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sábado, 25 de octubre de 2025

México: Un PAN recalentado

 El lanzamiento de la “nueva” imagen del Partido Acción Nacional (PAN) se suscribe en la reagrupación internacional de las fuerzas de la derecha, cuyos rasgos ultras y neofascistas se van revelando cada vez más. 

Cristóbal León Campos / Para Con Nuestra América
Desde Mérida, Yucatán. México.

No es un hecho aislado ni se limita a modificaciones en el logotipo de dicho partido político, sino que responde a la agenda global de una reconfiguración geopolítica y estratégica que tiene expresiones puntuales, como el gobierno de Javier Milei en Argentina, Daniel Noboa en Ecuador, el VOX en España, o las bien conocidas por el horror que han generado, como Benjamín Netanyahu y el sionismo israelí que sigue cometiendo genocidio en Palestina, y por supuesto, el gobierno del imperialismo estadounidense con Donald Trump, y aunque hay matices entre ellos, todos son parte del avance ultraconservador. 
 
En México, los sectores de la derecha han ido modificando su discurso; por una parte, dependiente de las posiciones políticas que ocupan, ya sea una gubernatura, alcaldías o espacios en las cámaras de representación. Por otra parte, dependiendo de los avances de sus adversarios políticos, en particular desde el ascenso al gobierno federal de Morena y el proyecto de la Cuarta Transformación, que si bien es cierto no representa un cambio de sistema ni se lo propone en sus estatutos, sí significa la modificación de formas políticas y económicas que ante los ojos ultraconservadores representan acciones totalmente distantes de su concepción de sociedad y gobierno. Y, de manera particular, el PAN ha representado y representa a los intereses de una cúpula económica y conservadora que siempre ha estado lo más alejada posible de los sectores vulnerados de la población, ya sean trabajadores formales e informales, estudiantes o integrantes de la diversidad; pues el PAN tiene en su ADN desde su nacimiento y por naturaleza genes elitistas, clasistas y racistas. 
 
La radicalización conservadora del PAN fue lo que realmente se presentó como el llamado relanzamiento de su plataforma política, sus tres ejes centrales: Patria, Familia y Libertad, apelan directamente a las expresiones más recalcitrantes de la ultraderecha global, pues la Patria significa el nacionalismo chovinista, la Familia se relaciona con las formas más tradicionales de organización social y con el conservadurismo que no acepta la diversidad y sí reivindica el patriarcado y machismo, y la Libertad es una metáfora al consumo y al libre mercado cuya significancia no es otra que la defensa neoliberal de la explotación y la desigualdad económica y social. Y como ejemplos puede revisarse tanto la historia como a los gobiernos mencionados con anterioridad y muchos más, que en sus discursos dicen defender esos mismos axiomas, pero en los hechos concretos imponen el autoritarismo mientras reprimen cualquier tipo de disidencia. 
 
Los puntos centrales de este relanzamiento blanquiazul se encuentran en el llamado a “recuperar su identidad”, que significa un regreso al origen vinculado con el fascismo del Yunque; la “apertura ciudadana” que tiene como objetivo pintar el discurso clasista en democrático e incluyente, aunque se sabe que la diversidad no tiene cabida en las cúpulas panistas ni los sectores populares; el juego “democrático” al que llaman con la elección de candidaturas es una forma de disimular la verticalidad de las decisiones en un organismo marcado por su desapego a lo colectivo, comunal y popular; la defensa de las instituciones no es otra cosa que su oposición a que continúen los cambios en dependencias e instituciones que fueron clave para el dominio blanquiazul, como son las relacionadas con la justicia, las elecciones y los apoyos sociales; el fin de las alianzas con otros partidos y organizaciones, además de lógicos, es una puesta de límites a quienes están en bancarrota moral y política como el PRI, pero también un cerrar filas para reorientar las formas de sus militares hacia un conservadurismo mayor que puede comprobarse en los discursos de odio utilizados por sus dirigentes y principales apoyos mediáticos; el cambio generacional que señalan es la clara aceptación de que el PAN es un partido alejado de las masas, y que los jóvenes de hoy, en un mundo que sí acepta y valora la diversidad y la horizontalidad, no reconocen en sus postulados una ventana para un mejor mañana; y además, el llamado a estar a “muerte” con el PAN recuerda a las doctrinas autoritarias que la derecha ha implementado a lo largo de la historia humana. 
 
En los meses siguientes, estos postulados y otros entrarán al terreno de lo real y ahí podremos ver con más claridad que el relanzamiento del PAN tiene vínculos directos con la geopolítica de la derecha que busca espacios en el mundo para detener las transformaciones socioeconómicas, golpear a los gobiernos de izquierda, progresistas y/o revolucionarios, y extender el proyecto ultraconservador en el supuesto nombre de la “libertad”, aunque en realidad se trate de perpetuar la injusticia. 

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