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sábado, 22 de junio de 2013

Chile, grietas en el neoliberalismo

He caminado en un Santiago lleno de rebeldía estudiantil. Hay grietas en el neoliberalismo chileno. No cabe duda.

Carlos Figueroa Ibarra /Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Cuando escribo estas líneas, recién regreso de Chile. Tuve  la fortuna de ser invitado  por la Universidad ARCIS, en Santiago de Chile, para dictar unas conferencias sobre México y Centroamérica. Visitar Chile por tercera ocasión en estos días del otoño austral es un privilegio. También caminar por las calles húmedas y frías de  un Santiago nublado y neblinoso. Para mí Chile es la patria de Salvador Allende, Pablo Neruda, Violeta Parra, Nicanor Parra entre otros. Es el país desgarrado por el golpe encabezado por Augusto Pinochet, que truncó décadas enteras de historia republicana y democrática. Es el lugar en donde  en 1970  se intentó hacer una transición pacífica y democrática hacia el socialismo.  Pero esta es mi referencia. En realidad, bajo el mandato de Pinochet, Chile entró en una reconfiguración de gran envergadura que incluso cambió culturalmente al país.

Al día siguiente del golpe de estado, un grupo de economistas chilenos  seguidores de la escuela neoliberal de Chicago, algunos de ellos egresados de la Universidad de Chicago en donde reinaba Milton Friedman, entregaron al flamante dictador un voluminoso legajo. Era la política económica que debería adoptar el nuevo régimen. Al grueso documento se le llamó “El ladrillo” y contenía  una exposición detallada del recetario neoliberal que los Chicago Boys recomendaban a Chile. A mediados de la década de los setenta del siglo XX, fue el Chile pinochetista el pionero  en el experimento neoliberal. El experimentó fue el más exitoso en América latina en términos de crecimiento económico e incluso de contención de la pobreza. No así en términos de desigualdad pues Chile es hoy uno de los países más desiguales del mundo. Lo más importante, en Chile se desmanteló la memoria progresista y se sustituyo por una cultura neoliberal de mercados, consumidores endeudados y construcción de un recuerdo del período de Allende (1970-1973) como un período de anarquía.

Los distintos gobiernos de la Concertación, la coalición de socialistas, radicales, demócrata cristianos y una disidencia del Partido Comunista, encabezó el retorno a la democracia pero le dio continuidad al modelo neoliberal. Una parte importante de la antigua Unidad Popular de Allende, siguió así  la corriente predominante en el mundo y en el propio Chile. En un contexto latinoamericano de crisis del neoliberalismo, hablar  en esos términos en Chile parecería un contrasentido. Ha sido así desde el gobierno de Patricio Alwyn hasta el actual de Sebastián Piñera. Pero la “rebelión de los pingüinos” en 2006 y las rebeliones estudiantiles que se observaron en 2011-2012 han mostrado las grietas de  la aparente hegemonía neoliberal.

He caminado por un Santiago en el que varias de las universidades y centros educativos se encuentran tomados por los estudiantes. La educación neoliberal en Chile es privada, muy cara y en gran medida de baja calidad. Los estudiantes universitarios chilenos pagan cuotas altísimas hasta en las universidades públicas como lo es la Universidad de Chile y durante muchos años se quedan endeudados usurariamente con los bancos. Muchos de ellos han optado por estudiar en Perú o Argentina porque les sale más barato.

Así las cosas, si como se predice Michelle Bachelet gana las elecciones, tendría que emprender -como se rumora-, una reforma educativa y para financiarla una reforma tributaria. Sería uno de los síntomas de un posneoliberalismo que todavía aparece como algo imposible en el Chile de hoy. A los “pingüinos” (estudiantes secundarios) les sucedieron las movilizaciones estudiantiles de 2008 y las de 2011-2012. El rostro bello de Camila Vallejo, una de sus dirigentes, se volvió un ícono de un malestar subterráneo que ha ido creciendo debajo de la hegemonía neoliberal.

Hoy he caminado en un Santiago lleno de rebeldía estudiantil. Hay grietas en el neoliberalismo chileno. No cabe duda.

3 comentarios:

  1. Si hay muchas grietas, rebeldia y protestas pero tambien mucho fascismo legados pinochetistas, demasiados.

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  2. Si hay muchas grietas, rebeldia y protestas pero tambien mucho fascismo legados pinochetistas, demasiados.

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  3. Si hay muchas grietas, rebeldia y protestas pero tambien mucho fascismo legados pinochetistas, demasiados.

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