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sábado, 6 de octubre de 2012

Venezuela: La tarea de Chávez es ganar, y luego, hacer una rectificación en la oficialidad

En lo que fue el último contacto previo a las elecciones en Venezuela que se celebrarán el próximo domingo, el sociólogo norteamericano James Petras desgranó este lunes 1 de octubre para la audiencia de Radio Centenario, en forma profunda y extensa la coyuntura social y política que atraviesa el pueblo bolivariano.

Efraín Chury Iribarne / CX36

Petras analizó la coyuntura electoral en Venezuela
Le damos la bienvenida a James Petras. Buen día ¿cómo está?

James Petras: Muy bien, aquí estamos disfrutando del otoño, con grandes expectativas sobre las elecciones del próximo domingo en Venezuela, que aparecen como las elecciones más importantes de la historia reciente no sólo de América Latina, sino de todas las Américas.

Si le parece entonces, escuchamos su análisis sobre este tema.

JP: Si, creo que es importante hablar de muchas cosas más allá de lo que está pasando en la campaña electoral y en las encuestas, para poder definir cuáles son los puntos clave en este proceso político. En primer término debemos anotar el legado histórico, y eso es muy favorable al presidente Hugo Chávez, porque en lo años ’90 -antes de Chávez- Venezuela vivía una época de corrupción, de masacres, de caída del standards de vida, con un empobrecimiento impresionante, con niveles de inflación exorbitante, con mucha corrupción que alcanzaba hasta al entonces presidente Carlos Andrés Pérez, quien estaba involucrado en una estafa multimillonaria.

Esto pesa mucho sobre la generación que actualmente tiene más de 35 años, particularmente de las clases populares, que recuerdan la época negra, donde el sufrimiento era generalizado, el desempleo alcanzaba al 30% y la vida era muy dura sin apoyo estatal.

Ahora, eso es parte de lo que va a influir sobre el voto, independientemente de lo que está pasando ahora o mejor dicho, en relación con lo que está pasando ahora.

El segundo hecho importante es el golpe de Estado de 2002 que fracasó. Es importante por dos razones: en ese golpe de Estado estuvo involucrado en candidato Henrique Capriles Radonski, él encabezó la mafia, la banda que atacó la Embajada cubana y que trató de hacer daños físicos, actuó como un matón y no como el roquero que tratan de presentar hoy. Además, apoyó en el lockout de los gerentes petroleros en 2003. Y esto también pesa porque la imagen que ahora está proyectando Capriles, como un demócrata, un socialdemócrata, un personaje en la línea de Lula; que es todo un maquillaje porque tiene antecedentes violentos, golpistas, vinculado siempre a los sectores de ultra derecha y eso también queda en la memoria histórica.

Estos son dos puntos en contra de Capriles.

Ahora, lo que tiene a su favor, es lo que existe en la institucionalidad a nivel privado y público. Es cierto que Chávez está bien ubicado en el sector público, pero en el sector privado, por ejemplo en el sector financiero el 80% de los bancos están en manos privadas; la gran mayoría de los servicios privados están en manos de la derecha; un gran sector de latifundistas y dueños de plantaciones están todavía con la derecha y todavía el sector manufacturero sigue estando en manos privadas. Es decir, la burguesía en general no ha sido tocada, e incluso ha tenido cierta prosperidad por el empuje económico que la economía tiene con las políticas del presidente Chávez.

La derecha tiene una fuerza institucional que le permite colaborar con el imperialismo y financiar la campaña política de la derecha.

Chávez tiene a su favor la reforma agraria, lo que le da el respaldo de un gran sector campesino, los pequeños agricultores, los obreros, los sindicatos, las comunas, y un sector de la burguesía, contratistas, que han trabajado junto al gobierno; y más que nada, el control sobre la mayoría de la industria petrolera, a pesar de que hay sectores extranjeros involucrados allá, empresas noruegas y norteamericanas que siguen funcionando con contratos de servicio.

Es un factor importante decir que la derecha tiene una fuente financiera, una influencia económica y a partir de eso, está influyendo en un sector de la pequeña industria y comercio, minoristas y mayoristas.

El tercer punto importante, es la movilización social. La capacidad de convocatoria de la derecha no es pequeña, tiene capacidad de mover a cientos de miles el domingo en Caracas y otras ciudades, porque tiene una clase media que ha avanzado socialmente pero con miras hacia arriba y no hacia abajo. Es decir, la clase media emergente, que ha mejorado su estándar d de vida, ahora quiere ubicarse más cerca de la élite que los de abajo. Y es un sector arribista, que busca no la solidaridad, sino el consumo, el consumismo, el libre mercado, vinculado más que nada a la clase media profesional que está en contra del sector público y defiende la salud privada, la educación privada; etc. Frente a eso, Chávez retiene una enorme base popular en los barrios, sigue teniendo una enorme fuerza en las grandes concentraciones urbanas y tiene sectores públicos que sienten miedo de que si vuelven a elegir a un candidato de la derecha va a aplicar recortes públicos, privatizaciones, etc. que van a implicar despidos de muchos funcionarios públicos. Por tanto, hay una división entre la clase media arribista y los funcionarios públicos que han sido contratados en los últimos años.

