Los documentos publicados recientemente como parte del archivo JFK revelan cómo la CIA se adueñó de las embajadas estadounidenses en todo el mundo, operando bajo la fachada del Departamento de Estado.
Marc Becker* / Para Con Nuestra América
Desde Missouri, Estados Unidos
Schlesinger citó cifras sorprendentes: en la sección política de la embajada de Estados Unidos en Viena, 16 de las 20 personas que figuraban en la Lista del Servicio Exterior de octubre de 1960—una publicación trimestral del Departamento de Estado sobre asignaciones de personal—eran oficiales de la CIA, al igual que más de la mitad de los 31 funcionarios involucrados en actividades de información.
De manera similar, 11 de los 13 funcionarios de la sección política de la embajada en Chile pertenecían a la CIA. En la embajada de París, la CIA contaba con 128 personas y se había hecho cargo de las funciones de información política que antes correspondían a los diplomáticos del Departamento de Estado. De hecho, estos oficiales de la CIA habían comenzado a monopolizar el contacto con los políticos franceses.
Según Schlesinger, el Departamento de Estado contaba con unos 3.900 funcionarios en el extranjero, mientras que la CIA tenía 3.700. En otras palabras, casi la mitad del personal político en las embajadas estadounidenses eran funcionarios de la CIA. Alrededor de 1.500 de estos estaban bajo cobertura del Departamento de Estado, mientras que, presumiblemente, los otros 2.200 operaban bajo cobertura militar u otras dependencias gubernamentales.
La CIA se refería eufemísticamente a sus oficiales destinados en embajadas bajo cobertura diplomática como Fuentes Americanas Controladas (CAS, por sus siglas en inglés). El origen del término es oscuro, pero según el fallecido John Prados del Archivo de Seguridad Nacional, "probablemente se originó como un indicador de que la información provenía de un activo estadounidense, pero terminó siendo un sinónimo de estación de la CIA". El término formaba parte de la ficción que la agencia intentó mantener durante décadas: que "no existían estaciones de la CIA".
En su memorándum a Kennedy, Schlesinger señaló que el acuerdo de la CIA con el Departamento de Estado para utilizar la cobertura diplomática se remontaba a la fundación de la agencia en 1947. Inicialmente, se trataba de un arreglo temporal y estrictamente limitado. La CIA no debía confiar en la cobertura diplomática como una solución fácil para insertar a sus oficiales en el exterior, sino que debía desarrollar sus propios sistemas de cobertura y así reducir su dependencia del Departamento de Estado. Sin embargo, nunca dejó de recurrir a dicha cobertura.
La cobertura diplomática ofrecía múltiples ventajas a la CIA, lo que llevó a la agencia a abandonar sus planes de crear sistemas de cobertura privada no oficial. El sistema actual era más rápido, simple, conveniente y rentable. Mejoraba la seguridad operativa y la comunicación, y garantizaba un estilo de vida más cómodo para su personal en el extranjero que si la agencia hubiera hecho los arreglos por su cuenta.
Todo esto ocurrió a costa de una creciente intromisión de la CIA en las funciones diplomáticas. En algunos casos, los jefes de estación (COS, por sus siglas en inglés) de la CIA llevaban más tiempo en el país que los embajadores, tenían mayor acceso a los funcionarios del gobierno, disponían de más fondos y ejercían más influencia política. A veces, el jefe de la CIA perseguía objetivos diferentes a los de los diplomáticos, e incluso excluía al jefe de misión de sus operaciones. Para socavar aún más esta ficción legal, en ocasiones no era ningún secreto quiénes eran los oficiales de la CIA.
A pesar de estos problemas, la CIA mantuvo un firme compromiso con la expansión de sus operaciones CAS como una solución permanente al problema de colocar a sus funcionarios en otros países. Incluso presionó al Departamento de Estado para que otorgara a su personal cargos más altos en las embajadas.
Schlesinger advirtió que, antes de que el Departamento de Estado perdiera completamente el control de la diplomacia internacional y los funcionarios de la CIA se afianzaran permanentemente en el Servicio Exterior, era crucial que los embajadores restablecieran el control sobre los puestos de la CIA en sus embajadas. Sugirió una revisión para reducir progresivamente el personal de CAS y así devolverle al Departamento de Estado su rol primordial en la diplomacia.
