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viernes, 23 de diciembre de 2011

Venezuela en la mira

Con sus polémicas declaraciones, Obama cumple su papel en la trama imperial en un momento político de extraordinaria importancia: una coyuntura en la que, por un lado, el presidente Hugo Chávez consolida su liderazgo regional, como lo demostró en la cumbre de creación de la CELAC en Caracas; y por el otro, los representantes del MERCOSUR intentan facilitar el ingreso de Ecuador y Venezuela a ese espacio de integración.

Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

En nuestro artículo anterior, planteamos que la política de agresión imperial de los EE.UU hacia nuestra América, desde la década de 1960, tiene en el bloqueo a Cuba uno de sus principales ejes, toda vez que le ha permitido atacar la nueva realidad sociopolítica y cultural surgida de la Revolución, al tiempo que despliega una política continental basada en el intervencionismo y la desestabilización de gobiernos "incómodos" a sus intereses. Y son los países con quienes Cuba estrecha relaciones quienes, en consecuencia, sufren en primera instancia la persecución emprendida por las elites norteamericanas (¡las mismas que acusan al presidente Barack Obama de ser “socialista”!) contra todo aquello que encauce los esfuerzos de la liberación latinoamericana.

Con el ascenso al poder del presidente Hugo Chávez, a finales del siglo XX, Venezuela se convirtió en uno de los blancos principales de estos ataques, pues el proceso político que allí se puso en marcha abrió una profunda herida en el sistema de dominación que Washington había tendido en América Latina. Precisamente, en días pasados el presidente Obama cargó una vez más sus armas retóricas y diplomáticas contra la Revolución Bolivariana, mediante una estrategia ya conocida, al dar declaraciones a uno de los principales diarios de la oposición venezolana –El Universal- en las que afirmó sentir una gran inquietud al ver que se han tomado medidas para restringir la libertad de prensa, así como para erosionar la separación de poderes que son tan necesarios para que la democracia prospere”. Además, aseguró que los vínculos del Gobierno de Venezuela con Irán y con Cuba no han beneficiado los intereses de Venezuela ni de su gente” (El Universal, 19-12-2011).

Todo un alarde de cinismo del presidente Obama –porque no es posible admitir la ignorancia en un líder con sus responsabilidades-, ya que el mismo día en que se hicieron públicas sus palabras en el diario caraqueño, Cuba y Venezuela suscribieron 47 nuevos acuerdos para realizar proyectos conjuntos en educación, salud, transporte, agricultura y comercio, por un monto de $1600 millones de dólares, que suman un acumulado de $11 mil millones desde el año 2004 (Telesurtv, 19-12-2011).

Más aún, las críticas de Obama coinciden con la noticia de que Venezuela, a través de su empresa CITGO –filial de la estatal PDVSA- retomó su programa de distribución de combustible en Camden, New Jersey -la ciudad más pobre de los EE.UU-, con el que se pretende atender las necesidades de calefacción de 400 mil personas (en mayoría, familias de clase trabajadora y ancianos) ante los crudos fríos invernales. Esta ayuda venezolana, de nítido sentido humanista, adquiere mayor importancia si se tiene presente que, como denunció la organización Actions for Boston Community, “unos 9 millones de familias de escasos ingresos del noreste de Estados Unidos iban a pasar un dramático invierno a raíz de la reducción de la asistencia federal para afrontar los costos de la imprescindible calefacción en esas zonas gélidas del país” (Tiempo Argentino, 20-12-2011).

Ese EE.UU enfermo, acosado por un panorama socioeconómico de pobreza y desigualdad inédito en varias décadas (con 48% de los estadounidenses viviendo en condición de pobreza), acusa a Venezuela por ejercer su derecho soberano a la autodeterminación y a la formulación de una política exterior independiente, que apuesta por la unidad y la integración regional; acusa a Venezuela, además, por su vocación de solidaridad y complementariedad entre los pueblos, expresada en innovadores acuerdos, desde el Caribe hasta Argentina, indescifrables para la lógica de rapiña del neoliberalismo; y en definitiva, a la potencia decadente le estorba la opción de la Revolución Bolivariana por la multipolaridad frente a las pretensiones de hegemonía absoluta del imperialismo. Como dice el politólogo argentino Atilio Borón, Chávez y la Revolución bolivariana son fundamentales porque son los que disponen los recursos para sostener en los hechos una política antiimperialista en América Latina” (Question Digital, 7-12-2011).

Obama cumple su papel en la trama imperial en un momento político de extraordinaria importancia: una coyuntura en la que, por un lado, el presidente Chávez consolida su liderazgo regional, como lo demostró en la cumbre de creación de la CELAC en Caracas; y por el otro, los representantes del MERCOSUR intentan facilitar el ingreso de Ecuador y Venezuela a ese espacio de integración, una solicitud que, en este último caso, ha sido bloqueada desde varios años por la derecha paraguaya.

Sin duda, el 2012 será un año intenso para Venezuela: no solo por las elecciones presidenciales en las que sus ciudadanos decidirán el rumbo inmediato de la Revolución, sino porque Estados Unidos, conociendo que Chávez parte como favorito indiscutible para alcanzar otra victoria electoral, no escatimará esfuerzos –de todo tipo- para acabar con el aliento bolivariano que está en el centro de los cambios experimentados por muchos de países de nuestra América en el nuevo siglo.

2 comentarios:

  1. POBRE NEGRITO OBAMA,SIEMPRE ESTUVO PERDIDO EN SU PÉSIMA RELACIÓN CON AMERICA LATINA. Y AHORA ESPERA QUE LA REGIÓN Y LOS VENEZOLANOS CONDENEN A CHAVEZ EN ESTOS MOMENTOS CRUCIALES,SÓLO PORQUE WASHINGTON CREE ESTRA EN SU DERECHO DE CONDENAR LA POLITICA INERNA Y EXTERNA VENEZOLANA,QUERIENDO GOLPEAR DE PASO A CUBA. SUEÑOS GUAJIROS,PUES ELLOS YA NO SON MAS LOS QUE DETERMINAN LA POLITICA DE AMERICA LATINA,OPORTUJNIDAD QUE POCO A POCO FUERON PERDIENDO. LA HISTÉRICA SEÑORA CLINTON,TAMBIEN SE HA DE DAR TOPES EN LA PAREDPOR ESTA SITUACIÓN INÉDITA.

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  2. La solidaridad sin fornteras de un proyecto otro que inclusive pasa los muros del odio que se erigen desde EUA está en el corazón de esta nueva forma de hacer política, desconocida para quien piensa desde la lógica colonial del neoliberalismo

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