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sábado, 25 de mayo de 2013

La cumbre neoliberal en Cali: un llamado de alerta para nuestra América

La Alianza del Pacífico, en la que se envalentona la derecha latinoamericana, se fortalecen la economía de rapiña y el capital extranjero, y con la que EE.UU avanza sus posiciones bajo la ideología del panamericanismo, representa la principal amenaza a la integración nuestroamericana –martiana y bolivariana- del siglo XXI.


Andrés Mora Ramírez / AUNA-Costa Rica

Los cuatro jinetes del neoliberalismo posaron en Cali:
los presidentes Peña Nieto, Santos, Humala y Piñera.
En sus crónicas sobre la Conferencia Monetaria Internacional de 1891, convocada por Washington para consolidar su proyecto de hegemonía económica, comercial y, por supuesto, política, sobre todo el continente americano, José Martí llegó a conclusiones que conservan plenamente su vigencia para interpretar muchos de los acontecimientos de este tiempo en nuestra América. En un texto publicado ese año por La Revista Ilustrada de Nueva York, Martí decía que la acción de un país en una unión de países siempre  “será conforme a los elementos que predominen en él, y no podría ser distinta de ellos”. Y con sabiduría de hombre natural, agregaba: “Si a un caballo hambriento se le abre la llanura, la llanura pastosa y fragante, el caballo se echará sobre el pasto, y se hundirá en el pasto hasta la cruz, y morderá furioso a quien le estorbe”[1].

Esta referencia martiana resulta muy oportuna a propósito de la cumbre de la Alianza del Pacífico celebrada en Cali en días pasados, y de la cual la prensa internacional ha dado un relato sumamente revelador de la pasiones neoliberales desbordadas por los protagonistas de este cónclave: las dentelladas furiosas que lanzan los gobiernos de derecha en América Latina –y España- y los poderosos intereses que los sostienen, contra las ideas y alternativas posneoliberales que han tomado fuerza en la región.

Sin las inhibiciones diplomáticas que viven en otros foros latinoamericanos, los participantes en la cumbre de la Alianza del Pacífico expresaron sus puntos de vista a un auditorio dominado por jefes de gobierno y 400 empresarios, pero sin representantes de los movimientos sociales, de sectores productivos afectados por las políticas económicas neoliberales ni tampoco de organizaciones de la sociedad civil (Telesur, 23-05, 2013).

El presidente anfitrión, Juan Manuel Santos, destacó lo que desde su perspectiva fueron “decisiones históricas” tomadas por los miebros de la Alianza,  “no retóricas, sino reales y concretas”, en alusión a la incorporación de Costa Rica como miembro del grupo y la reducción de aranceles para el 90% de los productos que intercambian México, Chile, Colombia y Perú (La Jornada, 24-05-2013). Pero las de Santos también constituyen una crítica velada a la dinámica política de otros espacios de integración como UNASUR, ALBA o MERCOSUR, donde Colombia –y la derecha, en general- tiene menos influencia.

El mandatario mexicano Enrique Peña Nieto, mucho más romántico en la utopía neoliberal, calificó esta iniciativa como un acuerdo de nueva generación, que “busca también permitir el libre tránsito de personas, compartir mercados de capital y una mesa de diálogo político”; mientras que sus pares de Perú y Chile no ocultaron sus frustraciones ante las resistencias antineoliberales que encuentran en sus países: Ollanta Humala “se quejó de la burocracia que estorba los proyectos empresariales”; y Sebastián Piñera, atormentado por la crisis del sistema educativo, atacó al “monopolio de los profesores, a quienes responsabilizó y consideró los ‘verdaderos adversarios’ de la revolución educativa” (La Jornada, 24-05-2013).

Muchos más demagógicas fueron las intervenciones de la presidenta de Costa Rica, Laura Chinchilla, y del presidente español Mariano Rajoy: afectados por crisis políticas y económicas que erosionan su legitimidad sin solución posible, y los dejan con un apoyo popular cada día menor, ambos parecen echar mano de la radicalización de sus discursos para ganar el favor, al menos, del capital extranjero y de la potencias que tutelan sus gobiernos: Chinchilla declaró que “las alianzas no deben enarbolar ideologías” que “entorpecen el libre comercio en América Latina” (El Espectador, 23-05-2013 y La Nación, 24-05-2013); y Rajoy, en un arrebato de cinismo, y sin ruborizarse, se atrevió a dictar cátedra con las evidencias de su propio fracaso: “Debemos permitir que los empresarios creen empleos. En el mundo actual, las administraciones no pueden permitírselo”…

Que nadie se engañe: la Alianza del Pacífico, en la que se envalentona la derecha latinoamericana, se fortalecen la economía de rapiña y el capital extranjero, y con la que EE.UU avanza sus posiciones bajo la ideología del panamericanismo, representa la principal amenaza a la integración nuestroamericana –martiana y bolivariana- del siglo XXI, y al nuevo clima político impreso a la región por los gobiernos nacional-populares: esos que, con el masivo apoyo popular, pusieron fin a la larga noche neoliberal en nuestra América.



[1] “La Conferencia Monetaria de las Repúblicas de América”, La Revista Ilustrada, Nueva York, mayo de 1891. En: Hart Dávalos, A. (editor) (2000). José Martí y el equilibrio del mundo. México DF: Fondo de Cultura Económica. Pág. 215.

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