Philip Agee
Medio año antes de que Schlesinger escribiera su memorándum, el entonces joven oficial de la CIA Philip Agee llegó a su primer destino: Quito, Ecuador. Aparece por primera vez en la Lista del Servicio Exterior en enero de 1961 como agregado adjunto, oficial político de la embajada—la cobertura diplomática para su trabajo con la CIA. Su rango era R-8, u Oficial de Reserva del Servicio Exterior (FSR), una categoría frecuentemente asignada a oficiales de la CIA. Los compañeros de Agee en la CIA, adscritos a la sección política de la embajada, eran el Jefe de Estación (COS) James B. Noland, asignado el 14 de julio de 1957 con el rango R-6, y el oficial de informes John E. Bacon, asignado el 29 de noviembre de 1959, con rango R-7.[2]
Otro oficial de operaciones de la CIA en la embajada era Robert J. Weatherwax, destinado como asesor de seguridad pública en la Misión de Operaciones de los Estados Unidos (USOM), perteneciente al programa de la Administración de Cooperación Internacional (ICA, conocido luego como USAID), también con rango R-6.[3] Como nuevo empleado, Agee tenía el rango más bajo—así como el salario más bajo—de los cuatro. La Lista del Servicio Exterior indica como fecha de asignación el 9 de noviembre de 1960, aunque en realidad no llegó a Ecuador sino casi un mes después. Aparentemente, dicha fecha corresponde a su asignación formal.
Durante todo el tiempo que permaneció en Ecuador, Agee fue uno de los oficiales menos relevantes, no solo dentro de la estación de la CIA en Quito, sino también en el conjunto de la embajada. En una lista de precedencia entre 26 funcionarios y esposas de la embajada distribuida en junio de 1962—tras un año y medio en su puesto—Agee ocupaba el último lugar.[4] Medio año después, en noviembre de 1962, y tras casi dos años de servicio, continuaba en el último puesto, solo por encima del tercer secretario y vicecónsul John P. Steinmetz, funcionario consular adjunto en la sección consular.[5]
Steinmetz era un FS0-8 “rotativo” que había llegado a Quito en agosto. John E. Karkashian, funcionario del Departamento de Estado encargado de asuntos ecuatorianos en Washington, lo describió como “un joven muy inteligente y competente, que debería ser un activo para el personal”.[6] Steinmetz era uno de los tres miembros del personal diplomático de la embajada que no estaba casado.[7]
La embajada de Estados Unidos dio la bienvenida a Agee en Quito—como hacía con todo el personal, fueran auténticos diplomáticos u operativos encubiertos—mediante una serie de notas dirigidas al Ministerio de Relaciones Exteriores. Una carta del 12 de diciembre de 1960, enviada una semana después de la llegada de Agee, informaba al ministerio de “la llegada el 6 de diciembre del Sr. Philip B. F. Agee, Agregado Asistente de esta Embajada, quien está acompañado por su esposa”. La embajada solicitaba que se le expidiera el cupo diplomático habitual. Una nota manuscrita en el margen de la carta indica “Concedido Cupo Ene. 16/61”, lo que confirma que disfrutaría de las mismas exenciones aduaneras que cualquier otro diplomático.[8]
Tres días más tarde, una segunda carta proporcionó al ministerio información sobre el registro de Agee y su esposa Janet. Los formularios incluían el cargo de Agee (agregado adjunto), su fecha de nacimiento (19 de enero de 1935) y lugar de nacimiento (Takoma Park, Maryland). El Departamento de Estado emitió sus pasaportes diplomáticos el 17 de noviembre de 1960 (números 24356 y 24355, respectivamente) y los visados diplomáticos correspondientes (números 81 y 80) el 21 de noviembre del mismo año.[9] Como era costumbre, la cancillería ecuatoriana respondió con un acuse de recibo formal.[10]
Dos semanas más tarde, la embajada solicitó que el ministerio emitiera permisos de conducir diplomáticos y carnets de identidad diplomática para su nuevo "agregado asistente" y para su esposa Janet. La carta incluía cuatro fotografías de cada uno, así como sus descripciones físicas (Agee medía cinco pies, ocho pulgadas, o sea 1,72 m, y tenía ojos marrones; Janet medía cinco pies, cinco pulgadas, o sea 1,65 m, tenía ojos color avellana, ambos eran de cabello castaño y tenían 25 años). Notas manuscritas indican que el ministerio expidió los carnets 08-61 y 09-61 el 12 de enero de 1961, y los permisos de conducir 09-61 y 10-61 una semana después.[11]
Agee, al igual que otros oficiales de la CIA, aprovechó sus privilegios diplomáticos para importar artículos personales, como ropa y un árbol de Navidad.[12] Poco después de su llegada, también importó un pequeño sedán Renault de cuatro puertas, tal como lo permitía el gobierno ecuatoriano a otros miembros de la embajada, tanto al personal diplomático regular como a los oficiales de la CIA.[13] Los vehículos debían destinarse al uso personal y no a la reventa inmediata. Cuando Agee vendió el coche dos años más tarde, recibió una exención que lo libró del pago de derechos aduaneros.[14] Los oficiales también solían importar regularmente licores y otros artículos de lujo, presumiblemente destinados a sus agentes y demás colaboradores.
