La gente viene pidiendo el relanzamiento de la producción nacional y la implantación de un nuevo modelo económico más preocupado por el bienestar de la población, y menos centrado en la estabilidad macroeconómica y en quedarse fiel a los dictados de los financiadores internacionales.
Wooldy Edson Louidor y Angélica López / ALAI AMLATINA - Alterpresse
Puerto Príncipe.- A comienzos del mes de abril de 2008, Haití se enfrentó a múltiples brotes de manifestaciones contra el hambre acompañadas de actos violentos y de vandalismo, lo que se consideró como parte de un movimiento mundial de protesta que estallaba paralelamente en varios países con altos índices de pobreza, tales como Burkina Faso, Camerún o Senegal.
Desde diversos sectores en Haití, particularmente de algunas organizaciones del movimiento altermundista y aun de los movimientos de protestas contra la carestía de la vida, llovieron reiteradas críticas en contra del modelo económico neoliberal aplicado en el país desde la mitad de los años ochenta, sobre todo a partir de hechos como la matanza de los cerdos de raza criolla ordenada por el Estado; tras la apertura descontrolada de nuestro mercado al comercio internacional y con la creciente privatización de las empresas estatales.
La entrada de productos extranjeros provenientes de países del primer mundo con muy bajos aranceles ha destruido la producción nacional y nos ha vuelto completamente dependientes, primero del extranjero y luego de la conmiseración de los organismos de financiamiento y de la comunidad internacional, lo que ha aumentando de paso nuestra supuesta deuda económica.
A través de las manifestaciones (hasta ahora), la gente viene pidiendo el relanzamiento de la producción nacional y la implantación de un nuevo modelo económico más preocupado por el bienestar de la población, y menos centrado en la estabilidad macroeconómica y en quedarse fiel a los dictados de los financiadores internacionales.
Desde diversos sectores en Haití, particularmente de algunas organizaciones del movimiento altermundista y aun de los movimientos de protestas contra la carestía de la vida, llovieron reiteradas críticas en contra del modelo económico neoliberal aplicado en el país desde la mitad de los años ochenta, sobre todo a partir de hechos como la matanza de los cerdos de raza criolla ordenada por el Estado; tras la apertura descontrolada de nuestro mercado al comercio internacional y con la creciente privatización de las empresas estatales.
La entrada de productos extranjeros provenientes de países del primer mundo con muy bajos aranceles ha destruido la producción nacional y nos ha vuelto completamente dependientes, primero del extranjero y luego de la conmiseración de los organismos de financiamiento y de la comunidad internacional, lo que ha aumentando de paso nuestra supuesta deuda económica.
A través de las manifestaciones (hasta ahora), la gente viene pidiendo el relanzamiento de la producción nacional y la implantación de un nuevo modelo económico más preocupado por el bienestar de la población, y menos centrado en la estabilidad macroeconómica y en quedarse fiel a los dictados de los financiadores internacionales.
Crisis gubernamental y de seguridad
A raíz de las manifestaciones contra el hambre y del impacto nacional que estas tuvieron, Haití se enfrentó a una crisis gubernamental causada por la decisión del Senado de la República de destituir al primer ministro Jacques Édouard Alexis. Los 16 de 24 senadores que votaron la destitución el 12 de abril, dijeron en su carta al jefe del gobierno que “las haitianas y haitianos ya no creen en la capacidad del equipo gubernamental que Ud. (él) dirige para tomar las decisiones necesarias que permitan aliviar la miseria en la que viven cada día”.
Desde entonces, la nación se encuentra a la espera de que un nuevo primer ministro sea ratificado para suceder a Alexis, quien sigue gestionando los asuntos corrientes. En efecto, dos de los tres primeros ministros designados hasta el momento por el presidente René Préval, Pierre Erick Pierre y Robert Manuel, fueron rechazados el 12 de mayo y el 12 de junio respectivamente por la Cámara de diputados, en particular por un bloque político formado al interior de dicha Cámara llamado Concertación de Parlamentarios Progresistas (CPP). La razón argumentada para el rechazo de las candidaturas de los dos primeros ministros designados fue la supuesta inconformidad de sus documentos en relación a lo que manda la Constitución haitiana vigente. La nueva primera ministra designada por Préval, Michèle Duvivier Pierre Louis, espera aún el voto de ratificación del Parlamento para entrar en función.
