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sábado, 1 de octubre de 2011

Creer en nuestra América, creer en sus jóvenes

Con su claridad conceptual, su lucidez política, su honestidad y valentía creativa, los jóvenes, hombres y mujeres, artistas y luchadores sociales nuestroamericanos, han tendido un puente de Puerto Rico a Chile, por el que transitan sueños y esperanzas de varias generaciones.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

(Fotografía: Camila Vallejo, presidenta de la Federación de Estudiantes de la Universidad de Chile)

En una entrevista con el diario español Público.es, publicada el pasado 25 de setiembre, la dirigente estudiantil chilena Camila Vallejo, ante la consulta de si creía posible un socialismo democrático en Chile y América Latina, le dio al periodista una respuesta que dibuja, con precisión, la claridad intelectual de esta joven mujer.

En nuestro país, -dijo Camila- donde ha primado un sentido común básicamente neoliberal desde la imposición de la dictadura, los valores de la izquierda (solidaridad, fraternidad y justicia social) representan lo que sobrevivió a aquellos 17 años de oscurantismo”. Y continuaba su reflexión así: “Creo que un proyecto político de izquierda no sólo tiene vigencia, sino que es necesario para superar la profunda desigualdad que nos aqueja como país y es consecuencia de nuestro fracasado sistema económico. Por eso admiro a los países que se han atrevido a dar pasos en esa dirección”.

Dos días después de que este diálogo viera la luz, el martes 27 de setiembre, el grupo puertorriqueño Calle 13 presentó el video de su canción “Latinoamérica” en la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional Autónoma de México. El vocalista del grupo, René Pérez –Residente-, declaró en una conferencia del festival Diálogo por Latinoamérica que esta obra audiovisual marcaba un punto de inflexión en su carrera artística: “cuando comencé a viajar por el continente me di cuenta de que no sabía nada, la historia que me enseñaron en la escuela fue la de Estados Unidos y un poco la de Puerto Rico. En cuanto empiezo a viajar desde Tijuana a Calafate comienzo a enamorarme; me surgió ese sentimiento, al igual que Mercedes Sosa, cuando lo compuse con ella…”. Y agregó: “He descubierto el valor que tienen todas las naciones latinoamericanas y todos sus pueblos”.

Aislados como podrían parecer para algunos, y acaso poco importantes para otros, estos dos hechos que aquí reseñamos, perteneciendo a esferas de la vida social en apariencia disímiles, tienen, sin embargo, importantes elementos en común: cada uno muestra y expresa, a su manera, lo que hoy representan para un sector de la juventud latinoamericana la memoria de las luchas sociales y revolucionarias del siglo XX, y los cambios ocurridos en la región en los últimos 10 a 15 años. Precisamente, los tiempos de la rebelión contra el neoliberalismo, de las resistencias indígenas y la defensa del medio ambiente, de las movilizaciones sociales por la dignidad, la justicia, la democracia profunda y la autodeterminación de los pueblos.

Ambos casos, el de Calle 13 como expresión de la cultura popular/urbana y juvenil del caribe latinoamericano, que sobrevive y forja su identidad en un contexto de intenso colonialismo en todos los órdenes (político, jurídico, económico, militar); y el del liderazgo de Camila Vallejo y sus compañeros y compañeras en Chile; trascienden fronteras y permiten a muchos grupos sociales reconocer en ellos una parte de sus propias vivencias.

El video de la canción del grupo puertorriqueño, por ejemplo, ya superó el millón de visitas en el sitio web youtube. ¿Una mercancía simbólico-comercial del capitalismo informacional? Para algunos, quizás lo sea; pero para nosotros, también representa todo un fenómeno de las redes sociales y las nuevas tecnologías de la información, en cuyos canales y comunidades virtuales se va comunicando, de modo un insospechado, y especialmente entre los jóvenes, la conciencia de latinoamericanidad y el vibrante acento telúrico de esta producción musical.

Y lo mismo se puede decir de las muestras de solidaridad internacional con el movimiento estudiantil chileno, provenientes de toda América, así como de varios países de Europa y Oceanía: una prueba de la fortaleza emancipadora de la lucha de los jóvenes chilenos por el derecho a la educación pública, gratuita y de calidad, y en contra del modelo de sociedad impuesto por el neoliberalismo. Tal y como lo hicieron los estudiantes de la Universidad de Puerto Rico hace apenas unos meses.

Vale citar aquí las palabras de Camilla Vallejo en otro pasaje de la conversación con el diario español, cuando recordaba el discurso de Salvador Allende en la Universidad de Guadalajara, México, en 1972: “en ese discurso hay ideas muy relevantes, que nos tocan como estudiantes universitarios y como futuros profesionales, y además recalca algo que a veces se nos olvida: la revolución no pasa únicamente por la universidad. Esa frase se refiere a que los cambios profundos sólo son posibles si todo el país, sus trabajadores, amas de casa, jubilados, todos junto a los estudiantes, se convierten en actores sociales. En eso están trabajando ahora muchas organizaciones sociales, en busca de la reconstrucción del tejido social perdido en la dictadura”.

Con su claridad conceptual, su lucidez política, su honestidad y valentía creativa, los jóvenes, hombres y mujeres, artistas y luchadores sociales nuestroamericanos, han tendido un puente de Puerto Rico a Chile, por el que transitan sueños y esperanzas de varias generaciones, en la aspiración compartida de construir un mundo mejor justamente ahora: cuando la civilización occidental, capitalista, abocada al culto del dios mercado y la destrucción de la naturaleza, se va acercando al abismo de su propia sepultura.

En esos jóvenes, que creen en nuestra América y siguen luchando, debemos creer.

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