Pero, ¿qué decir de la ropa interior femenina y el pintalabios?
Tras varios meses de servicio de Agee en Ecuador, el consejero de la embajada Edward S. Little escribió al ministro de Relaciones Exteriores del Ecuador, José Ricardo Chiriboga Villagómez, solicitando permiso para importar libre de impuestos “1 paquete: conteniendo ropa interior de seda para señora y lápiz labial, para uso del señor Philip B. Agee”.[15] ¿Estaban destinados a su esposa Janet, a una operación de soborno a un agente de la CIA, o se trataba de algo completamente distinto?
Durante años, circularon rumores salaces y difamatorios sobre Agee, tildándolo de "mujeriego". El periodista John Barron, en su libro KGB Today, lo acusó de “haber sido obligado a dimitir por diversas razones, entre ellas su consumo irresponsable de alcohol, sus continuas y vulgares proposiciones a las esposas de diplomáticos y su incapacidad para gestionar sus finanzas”.[16]
La declaración de Barron formaba parte de una campaña más amplia lanzada por la agencia en su contra. Un documento que la CIA divulgó en respuesta a una solicitud bajo la Ley de Libertad de Información (FOIA) afirma: “Durante su carrera en la Agencia, Agee demostró ser un joven egoísta, superficialmente inteligente, pero esencialmente frívolo, que no mostraba interés por la política ni tenía convicciones ideológicas. Si acaso, su orientación política era conservadora de derechas”.[17] Agee, por supuesto, negó rotundamente estas acusaciones, calificándolas de ataques ad hominem destinados a desacreditarlo a él y, por extensión, a sus revelaciones sobre las operaciones de inteligencia.[18]
Las estaciones de la CIA estaban plagadas de masculinidad tóxica, por lo que no sería en absoluto sorprendente que Agee tuviera dificultades para relacionarse con las mujeres en condiciones de igualdad. En Inside the Company, apenas menciona a las asistentes de estación, que por lo general eran mujeres jóvenes y, por ende, tienden a quedar invisibilizadas en los registros históricos. Una excepción fue Barbara Svegle, una secretaria mecanógrafa de la estación en Quito a principios de los años sesenta, quien servía como correo para Aurelio Dávila Cajas, uno de los agentes ecuatorianos de la estación.[19]
Sin embargo, ese caso era más la excepción que la norma. Dado que mecanografiaban los cables y despachos salientes, leían el tráfico entrante desde la sede central y mantenían los registros financieros, el oficial disidente de la CIA John Stockwell describió a estas ayudantes como parte de un reducido grupo de personas “que sabe todo lo que hace la CIA”.[20] No obstante, aparentemente no existen memorias, estudios ni debates sustantivos sobre su papel en las operaciones de la agencia. La historiografía ha ignorado sus actividades, en detrimento de una comprensión más completa del funcionamiento interno de la CIA.
