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domingo, 11 de mayo de 2008

Latinoamérica siempre ha representado la tierra de lucha y, por eso, de esperanza

Marcelo Colussi
Argenpress

Clifton Ross es uno de esos estadounidenses que en Latinoamérica no estamos acostumbrados a ver: militante de izquierda, comprometido con las causas populares, sencillo, auténtico. Rehúye al consumismo banal y es un crítico sistemático de la cultura militarista y depredadora de su país. Es poeta, cuentista y cineasta. Igualmente se dedica a la traducción del español al inglés. Ha vivido y trabajado en la Nicaragua de la Revolución Sandinista, durante la década del 80, y en la República Bolivariana de Venezuela. Actualmente es catedrático en Universidad de Berkeley City College, donde trabaja enseñando inglés a población hispanoblante. Argenpress dialogó con él, en español, por medio de su corresponsal Marcelo Colussi.

Argenpress: ¿Cuál es la percepción de un ciudadano medio de Estados Unidos (el Homero Simpson que vemos por televisión) respecto a Latinoamérica? ¿Y cuál es la percepción desde una posición de izquierda?

Clifton Ross: Creo que la gran mayoría de los norteamericanos no piensan en Latinoamérica o, cuando piensan en ello, sólo tienen en sus mentes imágenes de sirvientes con ojos negros, pelo negro, piel color de café, gente sumisa que no habla inglés. Eso y nada más. El sector progresista, digamos, revolucionario (y distingo entre los llamados “liberales” y neoliberales por un lado, los que quieren “reformar” el sistema capitalista para hacerlo más “humanista”, o sea, para hacer un “capitalismo con cara humana”, y por el otro lado, nosotros que rechazamos el sistema completo) representa una minoría muy pequeña de la población. Para nosotros, Latinoamérica siempre ha representado la tierra de lucha, de posibilidades y, por eso, de esperanza. Los experimentos, las revoluciones que no hemos logrado hacer en Estados Unidos, vemos que sí han sucedido en Latinoamérica: Cuba, Chile, Nicaragua, y ahora, Venezuela. Además, la tradición de lucha armada, de miles de personas comprometidas a entregar sus vidas por sus convicciones tampoco la hemos visto en los Estados Unidos del siglo XX. Aunque sí tenemos héroes pacifistas, aún militantes como Malcom X, Martin Luther King Jr., Dorothy Day del Movimiento Católico Obrero y otros. O las Panteras Negras, el “Weather Underground” y otros grupos que sí había en los 60 y los 70, como el Ejército de Liberación Negro (Black Liberation Army), y las Células Armadas Clandestinas de los 80. Por supuesto, todos estos grupos existían, pero representaron nada más que a unos cientos, o mejor dicho, a unas docenas de personas, y este movimiento llegó a su apogeo en el Partido de las Panteras Negras en los fin de los años 60, muchos de ellos perseguidos hasta hoy. Entonces nuestra situación es distinta, viviendo adentro del imperio donde no hemos experimentado, hasta los años recientes, el dolor agudo de necesidades como la mayoría en Latinoamérica.

Argenpress: ¿Qué es la izquierda estadounidense? ¿Existe? ¿Qué plantea? Desde fuera del país casi no se conoce nada al respecto. La idea –transmitida hasta el hartazgo por los medios de comunicación– presenta sólo un estereotipado bipartidismo: demócratas y republicanos. ¿Cómo entender propuestas de izquierda en esa sociedad?

Clifton Ross: Es una buena pregunta, una pregunta que también yo tengo: ¿existe una izquierda en los Estados Unidos? Porque sí, efectivamente hay mucha gente de izquierda, pero no estamos organizados todavía en un movimiento. Existimos como personas, pero todavía no como movimiento. Aquí, en el área de la Bahía de San Francisco, hay miles y miles de nosotros. Por ejemplo, el 85% de nosotros votamos en contra de Bush en las últimas (robadas) elecciones. Pero Chomsky tiene razón: una dictadura mantiene control con el terror mientras una “democracia” mantiene control con la propaganda. Eso es. Dado que no estamos organizados en un movimiento, no planteamos nada; no tenemos un plan para el futuro porque, realmente, no podemos imaginar nada más que el mundo en que estamos. De hecho, la mayoría de la izquierda ha “comprado”, o sea, acepta, las premisas filosóficas del sistema capitalista, aún si fuera inconscientemente. Las premisas se presentan como las fronteras más allá de las cual no se puede ir. Por ejemplo, según ese modelo del mundo, vivimos en un mundo de “dog eat dog” o “perro come perro”; si no se aprovecha de uno, otros van aprovecharse de ti. Además, la humanidad es mala (esto viene del “Santo” Agustín), y está caracterizada por el pecado original; por eso no se puede confiar en nadie.

