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sábado, 16 de marzo de 2013

Dos hechos políticos con incidencia en el devenir latinoamericano contemporáneo

Uno podría preguntarse si los cardenales que eligieron a Juan Pablo II, en un momento en el que las políticas del glasnost y la perestroika habían creado un cuadro de inestabilidad política en Europa del Este, no apostaron a que un Papa polaco se convertiría en un referente e impulsor del cambio. La misma pregunta puede hacerse con la elección del nuevo Papa y los intereses de quienes pretenden frenar las transformaciones en América Latina y mantener el statu quo.

Rafael Cuevas Molina/Presidente AUNA-Costa Rica

Juan Pablo II y el cardenal Bergoglio: ¿vidas paralelas?
En la última semana, dos acontecimientos ponen su impronta sobre el devenir político latinoamericano: la muerte del presidente de Venezuela, Hugo Chávez Frías, y la elección del cardenal argentino, Jorge Mario Bergoglio, como nuevo Papa en el Vaticano. Se trata de hechos que tienen incidencia sobre procesos en marcha, que van más allá de ellos y no se reducen a ellos, pero en los cuales tienen papeles protagónicos.

Pensamos que ambos tendrán impacto en esa sorda batalla que se libra en nuestro subcontinente entre las viejas fuerzas, de carácter neoliberal, y las fuerzas que tienen como referentes de primer orden a los gobiernos nacional progresistas y al movimiento popular organizado.

En este sentido, es indudable que la muerte de Hugo Chávez abre un período de incertidumbre y reacomodo de fuerzas, no solo al interior de Venezuela sino, también, en el espacio continental.

Al interior de ese país, es posible que su muerte logre catalizar aún más al conglomerado de fuerzas organizadas y no organizadas que apoyan al proceso. El temor a que, en las nuevas circunstancias, la oposición venezolana pueda tener una opción real de poder, cohesiona a los sectores populares que se han visto beneficiados con las políticas de más de 10 años de gobierno chavista. Es muy posible que en estas circunstancias, por lo tanto, el proyecto bolivariano salga avante en las nuevas elecciones que se llevarán a cabo en menos de un mes, y el proceso tenga la oportunidad de seguir adelante.

Es menos clara la perspectiva en el ámbito internacional, en donde la Revolución Bolivariana ha concitado procesos de acercamiento, integración, unión y solidaridad nunca antes vistos en nuestras tierras. Es cierto que existen procesos en marcha, pero también es verdad que son muy nuevos, algunos apenas en ciernes, y necesitan de mucha voluntad política para que se estructure una institucionalidad que los respalde y solidifique.

En este contexto, es electo el argentino Bergoglio en el papado. Se trata de un personaje que, según él mismo lo ha reconocido al pedir perdón junto a otros miembros de la Iglesia de su país, no supo estar a la altura de los acontecimientos que desencadenó la dictadura argentina. Esto por decir lo menos pues, como es sabido, existen también nubarrones de dudas sobre su actuación en torno a la captura y tortura de dos sacerdotes jesuitas.

Se trata, sin embargo, de alguien difícilmente encasillable pues, por un lado, se le hacen cuestionamientos como los antes referidos, pero, por otro, se le reconoce su simpatía por el sufrimiento de los pobres y su rechazo a los faustos del poder de la Iglesia.

Es muy temprano, aún, para saber cuál será el rumbo de su gestión al frente de la curia romana, pero no debe nunca perderse de vista el papel que jugó el Papa Juan Pablo II como catalizador de los cambios que se sucedieron en Europa en la década de 1980.

Uno podría preguntarse, en ese caso, si los cardenales que lo eligieron, en un momento en el que las políticas del glasnost y la perestroika habían creado un cuadro de inestabilidad política en Europa del Este, no apostaron a que un Papa polaco se convertiría en un referente e impulsor del cambio.

La misma pregunta puede hacerse con la elección del nuevo Papa. América Latina se ha transformado en un mal ejemplo para aquellos que quieren mantener el statu quo que hace aguas, y la muerte de Chávez abre una luz de esperanza para quienes buscan asirse de cualquier cosa con tal de evitar que siga cundiendo ese mal ejemplo.

Estemos atentos a los signos que se irán presentando en el futuro.

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