Más extraño aún es el caso de la secretaria del subjefe de estación de la CIA, Sharon V. Hurley. En sus memorias posteriores, On the Run, Agee relata que la conoció en Alemania en los años setenta, después de haber dejado la agencia. Asegura que "apenas se había fijado" en ella en Quito, a pesar de que su "escritorio estaba a un minuto andando por el pasillo" del suyo.[21]
Lo más insólito de esta historia es que sus estancias en Ecuador coincidieron casi exactamente. De hecho, cuando Agee se marchó en diciembre de 1963, la embajada de Estados Unidos los incluyó a ambos—Agee y Hurley—en el mismo despacho dirigido a la cancillería, informando que habían concluido sus funciones y abandonaban el país.[22]
Igualmente llamativa es una omisión en sus memorias Inside the Company. Poco antes de marcharse, en diciembre de 1963, Agee solicitó permiso para vender su Renault de 1959 e importar un Triumph TR4. Sin embargo, apenas un par de semanas después, tuvo que dar marcha atrás y vender el Triumph recién llegado a bordo del vapor Salinas.[23]¿Por qué compró un coche deportivo rojo nuevo justo antes de marcharse? ¿Fue su salida inesperada? ¿Se trató de un signo de una temprana crisis de mediana edad? Como suele ocurrir, las revelaciones archivísticas plantean más preguntas que respuestas.
Más enigmática aún es la ausencia de cualquier mención a su sustituto en Ecuador. Poco antes de su salida, William F. Frederick llegó a Quito como nuevo agregado adjunto en la sección política de la embajada.[24] Después de citar cientos de nombres de oficiales de caso, agentes y otros colaboradores de la CIA, ¿por qué omitir precisamente al funcionario que asumió su puesto? Una vez más, los documentos de archivo revelan silencios significativos.
Agee, en cambio, concluye la sección de sus memorias sobre Ecuador con una reflexión sobre cuánto había cambiado la situación del país desde su llegada tres años antes. Señala que los oficiales anteriores probablemente ya no reconocerían la estación, pues esta había crecido considerablemente y se esperaba la llegada de más personal. También menciona que el presupuesto de la estación había aumentado de forma sustancial.
Aunque Agee nunca utiliza el término “fuente Americana controlada” (CAS), la mayoría de los oficiales seguían operando bajo cobertura diplomática, aunque Warren Dean, el jefe de la base en Guayaquil, tenía planes para ampliar las operaciones con cobertura no oficial.[25] Sin embargo, en términos generales, mientras más cambiaban las cosas, más permanecían igual.
*Marc Becker es Profesor de Historia en Truman State University, en Kirksville, Missouri, Estados Unidos.
[1] Carta de Arthur M. Schlesinger, Jr. a John F. Kennedy, «CIA Reorganization», Washington, D.C., 30 de junio de 1961, The President John F. Kennedy Assassination Records Collection, 2025 Documents Release, https://www.archives.gov/files/research/jfk/releases/2025/0318/176-10030-10422.pdf; Peter Kornbluh y Arturo Jiménez-Bacardi, eds., «CIA Covert Ops: Kennedy Assassination Records Lift Veil of Secrecy», Briefing Book #888, National Security Archive, 19 de marzo de 2025, https://nsarchive.gwu.edu/briefing-book/2025-03-19/cia-covert-ops-kennedy-assassination-records-lift-veil-secrecy.
[2] United States Department of State, Foreign Service List (Washington, D.C.: United States Government Printing Office, January 1961), 18; John D. Marks, “How to Spot a Spook,” Washington Monthly (November 1974), 5.
[3] La embajada identificó a Weatherwax como «empleado en Ecuador bajo la Extensión del Acuerdo Cooperativo con el Ministerio de Economía de fecha 14 de abril de 1955.» Véase Carta de la Embajada de los Estados Unidos al Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 30 de noviembre de 1959, Oficio no. 229, B.18.80 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo II, 1959), Archivo Histórico del Ministerio de Relaciones Exteriores (AHMRE), Quito, Ecuador.
[4] Carta de la Embajada de los Estados Unidos de América al Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 4 de junio de 1962, Oficio no. 578, B.18.85 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo I, 1962), AHMRE.
[5] Carta de Earl H. Lubensky a todo el personal estadounidense, «Order of Precedence Among American Embassy Officers and Wives», Quito, 2 de noviembre de 1962, B.18.86 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo II, 1962), AHMRE.
[6] Carta de John E. Karkashian a Spencer M. King, Washington, D.C., 3 de agosto de 1962, Grupo de Registro 84 (Puestos del Servicio Exterior del Departamento de Estado), Ecuador; Embajada de Estados Unidos, Quito; Registros Generales Clasificados, 1941-1963, Entrada UD #2396, Caja 85: 1962-1963: 350 - 350, Administración Nacional de Archivos y Registros (NARA), College Park, Maryland.