Otra premisa es que nadie va a cuidarte si no te cuidas a ti mismo, entonces tienes que ahorrar cosas y dinero para evitar o poder afrontar cualquier problema. Y el sistema inculca el sentimiento de miedo como sentimiento dominante y, por eso, tú nunca te sientes cómodo o seguro y tienes que trabajar y trabajar. La ironía de todo esto es que en el campo de los Estados Unidos, donde estas ideas tienen más aceptación, te vas a encontrar una solidaridad a nivel de comunidad que contradice todos estos dogmas del sistema: la gente no se aprovecha de sus vecinos, al contrario, les ayudan. La gente no es mala sino buena, honesta, culta, digna. Cuidan a sus vecinos. Y saben que, si pierden todo, sus vecinos les ayudarían a establecerse otra vez. Como sucede en el campo entre campesinos en todo el mundo. Por otro lado, en las ciudades, entre los intelectuales, artistas, gente de la contracultura en donde se encuentra más una perspectiva progresista, no se ve esta solidaridad; el sentido de comunidad es débil y los necesitados se encuentran sin recursos y con poca ayuda para resolver sus problemas. Ambos hechos dicen muchísimo de la capacidad humana, casi infinita, de mantener ideas que contradicen la realidad. Entonces, las propuestas de la izquierda tratan de problemas individuales: la guerra, la pobreza, la agroecología y problemas ambientales, la inequidad racial o económica, etc. Todavía no vemos un movimiento socialista de base que desafíe el sistema como totalidad. Sí existen partidos de mil o dos mil, o posiblemente cinco mil personas, que desafían al sistema, pero grupos de cinco mil personas no constituyen todavía un movimiento de base. Y en todo esto soy muy pesimista para el corto plazo: el anticomunismo del país todavía es tan fuerte que aún la mayoría no puede usar la palabra “socialista”. Esa palabra, aún en círculos progresistas, va a causar risa burlona, porque la premisa más importante y peligrosa del sistema es que no hay otra posibilidad, la TINA de Margaret Thatcher que quiere decir “There Is No Alternative” (No hay alternativa). Es por eso que los progresistas en los Estados Unidos trabajan en sus problemitas, tratando de resolver una cosa u otra y no atacar al sistema en su totalidad porque, creo yo, inconscientemente de verdad creen que no hay alternativas a ese sistema.

Sin embargo hay semillas de un movimiento en la tradición anarquista en que se encuentra artistas e intelectuales como Chomsky, Murray Bookchin, Sam Dolgoff y muchos otros y, ahora, muchos de la tendencia “libertarios” como Ron Paul y sus seguidores. Estos, con excepción de Chomsky, no tienen amplia aceptación entre los “izquierdistas” pero en verdad tienen raíces muy profundas en la cultura norteamericana. Hay un libro que leí hace años que se llama “Americano como Anarquista: Reflexiones sobre el radicalismo indígena” de David De León en que muestra que, dado nuestras condiciones (yo diría como país protestante con todo lo que implica eso) que nosotros tenemos un fuerte tendencia hacia el anarquismo pero rechazamos el socialismo por naturaleza. Yo creo que la izquierda norteamericana del futuro como ya se ve en su forma de semilla, va a tener rasgos de ese anarquismo y socialismo libertario, regionalista, feminista y ecologista. Y el gobierno está conciente de esto y ya está preparando atacar este movimiento –y más aún, ya ha encarcelado varios anarquistas jóvenes en Oregon y Washington por “terrorismo” y la ley de seguridad nacional “H.R. 1955: Violent Radicalization and Homegrown Terrorism Prevention Act of 2007” tiene como blanco no los socialistas sino los anarquistas, porque ya saben que los socialistas no representan mucha gente y no constituyen ninguna amenaza al sistema capitalista, pero sí los anarquistas, que representan un sector enorme de la juventud estadounidense (los “punks”, ecologistas, etc.).

Argenpress: Tú conoces muy bien Latinoamérica porque has vivido y trabajado en varios países de la región, y de hecho, sigues ligado a todo ello. ¿Cómo ves su situación en estos momentos? ¿Para dónde va?

