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sábado, 19 de diciembre de 2009

Cada vez más pobres luchan contra el racismo ambiental

Los conflictos en el mundo aumentan debido a que quienes no tienen poder deben hacer frente a las grandes empresas que explotan los recursos, además de que los tiraderos de basura o de desechos tóxicos se construyen donde la gente es humilde, no donde viven los ricos y poderosos.
Angélica Enciso / LA JORNADA
(En la fotografía, el economista Joan Martínez Alier)
En el mundo hay “racismo ambiental”. Cada día crecen más los conflictos en la materia porque los pobres, sin poder político y económico, defienden los sitios que habitan ante la permanente expansión de la industria, que busca apropiarse de los recursos naturales o depositar los desechos en sus territorios, señaló Joan Martínez Alier, economista de la Universidad Autónoma de Barcelona.
Invitado por el Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Ciencias y Humanidades y el Programa Universitario de Medio Ambiente de la UNAM, el especialista estuvo en México y se dio tiempo para analizar, en entrevista con La Jornada, la razón de las crecientes manifestaciones del ecologismo de los pobres ante el agotamiento de los recursos naturales.
–¿Cómo se puede entender el ecologismo de los pobres?
–Cada vez hay más conflictos ambientales en el mundo, y en México (están los de) la presa el Zapotillo, el basurero de Zimapán o los surgidos por la extracción de petróleo y la generación de residuos. En todos la gente pobre defiende la conservación de la naturaleza porque la necesita para vivir. Cuando el medio es perjudicado por la extracción de recursos o por los residuos, frecuentemente protestan. Al estudio de esto y las redes que forman le llamamos “ ecologismo de los pobres ” .
–¿Estos casos han crecido?
–Sí. Hace poco estuve en Perú. El pasado 5 de junio hubo un encuentro en la Amazonia, donde la gente protestó por decretos que el presidente Alan García firmó para privatizar tierra indígena y comunitaria. Lo hace porque los industriales le piden abrir esa zona para sacar madera y producir agrocombustibles, petróleo, cobre y gas. La demanda extranjera de estos productos lleva a querer privatizar la tierra comunitaria.
“En México hay redes de afectados por las hidroeléctricas, las mineras y por diversos conflictos ambientales. Esto ocurre en todo los lugares que son fronteras de la extracción, donde hay gente pobre que no tiene mucho poder político y, además, aunque la compensen, el dinero es poco. Son pobres, son más baratos para compensar. Si les preguntas si son ambientalistas dirán que no, que son personas normales, y es verdad.
“Muchas veces las mujeres van a la vanguardia de las peleas, debido a que el problema ambiental, la contaminación, la falta de leña, les toca muy de cerca. En México se puede ver dicha situación en el movimiento de defensa del maíz contra las semillas transgénicas, contra represas hidroeléctricas, contra la minería, como en San Luis Potosí.
“Cuando la economía crece, también lo hace el consumo de energía, materiales y agua. Lo que entra en la economía sale como residuos, esto es lo que llamamos metabolismo social. Todo eso se gasta una vez, no se puede reciclar. Son materiales cada vez más escasos y se buscan en las fronteras de la extracción, en los últimos confines del mundo: la Amazonia de Perú y Ecuador; el delta del Níger, en Nigeria, donde no se debería sacar petróleo porque es una zona muy poblada. Ahí la gente protestó contra la Shell, conflicto que ha dejado muertos y muertos. Cada barril de petróleo tiene un trozo de cadáver. ”
–¿Estos conflictos tienen que ver con el deterioro de los recursos?
–Así es. Los recursos más fáciles de obtener ya los hemos usado. Por ejemplo, ahora se piensa en agrocombustibles, por la necesidad de contar con suficiente energía para el tipo de economía que tenemos, a pesar de que podríamos idear otra y no gastar tanto petróleo. Se buscan los recursos donde sea. En muchos lugares habrá grandes plantaciones de palma de aceite o de caña para generar los agrocombustibles que requieren los automóviles, que es una cosa bastante absurda y económicamente no salen las cuentas. Cuando una economía crece también lo hacen la cantidad de materiales y la energía que se usa. Este año, con la crisis financiera, se redujo la producción de bióxido de carbono, algo que el Protocolo de Kyoto no logró.
“Muchas comunidades se oponen a la extracción de recursos o a que echen residuos donde viven. Estas protestas forman redes y todo esto ayuda a que se hable más de los conflictos ambientales. El ecologismo popular es una fuerza social importante, la más importante que hay en el mundo. Y no hay partidos políticos. ”.
–¿Han tenido éxito?
–A veces tienen éxito. Aquí hay ejemplos. En San Luis Potosí ganaron el juicio (contra la operación de Minera San Xavier) y lo lógico sería esperar que se ejecute la sentencia y que pare la mina. Muchas veces se gana, otras se pierde. o se gana provisionalmente.
“En Perú hubo un referendo en Islay, Arequipa, contra un plan de expansión de Southern Peru Copper Corporation, del Grupo México. Es un proyecto de minería de cobre; hicieron una consulta vecinal y los pobladores votaron en contra. De momento el proyecto se parará.
“En Estados Unidos se usa el término de justicia ambiental, que es lo mismo que el ecologismo de los pobres. Pero también se habla de racismo ambiental, es decir, cuando se colocan residuos donde hay negros o hispanos pobres en el fondo. Se ponen ahí porque los habitantes de dichas áreas no tienen poder político y no pueden protestar. Si en México se abre un tiradero nuevo de basura no se pone en las Lomas, sino donde no haya gente o donde ésta sea más pobre.”
–¿Qué salidas tienen estos movimientos cuando, a pesar de contar con todos los elementos de razón, no tienen éxito?
–El ecologismo está lleno de muertos. ¿Cuántos han muerto en México? La derecha empresarial cree que lo que importante es hacer crecer la economía. Dice que así se arreglarán los temas ambientales, pero no es así. En el centro y la izquierda veo un olvido de estos temas. Si se toma la izquierda de origen marxista, se observa que les ha costado mucho ocuparse de esto. Cuesta mucho que los partidos políticos lo tomen en serio porque todavía están adorando el crecimiento del PIB, como lo único sagrado que hay en el mundo. El movimiento obrero se defendió con sindicatos. El movimiento feminista fue un cambio a nivel cultural, un cambio de ideas, poco a poco. Puede ser una mezcla de organización, cambio cultural y que se difunda este ecologismo.

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