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sábado, 26 de mayo de 2012

Chile: Carta abierta a Sebastián Piñera Echenique

Justicia social no es caridad, subsidio, ni promoción del consumo. Es sabio escuchar la voz del pueblo; ya el viejo adagio popular reza: Vox Populi, Vox Dei. Sr. Presidente, escuche al pueblo, como si tuviese de frente al mismísimo Dios materializado en movimiento social.

José Toledo Alcalde / Especial para Con Nuestra América

El presidente  Piñera pierde apoyos y credibilidad
La presente reflexión es solo eco de tantas otras, como la del sacerdote Eugenio Pizarro Poblete, quien sostuvo con grito en cuello: “Los pobres de Chile no pueden esperar…hay que liberarse de la "sacralización" del modelo económico: no es un dogma. Además, siendo creyente católico, usted Don Sebastián, sabe que la Doctrina Social de su Iglesia critica y más bien condena este sistema. El Papa lo llamó "capitalismo salvaje". Y esto, usted, Sr. Piñera, lo debe saber”.

Han vuelto a temblar las calles de Santiago y no por algún fenómeno telúrico, sino debido al social-moto de los indignados. Indocti discant, et ament meminisse periti [1]el neoliberalismo per se no es compatible con la justicia social. Su ideología de poder basada en la acumulación no se lo permite, ni se lo permitirá, ergo la crisis estructural que violenta a la sociedad chilena no verá cambio alguno por medio de dádivas, sino con profundas transformaciones en el sistema político-económico y esto no en base a “ingresos éticos-familiares”.

Cuando afanosos nos aproximamos a la pagina web del Gobierno chileno en búsqueda de información sobre la educación nos encontramos con el cuadrito didáctico titulado: “Bono por logro escolar”. La política de la caridad, la ideología del subsidio y la asistencia social son medidas que extracolmaron la noble tolerancia popular. El cuadrito indica que solo el 15% de los estudiantes que demuestren ser los mejores serán beneficiados con  beneficio. Los otros estudiantes fuera de la porcentual señalada tendrán que vérselas como puedan. ¿Qué valores fomenta dadivas como el señalado bono escolar, la descabellada carrera de la competencia individual en donde el slogan será “sálvense quien pueda”?

Sr. Piñera, ¿usted cree que con asistencias sociales como el dicho bono, las familias chilenas podrán superar “por si mismas su situación de pobreza? Nos hace recordar a Hernando de Soto del Instituto Democracia y Libertad que a los 4 vientos sigue profetizando que entregar “títulos de propiedad” es el camino para acabar con la pobreza. Falacia del Sr. Soto quien lo único que busca es titular la propiedades de los pobres para que luego se las pongan en manos de la corporaciones bancarias quienes por medio de los prestamos hipotecarios pasaran – prácticamente – a ser dueños de sus “propiedades”.

En Chile, cifras oficiales arrojan que un 15% de los chilenos (2,5 millones) viven en la pobreza; un 3,7% de la población vive bajo la línea de extrema pobreza. Estos índices señalan que el ingreso per cápita es de USD 135 en el área urbana, y USD 91 en áreas rurales. Así como en el resto de América Latina, los trabajadores sin calificación deben subsistir con un sueldo mínimo legal de USD 300 mensuales. Hace solo algunas semanas el Ministerio de Desarrollo y su vocero Joaquín Lavín informaron que el 60% de los ingresos mensuales son destinados a pagar deudas: “Las familias de extrema pobreza están pagando 41.000 pesos de deudas cada mes, teniendo un ingreso promedio de sólo 70.000 pesos”.[2]

Sr. Piñera, ¿sabía usted que – según el Centro de Información de las Naciones Unidas -  el último censo nacional en Chile indica que el 5% de la población se “identifica como perteneciente a alguna de las ocho etnias indígenas reconocidas en Chile” y que según la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) 4 de cada 10 personas mapuches se sitúan por debajo de la línea de la pobreza?

En su último mensaje (17/05/12) usted remarcó que “640 mil chilenos y chilenas viven en la extrema pobreza. En palabras simples, tienen que vivir o sobrevivir con 1.000 pesos al día”. ¿Cree usted que el problema de las iniquidades sociales como la pobreza y la riqueza serán atacadas desde sus raíces con 400 millones de dólares al año? Y, usted tiene la desfachatez de sostener que esto es muestra de un “tremendo esfuerzo”.[3]

Usted sabe que las ganancias, de las corporaciones mineras en Chile recaudan  entre 80 y 200 veces más de su migaja destinada al “Bono–ético-familiar”. Marcela Ramos, nos recuerda que, la corporación minera La Escondida, se apuntó - en el 2010 - con US$5.635 millones de dólares en utilidades antes de impuestos, seguida de Collahuasi, con US$2.662 millones y Los Pelambres con US$2.142 millones, de acuerdo a las estadísticas de Cochilco.[4]

