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domingo, 20 de julio de 2008

Perú, México y Colombia son pilares de los Estados Unidos para el sometimiento de América Latina

Si hace nueve años, Clinton y Pastrana firmaron un Plan Colombia y en marzo de 2007 Bush y Calderón acordaron un Plan México, no es difícil que el presidente Alan García, en su desesperación por acabar con las protestas que cada día crecen en Perú, le pida a Bush un Plan Perú de ayuda económica con el pretexto de “combatir el narcotráfico”.
Pedro Echeverría V. /ARGENPRESS.info

¿Qué pasa en Perú? Sucede lo mismo que en México, Colombia y varios países donde los gobiernos neoliberales han estado imponiendo programas privatizadores que sólo benefician a unos cuantos inversionistas y hacen más miserable a la población.
Según la escasa información que ha circulado por los periódicos, en los departamentos de la región selvática se paralizaron las actividades en varios días de la semana que concluye, ya que los habitantes de estas regiones protestan contra una legislación propuesta por el gobierno de Alan García y que modifica los criterios para ejercer la propiedad en estas regiones. Este hecho abre la puerta a la privatización de grandes territorios que actualmente son habitados, de acuerdo con sus costumbres y cultura, por poblaciones indígenas. Por la tarde del pasado jueves, la Central General de Trabajadores de Perú convocó en Lima a una gran concentración popular de respaldo al paro en contra de las políticas del gobierno de Alan García. En las regiones del sur del Perú, donde el rechazo al actual mandatario es más acentuado se tienen previstas otras movilizaciones y concentraciones.
Perú, con unos 30 millones de habitantes, hace vecindad con Ecuador y Bolivia, dos países no gratos para el gobierno de Bush por encontrarse en el círculo de Hugo Chávez y Fidel Castro; pero también Perú es vecino de Chile, Colombia y Brasil, o sea, se encuentra en Los Andes en una zona sísmica desde el lado geológico, pero también volcánica desde el punto de vista político. Si bien las viejas guerrillas de Hugo Blanco y de De la Puente Uceda de los años sesenta no lograron desatar grandes fuerzas, en Perú han reiniciado sus movilizaciones los indígenas, campesinos y obreros, entre los cuales están los trabajadores de las minas. Por otro lado Ollanta Humala parece haber agrupado en el último proceso electoral a un gran sector de izquierda que podría contribuir en la denuncia contra ese gobierno proyanqui. Perú es un país donde, al parecer, se produce poca información, pero eso no quiere decir que sea un pueblo resignado y totalmente mediatizado por las clases dominantes, lo que sucede es que (como en los volcanes) el fuego está abajo, escondido, y quizá está a punto de estallar.
No sé que quiera decir el escritor José Miguel de Oviedo al escribir que “la política peruana es una actividad dominada por presencias fantasmales, por tercos ecos del pasado y por gestos puramente rituales, una ceremonia ilusionista, sin mayores conexiones con la urgente realidad”. Sin embargo parece ser amigo de Belaúnde Terry y enemigo del general “izquierdista” Juan Velasco Alvarado al decir que los once años de “revolución militar”, comenzada en 1968 con un acento fuertemente izquierdista (No olvidar que Velasco Alvarado gobierna 1968/75, que propugna la reforma agraria y la libertad de expresión) y terminada en 1980 en medio de contradictorios golpes de timón y una sensación inocultable de fracaso. Dice que de la “revolución militar queda casi nada, que es una nostalgia después de haber sido una caricatura. Los peruanos serán los que hagan el juicio histórico de este período “nacionalista” que precedió a lo que será el Perú de hoy: atado de pies y manos por los intereses estadounidenses. Como no peruano no quisiera abundar sobre el asunto, aunque sí me tocó vivir con intensidad el periodo gubernamental de Velasco.
Alan García en Perú (como Felipe Calderón en México y Alvaro Uribe en Colombia) ha estado cumpliendo en América Latina la misma tarea que los gobiernos de Israel han puesto en práctica contra los países árabes en Asia: ser pilares de los EEUU, puntos de apoyo para que ese imperio someta a la región. Este personaje (Alan García), que viene de toda la tradición del APRA de Haya de la Torre, partido que nació en 1924 con un discurso agrario nacionalista, a los pocos años se vendió a los intereses de los EEUU y siguió dominando al Perú. García se hizo del poder en 1985, pero antes de entregarlo a Fujimori fue acusado de malversación de fondos público. Incluso esa acusación le dio fuerza al peruano/japonés para cambiar la Constitución y reelegirse dos veces. Después de los grandes desfalcos de este último, en medio de la crisis asume el cargo Alejandro Toledo en 2001 para luego entregárselo cinco años después, nuevamente, a Alan García. Los gobiernos yanquis han dominado con toda facilidad los quinquenios peruanos y, fuera de las luchas guerrilleras de Sendero Luminoso y el MRTA, se habla poco de otra oposición.
El gobierno yanqui no va a abandonar el campo así nada más después de su dominio casi absoluto durante el siglo XX. Quien piense que EEUU está en retirada, dando los últimos pataleos, comete un grave error. A pesar de que la economía china, india, europea, desde hace años lo han estado sacando del mercado y poniendo en aprietos a su economía y moneda, no debe olvidarse que los EEUU con gran amplitud sigue dominando en armamentismo y tecnología de guerra. Pero aún más, sigue sometiendo a casi todos los países del mundo, a quienes tiene casi estrangulados con gigantescas deudas, control de mercados, migración, etcétera. Aunque en los últimos diez años han surgido en Latinoamérica casi una decena de gobiernos nacionalistas o de centro izquierda, que buscan poner un alto a las amenazas, saqueos y invasiones que durante todo el siglo pasado sufrieron del imperio yanqui, todavía estos países sufren muchas dificultades, provocadas por las burguesías proyanquis, para poder considerarlos liberados. El petróleo, las aguas y los recursos naturales todavía pueden producir guerras.
Si hace nueve años, Clinton y Pastrana firmaron un Plan Colombia y en marzo de 2007 Bush y Calderón acordaron un Plan México, no es difícil que el presidente Alan García, en su desesperación por acabar con las protestas que cada día crecen en Perú, le pida a Bush un Plan Perú de ayuda económica con el pretexto de “combatir el narcotráfico”. La realidad es que aquel gran poder de monopolio político que EEUU mantuvo hasta los años setenta lo fue perdiendo al ser derrotado en Vietnam. Antes, a pesar del papel de balance de fuerzas que jugaban la URSS y China, los EEUU mantenían un amplio dominio. En 1973 China ingresó a la ONU con todos sus derechos, Francia se mantuvo “aliado” y los EEUU comenzaron a perder presencia legal. Hoy, aunque los EEUU siguen imponiéndose, sus actuaciones son claramente ilegales. Por eso las batallas que ahora se registran en Perú son esperanzadoras para las luchas de América Latina por su liberación, en particular para los trabajadores explotados y oprimidos.

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