Menem, no fueron impedimento para volver a ser candidato a senador por la Rioja en 2017, pese a la inhabilitación para ocupar cargos públicos.

 

En 1990, el actual presidente contaba con 14 años y su padre, Norberto “Beto” Milei, apodado “el Gordo”, lo castigaba y trataba de inútil, basura y fracasado e inspiraba respeto y temor en el mundo empresario del transporte urbano y descollaba como tipo rápido y sin escrúpulos para los negocios, según un artículo aparecido en la Revista Noticias. El hombre que se asomaba al balcón del Congreso, un anciano delgado de 81 años, se había sometido a una operación de bypass gástrico en 2013, cuando no tenía mayores relaciones con el actual presidente y, cuyo nexo, era su hermana Karina, “el Jefe” y Secretaria General de la Presidencia. Karina jamás se distanció de sus padres, por el contrario se hizo cargo de los grandes y diversificados negocios familiares tanto en el país como en Estados Unidos.[1]

 

Volver a los noventa con todos sus ingredientes no tiene nada de original, sólo las formas bizarras a las que apela el principal protagonista y responsable de los destinos de los millones de argentinos sometidos a una vida miserable y a un Estado al que cada acción intenta suprimir funciones indelegables, como la educación, la salud o la seguridad social. No sólo demuestra impericia e improvisación, sino una rotunda ignorancia sobre el origen y funciones de las instituciones públicas del país. 

 

Profundo admirador del General Julio Argentino Roca, quien accedió a su primer mandato con 42 años y los galones ganados en combate, además de haber recorrido a caballo, cinco veces el país conocido en 1880, el actual ocupante del sillón de Rivadavia apenas ha salido de la avenida General Paz, la frontera de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y la provincia homónima, como tampoco ha blandido un sable sin remaches, porque ocupado con el celular y su ejército de trolls, no deja de mandar mensajes oprobiosos. Su lema no será “Paz y Administración” como el que distinguió a la gestión del “Zorro”; acá los “zorros” que están detrás de Javo, serán los encargados de cuidar las gallinas, las gallinas de los huevos de oro que son los grandes negociados que está transfiriendo a sus amos en las sombras.

 

Sin embargo, miles de estudiantes que resisten en las universidades públicas, han tomado consciencia que el futuro del país está en sus manos, tanto como los trabajadores y jubilados que semana a semana salen a protestar a la calle, ante la indiferencia de las autoridades y los legisladores que todavía no asumen la representación para la que fueron elegidos...   



[1] González, Juan Luis, Norberto Milei, la historia desconocida del padre del Presidente, Revista Noticias, 16 de mayo de 2024.

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