En estas breves notas
de un diálogo con Horacio Cerutti, el filósofo argentino delinea algunas de las
tareas pendientes del pensamiento latinoamericano: “Un filosofar para avanzar
en la liberación tiene muchísimo que decir. Si liberación quiere decir romper
con las situaciones de dependencia y hacer una vida digna posible para todas y
todos, sigue estando la tarea pendiente”.
Abdiel Rodríguez Reyes / Para Con Nuestra América
Desde Ciudad Panamá
Horacio Cerutti |
El año pasado, Horacio Cerutti Guldberg
me recibió en su oficina en la Ciudad Universitaria (UNAM). El encuentro se dio
gracias a una de sus discípulas más insignes, la profesora y feminista Urania
Ungo. En 2010, la Universidad de Varsovia le entregó el diploma de “Doctor
Honoris Causa” a Cerutti, lo que junto a mi visita al D.F. y a nuestro
encuentro hizo que recordara mis lecturas de la filosofía de la liberación y
todo ese movimiento que se gestó en la década de 1970, además, me obligó a
releer su primera obra, Filosofía de la
Liberación Latinoamericana, la que junto a la presentación del maestro
Leopoldo Zea es el estudio más erudito en estos menesteres.
Según Eugeniusz Górski, de la Academia
Polaca de Ciencias, Cerutti es considerado tras la muerte de Zea, la máxima
autoridad en la investigación de la identidad latinoamericana y su aporte a la
cultura mundial. Como antecedente inmediato de la filosofía de la liberación,
en 1968, Augusto Salazar Bondi preguntó: “¿existe o no una filosofía
latinoamericana?”, a lo que Zea respondería que se trata de una filosofía sin
más; igual a Sócrates, cuando respondió que no sabía ni mucho ni poco, luego
viene la argumentación, la sistematización, la poética, el ingenio y la
autenticidad.
Así comenzó la década del 70, las ideas
que se gestaron entre esos filósofos (Mendoza y Río Cuarto) fueron motivo de
persecución y muerte; ellos cuestionaban el andamiaje político y sociocultural
de su época. Era la fundamentación filosófica–ontológica de liberación
nacional, del estadio neocolonial latinoamericano que cuestionaba la
superestructura, ahondaba críticamente en el estudio de la “universalidad
occidental” y acogió la utopía y la filosofía desde nuestra América, tarea
constante en Cerutti. Transcribo algunas preguntas que le hice a Cerruti y que
sirven para tener una idea de su pensar:
¿Cuál
es el alcance teórico–geográfico de la filosofía de la liberación?
“Fue pensada para el ámbito geográfico
de nuestra América, aunque hay aportes que rebasan a la región y así se ha
visto con sus diversas recepciones en otras partes del mundo. Como es evidente,
hablo de ellas en plural, porque convivieron múltiples enfoques desde su inicio
y eso ha llevado a muchas confusiones y caricaturas de sus planteamientos. Solo
a partir de una recuperación contextualizada y pertinente se podría avanzar”.
¿Cuál
es el rumbo que debe tomar o seguir la filosofía de la liberación en el XXI?
“El rumbo a seguir está abierto. No se
lo puede determinar. En todo caso, hay aportes muy significativos de nuevas
generaciones que se han incorporado a esta labor con un sentido crítico y
aportativo muy valioso. Sobre esto se conoce y se ha difundido menos, pero vale
la pena examinarlo con pertinencia”.
¿Tiene
algo que decir la filosofía de la liberación en la crisis del sistema–mundo en
su etapa terminal?
“Un filosofar para avanzar en la
liberación tiene muchísimo que decir. Si liberación quiere decir romper con las
situaciones de dependencia y hacer una vida digna posible para todas y todos,
sigue estando la tarea pendiente. Romper con las reglas del juego del sistema y
construir otro mundo posible y deseable sigue como objetivo a cumplir. Por eso,
nuevas generaciones podrán aportar en la medida en que revisen y conozcan lo
planteado en sus contextos y puedan así avanzar en el filosofar nuestro
americano”.
Postdata: recuerden que el búho de Minerva solo
alza vuelo en el ocaso.
Si queremos romper con el canon hegemónico (y de dominación) de la filosofía eurocéntrica y si queremos hacer una filosofía liberadora, tenemos que abandonar esa idea de inspiración hegeliana que compara a la filosofía con un viejo Búho que espera el amanecer para emprender su vuelo. Mejor asumimos la figura del picaflor que amanece volando absorbiendo el néctar floral y disfrutando los mejores y vivificantes rayos del Sol... ¿no crees?
ResponderEliminarmuy buena sugerencia gracias....
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