Mientras tanto, el secuestro ha ido ganando más terreno en todo el territorio nacional, lo que llevó a un centenar de organizaciones de la sociedad civil a manifestarse públicamente y de forma masiva el 4 de junio pasado en la calles de Puerto Príncipe. La finalidad de dicha manifestación era decir un No contundente a este fenómeno inaceptable que cobra cada vez más víctimas, principalmente entre la niñez y la adolescencia.
A raíz de las manifestaciones contra el hambre y del impacto nacional que estas tuvieron, Haití se enfrentó a una crisis gubernamental causada por la decisión del Senado de la República de destituir al primer ministro Jacques Édouard Alexis. Los 16 de 24 senadores que votaron la destitución el 12 de abril, dijeron en su carta al jefe del gobierno que “las haitianas y haitianos ya no creen en la capacidad del equipo gubernamental que Ud. (él) dirige para tomar las decisiones necesarias que permitan aliviar la miseria en la que viven cada día”.
Desde entonces, la nación se encuentra a la espera de que un nuevo primer ministro sea ratificado para suceder a Alexis, quien sigue gestionando los asuntos corrientes. En efecto, dos de los tres primeros ministros designados hasta el momento por el presidente René Préval, Pierre Erick Pierre y Robert Manuel, fueron rechazados el 12 de mayo y el 12 de junio respectivamente por la Cámara de diputados, en particular por un bloque político formado al interior de dicha Cámara llamado Concertación de Parlamentarios Progresistas (CPP). La razón argumentada para el rechazo de las candidaturas de los dos primeros ministros designados fue la supuesta inconformidad de sus documentos en relación a lo que manda la Constitución haitiana vigente. La nueva primera ministra designada por Préval, Michèle Duvivier Pierre Louis, espera aún el voto de ratificación del Parlamento para entrar en función.
Mientras tanto, el secuestro ha ido ganando más terreno en todo el territorio nacional, lo que llevó a un centenar de organizaciones de la sociedad civil a manifestarse públicamente y de forma masiva el 4 de junio pasado en la calles de Puerto Príncipe. La finalidad de dicha manifestación era decir un No contundente a este fenómeno inaceptable que cobra cada vez más víctimas, principalmente entre la niñez y la adolescencia.
¿Crisis moral?
La designación de la nueva primera ministra, Michèle Duvivier Pierre Louis, viene generando un nuevo debate en la sociedad en torno al tema de la “moralidad”. Parte de algunos sectores, sobre todo de las iglesias protestantes y de algunos grupúsculos políticos, exigen a las dos Cámaras que se forme una comisión ética para investigar la vida privada de la candidata con el fin de confirmar o no su supuesta homosexualidad.
Según tales sectores, una persona homosexual no puede de ninguna manera acceder al puesto de primer ministro, independientemente de que todos sus documentos estén en conformidad con lo prescrito por la Constitución y que posea las capacidades y competencias necesarias para ocupar dicho puesto.
Actualmente, la crisis va tomando una configuración moral (¿o pseudo-moral?) que muchos organismos de derechos humanos, organizaciones feministas, grupos de intelectuales, académicos, grandes figuras políticas nacionales e internacionales y otros sectores religiosos consideran como una “vuelta a la inquisición”, una “campaña sexista” contra la mujer y una “deriva” para el país.
La designación de la nueva primera ministra, Michèle Duvivier Pierre Louis, viene generando un nuevo debate en la sociedad en torno al tema de la “moralidad”. Parte de algunos sectores, sobre todo de las iglesias protestantes y de algunos grupúsculos políticos, exigen a las dos Cámaras que se forme una comisión ética para investigar la vida privada de la candidata con el fin de confirmar o no su supuesta homosexualidad.
Según tales sectores, una persona homosexual no puede de ninguna manera acceder al puesto de primer ministro, independientemente de que todos sus documentos estén en conformidad con lo prescrito por la Constitución y que posea las capacidades y competencias necesarias para ocupar dicho puesto.
Actualmente, la crisis va tomando una configuración moral (¿o pseudo-moral?) que muchos organismos de derechos humanos, organizaciones feministas, grupos de intelectuales, académicos, grandes figuras políticas nacionales e internacionales y otros sectores religiosos consideran como una “vuelta a la inquisición”, una “campaña sexista” contra la mujer y una “deriva” para el país.