[7] Carta de la Embajada de los Estados Unidos de América al Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 20 de agosto de 1962, Oficio no. 141, B.18.86 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo II, 1962), AHMRE.
[8] Carta de la Embajada de los Estados Unidos de América al Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 12 de diciembre de 1960, Oficio no. 232, B.18.82 (Notas comunes recibidas de la Embajada de los Estados Unidos de América en Quito, 1960, Tomo II), AHMRE.
[9] Carta de la Embajada de los Estados Unidos de América al Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 15 de diciembre de 1960, Oficio no. 237, B.18.82 (Notas comunes recibidas de la Embajada de los Estados Unidos de América en Quito, 1960, Tomo II), AHMRE.
[10] Carta del Ministerio de Relaciones Exteriores a la Embajada de los Estados Unidos de América, Quito, 20 de diciembre de 1960, Oficio no. 381.1(22)/25-DP, N.17.2 (Notas comunes enviadas a la Embajada de Estados Unidos en Quito, 1959-1961), AHMRE.
[11] Carta de la Embajada de los Estados Unidos de América al Ministerio de Relaciones Exteriores, Quito, 28 de diciembre de 1960, Oficio no. 243, B.18.82 (Notas comunes recibidas de la Embajada de los Estados Unidos de América en Quito, 1960, Tomo II), AHMRE.
[12] Carta de Edward S. Little a José Ricardo Chiriboga Villagómez, Quito, 17 de febrero de 1961, Oficio no. 306, B.18.83 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo I, 1961), AHMRE; Carta de Alvin T. Slemons a Benjamín Peralta Páez, Quito, 24 de enero de 1963, Oficio no. 448, B.18.87 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo I, 1963), AHMRE; Carta de Alvin T. Slemons a Benjamín Peralta Páez, Quito, 24 de abril de 1963, Oficio no. 613, B.18.87 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo I, 1963), AHMRE.
[13] Carta de Edward S. Little a José Ricardo Chiriboga Villagómez, Quito, 10 de enero de 1961, Oficio no. 253, B.18.83 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo I, 1961), AHMRE.
[14] Carta del Ministerio de Relaciones Exteriores a la Embajada de los Estados Unidos de América, Quito, 11 de marzo de 1963, Oficio no. 30 DP, N.17.3 (Notas comunes enviadas a la Embajada de Estados Unidos en Quito, 1962-1963), AHMRE.
[15] Carta de Edward S. Little a José Ricardo Chiriboga Villagómez, Quito, 28 de febrero de 1961, Oficio no. 315, B.18.83 (Notas recibidas de la Embajada de Estados Unidos en Quito, Tomo I, 1961), AHMRE.
[16] John Barron, KGB Today: The Hidden Hand (New York: Reader’s Digest Press, 1983), 228.
[17] «Points of Discussion», sin fecha, Box 5, Folder 9, Philip Agee Papers, Tamiment Library and Robert F. Wagner Archives, New York University, Nueva York.
[18] Philip Agee, On the Run (Secaucus, NJ: Lyle Stuart, 1987), 91.
[19] Philip Agee, Inside the Company: A CIA Diary (London: Penguin, 1975), 126.
[20] John Stockwell, In Search of Enemies: A CIA Story (New York: W. W. Norton & Company, 1978), 136.
[21] Agee, On the Run, 250.
[22] Carta del Ministerio de Relaciones Exteriores a la Embajada de los Estados Unidos de América, Quito, 31 de diciembre de 1963, Oficio no. 118 DP, N.17.3 (Notas comunes enviadas a la Embajada de Estados Unidos en Quito, 1962-1963), AHMRE.
[23] Carta del Ministerio de Relaciones Exteriores a la Embajada de los Estados Unidos de América, Quito, 9 de diciembre de 1963, Oficio no. 162 DP, N.17.3 (Notas comunes enviadas a la Embajada de Estados Unidos en Quito, 1962-1963), AHMRE.
[24] Carta del Ministerio de Relaciones Exteriores a la Embajada de los Estados Unidos de América, Quito, 2 de diciembre de 1963, Oficio no. 158 DP, N.17.3 (Notas comunes enviadas a la Embajada de Estados Unidos en Quito, 1962-1963), AHMRE.
[25] Agee, Inside the Company, 321.
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