Clifton Ross: Mucho más fácil hablar de la “situación en estos momentos” que “para dónde va”. La presencia de Chávez como presidente de Venezuela, actuando con una libertad que los otros presidentes –con sus vínculos y sus lazos, o más bien: cadenas, respecto al capital internacional– sólo pueden imaginar, esto ha cambiado completamente la situación en América Latina. El hecho de lo que esta está pasando en los últimos años con la hegemonía imperial anglo-estadounidense abre posibilidades regionales que no han existido antes. Además, hay un despertar en los pueblos, me parece. La sabiduría, la claridad, el conocimiento subversivo que hasta ahora ha tenido que vivir en clandestinidad, ya puede salir a la luz del día. En la mayoría de los países se puede ya hablar abiertamente del socialismo en las plazas de las ciudades y nadie va a molestarte como antes en los años 70 u 80 bajo el “Plan Cóndor” de Pinochet. Ya, de hecho, hay “socialistas” en el poder en varios países, aunque muchos de estos son “socialistas neoliberales”, o sea: no socialistas ni izquierdistas, o socialistas sólo de nombre. No tengo ni espacio ni competencia para hablar de los países individuales con todas sus contradicciones individuales, pero mirando a América Latina en su conjunto se puede hablar de algunos problemas que van a saltar de la situación continental y mundial. Primero, la unidad latinoamericana va a ser muy difícil de forjar. Por ejemplo, Chávez habla de unidad militar latinoamericana, una alianza como la OTAN. Soy escéptico, no porque no lo quiera o porque piense que sea malo, sino porque los intereses de los países son tan distintos y diversos, especialmente los intereses de los militares, que sería muy difícil unirles en tal alianza. Puede ser, pero los problemas que hay que superar para lograrlo, según algunos analistas, son muchos y grandes. Igual con las alianzas económicas, aunque esto parece un poco menos complicado. Mira al MERCOSUR, nacido en Uruguay y ya, hace poco, Uruguay mismo estaba debatiendo si iba a salir del acuerdo porque quisieron firmar un TLC con los Estados Unidos. Creo que todavía los neoliberales son muy fuertes en la política latinoamericana, pero las crisis que trae el capitalismo internacional llevan también una gran esperanza para América Latina. Los países latinoamericanos tienen que destetar del veneno capitalista que han chupado durante ya casi dos siglos si quieren crecer a su estatura, merecida como países en el mundo. Es claro y obvio, y analistas y académicos han mostrado con números y estadísticas, que el imperialismo y el capitalismo no ayuda al crecimiento nacional sino que lo evita: un país no puede crecer con una postura sumisa al pillaje capitalista, y esto tienen que aprenderlo Tabaré Vásquez y Michel Bachelet. Ya han aprendido esta dura lección Argentina, Venezuela y Bolivia, y la mayoría de sus pueblos.

Argenpress: ¿Cómo valoras el Plan Colombia? ¿Qué perspectivas trae eso a mediano y largo plazo para las relaciones de Washington con la región?

Clifton Ross: De esto no me siento competente para hablar porque no he estudiado en profundidad el Plan. Lo que podría decir es que sí, me parece que el Plan es la manera que los Estados Unidos utiliza para mantener su presencia en la región y con lo cual pretende mantener su hegemonía regional. Es decir: la manifestación moderna de la “Doctrina Monroe”.
Argenpress: Entre las proyecciones a largo plazo que hace el gobierno de Estados Unidos para su política geoestratégica continental, los movimientos indígenas aparecen como “peligrosos”. ¿Por qué es eso?

Clifton Ross: Ay, ¡otra vez los peligrosos “indios”! ¿Y qué peligro representan los llamados “indios”? Primero, no nos permiten olvidar. Esto es lo más importante. No nos permiten olvidar que toda esta riqueza viene de un genocidio, por lo cual todavía no hemos tomado la debida responsabilidad. Nos hacen recordar un genocidio que aún Hitler, o Stalin o Pol Pot no habían contemplado, pero con una crueldad igual al de ellos. Segundo, los movimientos indígenas hablan de independencia; y no sólo hablan, sino que actúan independientemente, como en Bolivia. No se puede controlar ni comprarles, como se puede comprar muchos otros movimientos no-indígenas. No es decir que no se puedan corromper los líderes: mira a Pachakutic. Hace unos meses hice una entrevista con uno de sus fundadores, Napoleón Saltos, y me contó qué pasó con los líderes y cómo cambiaron cuando lograron ganar poder y se mudaron de sus chozas y cabañas, dejando atrás sus mulas y comunidades por apartamentos y carros en la ciudad. Me dijo que se pudo demostrar con claridad la idea de Marx respecto a que las condiciones materiales determinan la conciencia. Pero por eso, justamente, perdieron el apoyo de su base. ¿Y qué pasó con su base? Sigue en las mismas condiciones, con la misma conciencia como antes, con las mismas creencias y valores. Finalmente, es eso también: la conciencia, las creencias y los valores de los indígenas que mantienen en sus rituales y sus vidas del día a día, eso es lo que da miedo a los imperialistas: pensamiento independiente que no conforme al “pensamiento” consumista. Y esto no es romantizar los “buenos indígenas” sino reconocer que por necesidad, en su pobreza, han tenido que acercarse a sus ideas primordiales para sobrevivir todas las fases de la conquista hasta ahora. Y nosotros, como movimiento, para cambiar este mundo tenemos que empezar a escuchar sus voces.

