Lo que está tratando de
gestar la derecha venezolana es un ataque militar al sistema político
democrático de la patria de Bolívar; lo que no han podido conquistar en las
urnas, ahora pretenden lograrlo -a vista y paciencia del mundo- a través de las
armas.
Ángel Bravo / Especial para Con Nuestra América
José Vicente Rangel, político venezolano. |
El abogado y político
venezolano José Vicente Rangel, con más de cuatro décadas de experiencia en el
trabajo público, es un periodista serio y responsable. Como él, no
encontraremos un profesional trabajando en alguna de esas grandes
transnacionales de los medios comerciales de comunicación; Rangel es un hombre
sobrio y libre, que no trafica con la verdad. Conduce cada domingo en
Caracas el programa “José Vicente hoy”, desde donde ejerce un periodismo
investigativo, presentando distintos ángulos de la vida política y económica de
Venezuela.
A estas alturas de la historia de los movimientos alternativos y
gobiernos progresistas en América Latina, con su contraparte opositora
conducida, financiada y maniatada por la política exterior de Washington, no
llama la atención que la dictadura mediática que desde antes de las últimas
elecciones presidenciales en Venezuela desconociera al entonces candidato -y
hoy presidente en ejercicio- Nicolás Maduro, haga silencio frente a la grave
denuncia presentada el pasado domingo 09 de junio por José Vicente Rangel, en el sentido de que existe una negociación hecha por un sector de la derecha venezolana para
comprar 18 aviones en los Estados Unidos, que serían utilizados desde Colombia
para operaciones de agresión contra la República Bolivariana de Venezuela.
Los opositores
venezolanos, los mismos que se atraganta hablando de democracia, paz y derechos
humanos vienen haciendo estas negociaciones desde el pasado mes de mayo, con el
propósito de atacar a su propio país, y la idea es materializarlo en noviembre
próximo. La denuncia indica que una de las bases militares de Estados Unidos en
Colombia, para lo que trabajó arduamente el perrito faldero de la Casa Blanca
Álvaro Uribe, serviría como escenario en
donde serían colocados. Las recientes declaraciones y acercamientos del
“pacifista” presidente de Colombia Juan Manuel Santos -que queriendo
distanciarse de Uribe cada vez se le asemeja más- hacia Capriles y la OTAN,
vendrían a ser parte de la agenda que tiene diseñado el Imperio para Venezuela.
Si nos atuviéramos a
las noticias de los grandes medios de publicidad, desde hace dos meses el
actual Presidente de Venezuela no es Nicolás Maduro, sino Henrique Capriles;
con el “pequeño” agravante que perdió las elecciones.
No podemos negar lo
evidente: la desaparición física del Comandante Hugo Chávez ha sido un golpe
muy fuerte para las fuerzas progresistas de América Latina en muchos sentidos.
Pero más allá de las fiestas y los brindis celebrados por la gusanera cacasena
caraqueña el 05 de marzo en dondequiera que se encontraran “exiliados”, allá en
la Casa Blanca se frotaron las manos, porque empezaba un nuevo periodo de
desestabilización contra la Revolución Bolivariana; en los últimos trece años
(pareciera que hubieran sido cinco lustros) habían tenido enfrente a un líder
prominente, a un hijo de Bolívar, Hugo Chávez, que a toda hora supo decirle al
imperio las verdades, defender la soberanía de su país y defender los derechos,
luchas, resistencias y esperanzas de los pueblos de América Latina.
Aunque Hugo Chávez “no
está”, la derecha sigue mal asesorada;
necia y soberbia es incapaz de ubicarse en la geopolítica regional; se
niega a luchar usando las mismas armas democráticas que usó el chavismo y con
las cuales siempre la derrotó; quieren imponerse en el gobierno por la fuerza.
El reconocimiento y apoyo de la Unasur al Presidente Nicolás Maduro ha sido
vital. Sin embargo, las aguas no están calmadas; en diferentes partes del país
se promueven desestabilizaciones, desabastecimientos, y a través de la tiranía
mediática encabezada por CNN, calumnian y desinforman todos los días como si
Venezuela no tuviera un gobierno democrático.
La denuncia que hace Rangel no ha sido
noticia en los grandes medios, y ninguno de los columnistas estrellas de todos
los diarios pertenecientes a la Sociedad Interamericana de Prensa (órgano
publicista al servicio de los intereses de las oligarquías en la región) se han
referido al tema; invisibilizarlo es una forma de ocultarlo y negarlo. Lo que
está tratando de gestar la derecha venezolana es un ataque militar al sistema
político democrático de la patria de Bolívar; lo que no han podido conquistar
en las urnas, ahora pretenden lograrlo -a vista y paciencia del mundo- a través
de las armas. Sobre el particular tampoco ha habido alguna declaración del
Departamento de Estado de los Estados Unidos (que para otros asuntos menores
que le conviene no duda en entrometerse) ni de la cadavérica Organización de
Estados Americanos (OEA), que ni siquiera para aparecer “viva” se ha sumado a
esa denuncia.
Las críticas etán colmadas de juicios de valor. Carecen de argumentación. Es indispensable clarificar eso de "la derecha" porque se invoucran muchas personas de distinta ideología, al igual que hablar de "la izquierda". La pérdida de casi un millón de votos en 40 días es más que precoupante para los cambios revolucionarios. Es necesario cambiar el discurso si se quiere llegar al final del período...
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