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sábado, 23 de febrero de 2013

Ecuador: Una victoria histórica

La Revolución Ciudadana ha sido y es la respuesta a dos siglos de brutal y mísera dominación oligárquica, de marginación política a los pobres, indígenas, negros y mestizos. Y el triunfo arrasador de Alianza PAIS  en las elecciones del domingo 17 es el anuncio del nuevo Ecuador que renace de las cenizas del pasado.

Jorge Núñez Sánchez / El Telégrafo

Han pasado 183 años desde que se fundó la República del Ecuador. Y han hecho falta todos esos años para que el pueblo ecuatoriano rompa con la estructura de poder oligárquico y se adueñe finalmente de su destino.

Cuando se fundó el Estado, en 1830, nuestra nación poseía un enorme territorio, que iba hasta más abajo del Amazonas y hasta el lejano Brasil, y tenía apenas un medio millón de habitantes. Ahora tenemos un pequeño territorio, estamos lejos del Amazonas y del Brasil, y poseemos una población de casi quince millones de habitantes.

En lo político, la primera Constitución consagró un sistema político del que eran expresamente marginados los analfabetos, los pobres y los trabajadores en relación de dependencia. Para ser ciudadano se requería tener propiedad, profesión o industria. Para ser diputado se requería tener una propiedad raíz de 4 mil pesos, y para ser Presidente o Vicepresidente, una propiedad de 30 mil pesos.

Así, la República del Ecuador fue desde sus inicios un proyecto de Estado oligárquico, en el cual unas pocas familias de la aristocracia criolla (que detentaban ya una suma de poder económico, influencia social y superioridad cultural) aspiraban a controlar y manejar monopólicamente el poder político, con exclusión del resto de la sociedad.

Más tarde, el régimen de García Moreno suprimió la exigencia de tener propiedad para ser ciudadano, mas impuso como primera condición la de ser católico. Empero, la exigencia de saber leer y escribir mantuvo a la mayoría de ecuatorianos al margen de la vida electoral. Y dio lugar a que ciertos terratenientes enseñasen a sus peones a “dibujar su nombre”, para llevarlos en fila a votar por sus candidatos.

Esa marginación terminó solo en 1979, cuando la nueva Constitución, aprobada en referéndum, otorgó el voto facultativo a los analfabetos. Ella también creó un nuevo sistema de partidos políticos, sobre la base de principios doctrinarios y programa de acción. Pero el sistema se corrompió bajo el influjo del poder oligárquico y advino la tristemente célebre “partidocracia”, que implantó el neoliberalismo y rifó la soberanía nacional.

Por todo eso, la Revolución Ciudadana ha sido y es la respuesta a dos siglos de brutal y mísera dominación oligárquica, de marginación política a los pobres, indígenas, negros y mestizos. Y el triunfo arrasador de Alianza PAIS  en las elecciones del domingo 17 es el anuncio del nuevo Ecuador que renace de las cenizas del pasado, que asume una plena conciencia de su destino, que levanta su faz ilusionada ante los ojos del mundo.

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