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sábado, 7 de abril de 2012

Panamá: Las dos caras del “Fondo Soberano”

En los cinco años de gobierno del presidente Martinelli, se calcula que todos los panameños se endeudarán en 5 mil millones de dólares gracias a las políticas financieras del mandatario. La mitad de esa deuda la pagarán nuestros hijos y nietos castigando sus niveles de vida. Con el Fondo Soberano, la otra mitad será pagada a los especuladores con la cuenta de ahorros creado para ese fin.

Marco A. Gandásegui, h. / ALAI


Para muchos analistas neoliberales, liberales o simplemente pragmáticos, las políticas económicas del actual gobierno son contradictorias y conducen inevitablemente a un callejón sin salida. Los últimos pasos dados por el presidente Ricardo Martinelli auguran la venta de activos públicos que producen dividendos para las arcas fiscales del país: acciones de la empresa telefónica Cable &Wireless (C&W) y terrenos propiedad de la Zona Libre de Colón (ZLC) fundada a mediados del siglo pasado.
Para contradecir estas iniciativas, el gobierno anunció un proyecto de ley que crearía un Fondo Soberano donde serían depositados anualmente cerca de mil millones de dólares provenientes, en gran parte, de los excedentes producidos por el incremento espectacular de los ingresos de la operación del Canal de Panamá.
Por un lado, el presidente Martinelli dice que necesita dinero “fresco” para sus obras viales y, por el otro, admite que no puede invertir todos los ingresos de la vía acuática para lo cual tiene que crear una “cuenta de ahorros”.
Los analistas neoliberales, tanto del gobierno como de la oposición, no pueden hacer públicas sus opiniones sobre la iniciativa financiera. Algunos no la entienden y otros se alarman por el significado real de las pretensiones gubernamentales. Los políticos más pragmáticos han manifestado sus sospechas, señalando que la venta de las acciones de C&W y de las tierras de la ZLC tienen como destino los cofres electorales que regarán las campañas electorales con miras al 2014.
Los rectores de la política financiera panameña le han dado la espalda a los consejos de EEUU y de la CEPAL en cuanto a la forma en que deben manejar los recursos económicos del país. Hace poco la CEPAL congratuló a los gobernantes de la región señalando que "los actuales flujos de inversión ratifican el buen desempeño de las economías de América Latina y el Caribe, pese al escenario de turbulencias económicas” a escala mundial. Alicia Bárcenas, secretaria ejecutiva de la institución regional de la ONU, agregó, sin embargo, que “en materia de inversiones extranjeras directas nuestro mensaje a los países ha sido que aprovechen estos ingresos con políticas de desarrollo productivo e innovación". En otras palabras, todos los países, incluyendo a Panamá, deben utilizar sus excedentes en impulsar las áreas productivas que le aseguran un crecimiento económico a largo plazo.
La CEPAL señala que “el aumento de los ingresos de las inversiones extranjeras directas se explica por la estabilidad y el dinamismo económico en la mayoría de los países y los altos precios de las materias primas, que continúan incentivando la inversión en la minería”. En el caso de Panamá, en la actualidad, los ingresos extraordinarios provienen de las operaciones del Canal de Panamá que en el último año tuvo ingresos que sumaron 2.3 mil millones de dólares. Mientras que el resto del mundo ve con recelo el futuro económico, Panamá no define una política y menos un plan de desarrollo nacional. La agricultura ha sido arruinada por los tres últimos gobiernos y el proceso de des-industrialización se ha completado en su totalidad.  
La secretaria de la CEPAL, Alicia Bárcenas, enfatiza que “a pesar de las buenas perspectivas respecto de los ingresos económicos extranjeros, la crisis de deuda soberana en los países europeos, el dilema fiscal de EEUU y la volatilidad financiera global (crean) incertidumbre sobre el financiamiento de las empresas transnacionales y sus futuros planes de inversión”.

En otros países de la región también se han creado “Fondos Soberanos” con el fin de ahorrar parte de los enormes ingresos producto de sus exportaciones mineras y agrícolas a China. Las reglas de juego, sin embargo, son muy diferentes a las de Panamá. Los ahorros son destinados a proyectos nacionales que estimulan el desarrollo en áreas estratégicas de la economía (innovación agrícola e industrial) y de los sectores sociales como la educación, la ciencia y la salud.

En el caso de Panamá, el ministro de Economía y Finanzas, Frank de Lima, explicó que el Fondo Soberano tendría dos objetivos. Por un lado, mitigar los desastres causados por la falta de planificación. La ley del ministro de Lima los llama “desastres naturales”. Los ahorros panameños deben pagar por los desastres cometidos por la falta de planificación de los contratistas de gobierno.

Por el otro, el Fondo Soberano es un seguro que pagamos todos los panameños para salvar a los financistas y especuladores que hace varios años y en la actualidad están haciendo inversiones multi-millonarias en proyectos que seguramente quebrarán cuando se termine el “boom” económico de la ampliación del Canal y regresemos a las tasas deprimidas de crecimiento económico.
En los cinco años de gobierno del presidente Martinelli, se calcula que todos los panameños se endeudarán en 5 mil millones de dólares gracias a las políticas financieras del mandatario. La mitad de esa deuda la pagarán nuestros hijos y nietos castigando sus niveles de vida. Con el Fondo Soberano, la otra mitad será pagada a los especuladores con la cuenta de ahorros creado para ese fin. El actual gobierno le está asegurando a los especuladores que si la economía panameña colapsa a corto o mediano plazo su inversión será cubierta por el Fondo Soberano.  

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