Sr. Piñera, ¿400 millones de dólares anuales, para acabar con la pobreza en Chile? ¿Y dónde se van los miles de millones de ganancias que se embolsan las megas corporaciones mineras? ¿Las exoneraciones tributarias con las cuales usted adula a las minerías manejan la lógica de “no ahuyentar el capital extranjero? ¿Y qué de los 640 mil pobres en Chile  (seguro el índice es superior) que ven su dignidad, no ahuyentada, sino pisoteada cotidianamente? Razón lleva Karen Hermosilla cuando señala: “la minería  aporta alrededor del 18% del PIB y un tercio de la recaudación tributaria. Es así como el denominado “sueldo de Chile” —injustamente pues la distribución de estos recursos recae fundamentalmente con un 10% de las utilidades, a las Fuerzas Armadas, no a salud, educación y vivienda— es una actividad todopoderosa, a la cual no le entran balas de ningún tipo”. [5]

Entendemos que para que usted entienda las causas de las relaciones inicuas de las sociedades tendría que decodificar y desconstruir sus esquemas de análisis e interpretación de las relaciones sociales y de producción, esto por no decirle - por delicadeza – que tendría que volver a nacer. Su formación liberal, por consiguiente su pragmatismo racional y su enfoque empresarial del mundo no hará posible que usted siga representando los intereses de ese 70% de chilenas y chilenos que no aprueba su gestión y política de Estado que representa el caduco Consenso de Washington que usted insiste en defender.

Tenemos a la vuelta de la esquina el movimiento social de Aysén, Tu problema es mi problema, el cual levantó, no solo al Sur de la Patagonia chilena, sino al mundo entero, y eso usted lo sabe muy bien. Como también usted sabe que la solución no fue abrir la zona franca y de esta manera bajar el descontento social. La apertura de la zona franca es incentivar el consumo como instrumento de desarrollo y eso, una vez más, es falacia. En Aysén su política de Estado, lamentablemente, demostró la incompatibilidad de su gestión con los intereses reales del Chile profundo (paragonando a José María Arguedas). Sus efectivos militares desfiguraron el rostro de Teófilo Haro, así como cientos de chilenos y chilenas sufrieron la agresión de su “método de diálogo”: Represión militar.

Si no hubiese sido por dirigentes sociales como Iván Fuentes, si no hubiese sido por medios de comunicación social como Radio Santa María y otros medios radiales, el costo social hubiese sido incuantificable. Si no hubiese sido por el apoyo de la crítica social como el de la Conferencia Episcopal de Chile el costo social hubiese sido desastroso. No se puede seguir especulando con la salud, la educación, la alimentación y los recursos naturales; estos derechos no son mercadería de consumo, Sr. Piñera.

Justicia social no es caridad, subsidio, ni promoción del consumo. Existe una expresión en boga dentro del ambiente político, su homólogo peruano lo aplicó más de una vez: “Dar un paso al lado”.  Así como en España y ahora en Serbia se adelantaron las elecciones presidenciales, ¿no cree usted que debería hacer lo mismo visto su fallida gestión y la mayoritaria desaprobación del pueblo chileno? ¿Qué o quiénes lo siguen sujetando al poder? ¿Su academia liberal no le enseñó que el poder de las autoridades es para ser puesta al servicio del pueblo y no para servir amistades y familias? Es tiempo que dé "un paso al lado" señor presidente.

Finalizo diciéndole: dentro del 70% de personas que desaprueban su gestión, existen exsimpatizantes que le prodigaron sus votos. Es sabio escuchar la voz del pueblo; ya el viejo adagio popular reza: Vox Populi, Vox Dei. Sr. Presidente, escuche al pueblo, como si tuviese de frente al mismísimo Dios materializado en movimiento social. No olvide sus propias palabras cuando prometió acabar con la extrema pobreza en un periodo de 4 años: “la economía de mercado y el crecimiento son grandes generadores de riquezas y de oportunidades, pero no son mecanismos que permitan distribuir esa riqueza y esas oportunidades de forma justa”.[6]

El movimiento social no pierde su memoria histórica y las calles seguirán siendo los libros donde se escribirá que con la dignidad de los pueblos no se juega, y menos manoseando a su antojo conceptos como ética, en la cual le vendría bien reflexionar.


NOTAS: 
[1]Loc., lat., que sig.: “Apréndanlo los ignorantes, y recuérdenlo los entendidos”.

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