La crisis amenaza con intensificarse
A mitad del mes de junio, el presidente Préval manifestó su inquietud de que, por la actual subida del precio del barril de petróleo en el mercado internacional (en aquel entonces, 139 dólares el barril) y debido a la incapacidad del actual gobierno haitiano para seguir subvencionando los productos petrolíferos (subvención que le ha costado 12 millones de dólares en déficit), los precios de los productos alimenticios sufran un considerable aumento en las próximas semanas y, por ende, se reanuden las manifestaciones contra el hambre y se produzcan nuevos conflictos sociales.
Además un nuevo año escolar comenzará en el mes de septiembre, lo que implicará para muchas familias pobres y de la clase media, enfrentarse nuevamente a los altísimos costos de la escolaridad de sus hijos e hijas y a la compra de uniformes y útiles escolares. A su vez, los precios del transporte público que han subido también proporcionalmente al aumento del combustible, incidirán con toda seguridad en el incremento de los gastos de las familias haitianas para el traslado de sus hijos e hijas a la escuela y la movilización de los padres hacia sus lugares de trabajo.
A mitad del mes de junio, el presidente Préval manifestó su inquietud de que, por la actual subida del precio del barril de petróleo en el mercado internacional (en aquel entonces, 139 dólares el barril) y debido a la incapacidad del actual gobierno haitiano para seguir subvencionando los productos petrolíferos (subvención que le ha costado 12 millones de dólares en déficit), los precios de los productos alimenticios sufran un considerable aumento en las próximas semanas y, por ende, se reanuden las manifestaciones contra el hambre y se produzcan nuevos conflictos sociales.
Además un nuevo año escolar comenzará en el mes de septiembre, lo que implicará para muchas familias pobres y de la clase media, enfrentarse nuevamente a los altísimos costos de la escolaridad de sus hijos e hijas y a la compra de uniformes y útiles escolares. A su vez, los precios del transporte público que han subido también proporcionalmente al aumento del combustible, incidirán con toda seguridad en el incremento de los gastos de las familias haitianas para el traslado de sus hijos e hijas a la escuela y la movilización de los padres hacia sus lugares de trabajo.
Crisis de desesperación y coraje
Desde el 23 de junio, fecha en la que el presidente Préval designó a Michèle Duvivier Pierre Louis al puesto de primer ministro, la población espera una respuesta del Parlamento y concretamente de la Cámara de diputados, para que el vacío gubernamental pueda ser llenado de una vez por todas y se forme un nuevo equipo competente y no corrupto, apto para atacar esta crisis que cobra diversas facetas día a día y que amenaza con intensificarse.
Sin embargo, la miseria y la desesperación en la que vive la población desgraciadamente están lejos de acabarse en el corto plazo, ya que el juego de fuerzas políticas en el Parlamento no es favorable al actual jefe de Estado haitiano quien no deja de buscar el aval del grupo mayoritario en la Cámara de diputados, el CPP, y de todos los partidos políticos.
Por su parte, las múltiples ayudas ofrecidas por el Fondo Monetario Internacional, el Programa Alimentario Mundial y otros organismos y países de la comunidad internacional se revelan insuficientes para enderezar la situación de una sociedad desgarrada en sus más íntimas fibras y que sufre de un mal estructural e histórico del que estamos asistiendo a la manifestación de sus múltiples facetas.
Desde el 23 de junio, fecha en la que el presidente Préval designó a Michèle Duvivier Pierre Louis al puesto de primer ministro, la población espera una respuesta del Parlamento y concretamente de la Cámara de diputados, para que el vacío gubernamental pueda ser llenado de una vez por todas y se forme un nuevo equipo competente y no corrupto, apto para atacar esta crisis que cobra diversas facetas día a día y que amenaza con intensificarse.
Sin embargo, la miseria y la desesperación en la que vive la población desgraciadamente están lejos de acabarse en el corto plazo, ya que el juego de fuerzas políticas en el Parlamento no es favorable al actual jefe de Estado haitiano quien no deja de buscar el aval del grupo mayoritario en la Cámara de diputados, el CPP, y de todos los partidos políticos.
Por su parte, las múltiples ayudas ofrecidas por el Fondo Monetario Internacional, el Programa Alimentario Mundial y otros organismos y países de la comunidad internacional se revelan insuficientes para enderezar la situación de una sociedad desgarrada en sus más íntimas fibras y que sufre de un mal estructural e histórico del que estamos asistiendo a la manifestación de sus múltiples facetas.
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