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sábado, 14 de junio de 2025

Cristina Kirchner, víctima de la dictadura proscriptiva judicial

Siempre hay una gota que rebalsa el vaso  y la  Corte Suprema de Justicia de la Nación la volcó no solamente contra la condenada Cristina sino sobre el pueblo trabajador, los desocupados, los hambreados, las minorías discriminadas cuyas dignidades reivindicó el kirchnerismo. 

Carlos María Romero Sosa / Para Con Nuestra América
Desde Buenos Aires, Argentina

Es junio y bien podría parecerse a Octubre, por parafrasear a Leopoldo Marechal. O debería asemejarse en respuesta obrera y popular. Esa es la aspiración de quienes conocimos lo ocurrido en aquel mes con mayúscula, solo por relatos de protagonistas, y  tenemos hoy el  sagrado deber de ser actores de otra gesta como aquella del 17/X/1945; reviviendo su sentido patriótico y reivindicativo según las circunstancias que impone el presente, porque la historia no se repite pero se asemeja a veces,  por ejemplo a partir de lo que sucedió el nefasto 10/ VI/ 2025.  
 
No implica  ningún esfuerzo intelectual vincular ambos hitos históricos: ayer un líder que surgía, el Coronel Juan Domingo Perón, era detenido en la isla Martín García y luego trasladado al Hospital Militar por la furia oligárquica y los designios del imperialismo yanqui. Ahora, otra líder, elevada merced al voto popular a las más altas responsabilidades de la República, acaba de ser condenada a prisión y a la  inhabilitación definitiva  para ejercer cargos públicos. Todo ese castigo  llega junto -y justo- cuando  Cristina Fernández de Kirchner había anunciado su  candidatura a diputada provincial bonaerense.          
 
La movilización del peronismo y demás sectores democráticos y progresistas contra la proscripción, exhibirá al mundo que ella ha sido juzgada por un sanedrín. Y debe  ir creciendo en rabia y hacerse multitudinaria. Es el momento propicio para que las placas tectónicas de la sociedad adormecida por eras geológicas de desinformación, posverdad, propaganda individualista y saqueos neoliberales, se fracturen de una vez por todas para revivir aquí y ahora epopeyas nacionales de antaño.  
 
Siempre hay una gota que rebalsa el vaso  y la  Corte Suprema de Justicia de la Nación la volcó no solamente contra la condenada Cristina sino sobre el pueblo trabajador, los desocupados, los hambreados, las minorías discriminadas cuyas dignidades reivindicó el kirchnerismo. 
 
Solo que también el máximo tribunal desparramó esa gota como mancha indeleble sobre sí mismo: al presente un trío de intocables cortesanos con su úkase anticipado y gestado por los escribas del capitalismo sin fronteras y los seudo periodistas locales que tienen pesados sus bolsillos de amontonar vueltos en negro –dinero sucio que quiere blanquear Milei-  producto de las “fake news” que vienen propalando sobre la dos veces Presidenta de la Nación, una vez Vicepresidenta, Senadora y Diputada (M.C.). 
 
Todo bien aceitado para dar apoyo de combate en  la misma guerra mediática o “lawfare”, que mantuvo en prisión a Lula da Silva 580 días y se las tomó con Rafael Correa y Evo Morales. (Más claro decirlo en inglés como corresponde a la dominación cultural que socava, derrite ideales y valores y hace trizas el sentido común, precisamente con esas nuevas armas simbólicas pero tan  letales para las mentes como las bombas norteamericanas de NAPALM sobre las aldeas  vietnamitas en los años sesenta y setenta).      
 
 “!Nada que ver con aquel 17 de octubre del 45!”, se solazan unos. “Esto por ahora es solo militancia reunida en la puerta de la casa de la chorra”, se dan ánimo otros, lunfardeando con el muy elitista diario La Nación y el muy pequeño burgués Clarín bajo el brazo acusador. 
 
Empero, por cuantos miles de desmotivados a restaurar una Patria Justa, Libre y Soberana, vale esa bandera argentina y esas exclamaciones de solidaridad con la ex Presidenta, de parte de unos niños de muy corta edad asomados a un balcón, en  imagen tomada vivándola al momento preciso de conocerse la ratificación de la sentencia. 
 
Y por qué número de los desorientados va, en cambio, seguro, el paso de un jubilado que exige pan y justicia   manifestando todos los miércoles frente al Congreso, dispuesto a enfrentar las policías, gendarmerías y prefecturas bravas de la ex extrema montonera Patricia Bullrich.
 
Y sigamos sumando y restando actitudes. Así la cantidad de sonrisas estúpidas y cómplices de las groserías del presidente y  los insultos de sus serviles como el diputado Espert  -“heroico ofensor” de la hija menor del matrimonio Kirchner: Florencia-, que puede desarmar esa lágrima de gratitud hacia Cristina que registraron los noticieros, cayendo de los ojos empañados de una mujer instalada desde ayer debajo de su balcón.  
 
O es que no cotiza infinitamente más en decoro y abnegación,  el plantón de un trabajador en uno de los cortes de ruta que se suceden en estos momentos en repudio de la condena y la proscripción, que todos los tours de compras al exterior, realizados aprovechando el dólar planchado, a cambio de habernos endeudado de nuevo con el FMI la banda del libertario Milei,  declarado enemigo de la Justicia Social, escatológico agraviante en algún momento del Papa Francisco y alcahuete y huésped en estos precisos momentos del genocida de los habitantes de la Franja de Gaza, Benjamín Netanyahu. 
 
¡Sí señor!, están dadas las condiciones para que pueda parecerse a Octubre este frío junio argentino; el que Dios lo quiera, en tiempos venideros, se deberá escribir también en letras mayúsculas.

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