Argenpress: ¿Qué pasa con el empantanamiento de la economía estadounidense? ¿Cómo es procesado eso por la población dentro del país? ¿Y qué escenarios nuevos abre a mediano y largo plazo, tanto para Latinoamérica como para todo el planeta?

Clifton Ross: ¿Cómo es posible que un papel que no representa nada más que la palabra mentirosa de un emperador puede engañar el mundo? Desde 1971, cuando desvincularon el dólar del oro, nada ha respaldado al dólar más que la palabra del presidente de los Estados Unidos. ¿Cuántos dólares están pasando por el mundo? ¿Y cuánto valen? Tienen el valor de la palabra mentirosa de la Casa Blanca. Y el mundo ha comprado las mentiras completamente, por eso la crisis es ya global. Adentro del país se nota que los precios están subiendo y los trabajadores están sufriendo ya tremendamente. El precio de petróleo está a casi 4 dólares el galón; la comida también está subiendo, y muchos ya no pueden comer o tienen que escoger entre comer o comprar el petróleo para ir a trabajar. Y en todo esto, como pasa siempre, los “errores” de los ricos (que realmente, para ellos, no son errores sino saqueos) tienen que pagarlos los pobres. Espero que pronto los países del mundo empiecen a utilizar el Euro para comprar y vender petróleo. Además espero que dejen de prestar dinero a los Estados Unidos (como lo hace Europa, Japón, China y otros países) para financiar sus guerras criminales, porque realmente Estados Unidos no puede hacer la guerra sin la ayuda del mundo. Esto nos deja ver, finalmente, el papel de una “policía del mundo”; pero esto quiere decir que los Estados Unidos sirve a la clase capitalista internacional como policía, y también como ladrón armado. Mantengo que es sumamente importante dejar de apoyar a las empresas, al gobierno estadounidense y a sus lacayos y empezar a crear nuevas instituciones independientes. Incluso, hasta nuevos símbolos de intercambio, o sea, un nuevo dinero internacional. Se presenta esta crisis como una nueva oportunidad en América Latina para ganar su independencia definitiva. El grado en que una economía dada está ligada a la de los Estados Unidos es el grado en que va a sufrir esa economía. Espero que los líderes de los países de Latinoamérica lo entiendan y empiecen a escuchar las propuestas de Fidel Castro y de Hugo Chávez, porque ellos sin dudas sí lo entienden y han desarrollado buenas alternativas.

Argenpress: ¿Qué pasa con las futuras elecciones? ¿Para dónde van las cosas? ¿Habrá fraude nuevamente?

Clifton Ross: ¿De las elecciones? Bueno, nadie puede pronosticar qué pasará, pero sí es casi seguro que habrá fraude otra vez, porque no han hecho nada los políticos para arreglar el sistema, ni los neo-conservadores ni los neo-liberales. Ambos quieren aprovecharse del sistema electoral fraudulento. Nadie, ni Clinton ni Obama, ni mucho menos McCain, propone nada diferente que lo mismo. Todos quieren mantener el sistema en sí. Por un lado, Clinton y Obama tienen posturas neo-liberales y quieren mantener el sistema de los negocios, mientras que McCain me parece seguirá en el camino militarista de los neo-conservadores. Habiendo dicho esto, espero que Obama gane, porque creo que es un poco más susceptible y sensible a la presión del pueblo. Todavía no sabemos su plataforma porque habla en términos abstractos, pero sí ya sabemos lo que propone Clinton (neoliberalismo tradicional) y McCain (neoconservadurismo con un toque de locura). Con Obama podríamos esperar, en el peor de los casos, otro neoliberal. A lo mejor puede llegar a ser un presidente como Hugo Chávez, aunque no lo creo. Pero por supuesto tenemos el derecho a esperarlo, ¿verdad?

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