De todos modos, lo que hay que anotar en esta elección es la polarización social. Cada vez que hay una elección polarizada de clases, obviamente las clases populares están en mayoría, con mayor abundancia, por lo que la táctica de Capriles es por una parte, dirigir su discurso para animar a la derecha, a las clases altas; y por otro, una imagen dirigida a la población, diciendo que él está a favor de todas las reformas sociales de Chávez, pero que él puede implementarlos con mayor eficiencia y menos corrupción.

Asimismo, para analizar esta elección debemos tomar en cuenta también el ambiente internacional, que es sumamente favorable a Chávez.

En este sentido, el alto precio del petróleo, el funcionamiento de la OPEP, los acuerdos con Rusia y China, los ingresos por petróleo; permiten al gobierno financiar muchos proyectos con alto impacto social. Eso es favorable.

En segundo lugar, los Estados Unidos han sufrido muchos golpes debido a su política guerrerista y no tiene mucha presencia en América Latina, han perdido terreno especialmente con los gobiernos de centro izquierda que tratan de mantener una independencia y por lo menos, antigolpistas, en el sentido tradicional de Estados Unidos.

A nivel nacional Capriles no puede competir con Chávez por popularidad. La correlación de fuerzas a nivel internacional es favorable a Chávez, lo mismo a nivel regional –en relación al Caribe, los programas de ayuda con Centroamérica y América Latina-; pero donde Chávez es vulnerable, es a nivel local, donde muchos oficiales chavistas no han funcionado bien, hay una brecha entre los compromisos sociales declarados por Chávez y la incompetencia de muchos oficiales para implementarlos con eficiencia y honestidad. Y este es el punto débil, sobre el que los Estados Unidos y el imperialismo han recomendado a Capriles que se enfoque. Sobre los problemas de apagones, falta de agua, falta de seguridad, etc. en los barrios.

Porque Capriles no puede ganar sólo con los votos de la clase media y la clase alta, necesita los votos de las clases populares y está jugando la carta del reformismo en este sentido. La batalla para Chávez es mantener la lealtad de las clases populares en función de una lucha de clase fuerte: diciendo que si no vuelve a ser reelecto, Capriles va a revertir todos los programas sociales, se va a desenmascarara y se va a presentar como un neoliberal al estilo de Carlos Andrés Pérez, Caldera. O sea que Venezuela va a volver a vivir en la época negra del pasado. Y eso es una debilidad para Capriles porque está asociado a la derecha dura, a la época de corrupción, de escándalos y de miseria.

Entonces, todo depende de parte de la memoria histórica, del golpismo, también de las reformas impactantes como las Misiones, etc. que podrían ser bien importantes.

Finalmente en este juego, lo que tiene fuerte Capriles es el respaldo incondicional de Barack Obama y la Casa Blanca que lo están asesorando sobre cómo presentarse. Primero le dijeron que se presente no como derechista, sino como populista, como reformista, diciendo que Lula es su modelo no los golpistas de 2002 o los gerentes que paralizaron la economía en 2003, ni la derecha que quiere volver a la época de oro para ellos que fueron los ’90, las privatizaciones, etc.. No. Capriles debía presentarse como un reformista, buen muchacho, reformista hiper energético, que quiere un cambio moderado. Y Estados Unidos cree que si pierde Capriles por un margen significativo, no van a denunciar fraude, lo que van a hacer es consolidar el 45% que consiguen y apuntar así a las elecciones parlamentarias que se realizarán en diciembre, para ganar mayorías en el Congreso y neutralizar la Presidencia de Chávez.

Hugo Chávez va a ganar las elecciones este domingo 7 de octubre, pero con un margen menor del que querían o pronosticaron. No creo que alcancen el 60% ni los diez millones de votos. Van a conseguir menos votos, van a ganar creo, con un margen de entre el 8 y el 10% de diferencia, respetable, una victoria contundente en cualquier otro país. Con eso van a tener la iniciativa para continuar extendiendo la política social y económica y la solidaridad con América Latina.

Pero si pierde Chávez, va a ser una tremenda derrota para todos los países que reciben su solidaridad y ayuda, como Cuba, Nicaragua, Bolivia, y otros países.

Entonces la victoria de Chávez es no sólo una derrota a la derecha venezolana, sino a la derecha del continente. Pero si hay un Congreso controlado por la derecha, si hay una división, van a tratar de neutralizar y obstaculizar la realización de este programa.

Creo que la tarea de Chávez a corto plazo es ganar estas elecciones y más allá, hacer una rectificación en la oficialidad, cambiar las prácticas clientelistas que vienen de muchos políticos que se han enganchado al vagón de Chávez. Hoy se hace necesario hacer una transformación dentro del proceso de transformación mayor.

En suma, Chávez, por su popularidad, sus hechos, las experiencias de 10 años de prosperidad y avances, es difícil que pierda las elecciones; a pesar de que hay problemas graves en la aplicación a nivel local. Lo segundo es que esta victoria debe ser la punta de lanza para una rectificación en el Partido para las elecciones parlamentarias de diciembre, a las que apuntan los Estados Unidos.

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