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sábado, 20 de julio de 2013

Ecuador, soberanía y democracia mediática

Democracia y soberanía nacional, he aquí la divisa que ha estado guiando al  Ecuador de hoy. Imposible olvidar que esa divisa ha resultado cara a muchos países de Latinoamérica.

Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Todo aquel o aquella que conozca de cerca la realidad mexicana puede saber del poderío que pueden llegar a tener los grandes medios de comunicación principalmente electrónicos. A ese poderío que da la capacidad de difundir imágenes,  ideas de manera masiva, se une el hecho de que los grandes medios de comunicación forman parte de las cúspides empresariales. Esto significa que cuando se habla del poderío de los grandes medios de comunicación, lo que generalmente se hace es un eufemismo que esconde lo que en realidad es: el gran poder fáctico que ejerce la clase dominante en un país. Esto es exactamente lo que sucede en México, en donde el duopolio Televisa-TVAzteca ha sido capaz de linchar a políticos  (como sucedió  con Cuauhtémoc Cárdenas en 1999 en ocasión del asesinato del conductor Paco Stanley), borrar de videos la imagen de otros (como le sucedió al político del PAN Santiago Creel), entrarle a la guerra sucia en plena campaña electoral (como le sucedió a Andrés Manuel López Obrador en 2006 y 2012) y finalmente construir una imagen y lograrla poner en el sillón presidencial (como le sucedió a Enrique peña Nieto en 2012).

La Sociedad Interamericana de Prensa olvida estos hechos y  pone el grito en el cielo cuando  los gobiernos de izquierda o centro izquierda (llamados progresistas) buscan poner remedio a esa dictadura mediática. Entonces se unen al coro neoliberal denunciando las “leyes mordaza” que en realidad buscan democratizar el acceso a los medios de comunicación y frenar el poder fáctico burgués-mediático. El 14 de junio de 2013, después de mucho tiempo de discusión y 14 meses de congelamiento en la Asamblea de Ecuador, se aprobó La Ley Orgánica de Comunicación la cual junto a la Ley de Medios Audiovisuales aprobada en Argentina, constituyen dos grandes hitos en la lucha por la democratización de la información. En el caso de la ley ecuatoriana  podemos observar aspectos loables como son los siguientes: la comunicación social concebida como un servicio público; la no censura previa pero responsabilidad ulterior con respecto  a lo que se publica; la prohibición de la precarización laboral de los trabajadores de la comunicación; criterios laborales de equidad  en materia de género, interculturalidad, discapacidad e intergeneracionalidad; la redistribución de las frecuencias radiofónicas a tres tercios entre medios privados, medios públicos y medios comunitarios; eliminación de los monopolios en radio y televisión; reversión de concesiones si son mal usadas por los concesionarios. Además existirá la obligación de destinar un 60% de la programación  en el horario apto para todo público, difusión de contenidos de producción nacional y regulaciones  para el pago de derechos de autor que favorecen al mismo.

Todo lo anterior implicará un avance democrático, porque una democracia con dictadura mediática es una democracia de baja calidad. Además Ecuador está dando muestras de una ejemplar vocación de soberanía. Los Estados Unidos de América ha mostrado su vocación imperial  en el caso de Edgar Snowden. Hace algunos meses el titular del Departamento de Estado, John Kerry, volvió a repetir  la expresión ya en desuso de que “América latina es el traspatio  de los Estados Unidos”. A Evo Morales, varios  países le impidieron aterrizar hace unos días cuando venía de regreso de Europa hacia su patria. Y ahora ante las amenazas estadounidenses de suspenderle a Ecuador las preferencias arancelarias (APTDEA) -si le concede asilo a Snowden-, el gobierno de Correa ha decidido renunciar a dichas preferencias y  ofrecer a Washington los costos arancelarios de dichas preferencias  para  una capacitación en materia de derechos humanos…

Democracia y soberanía nacional, he aquí la divisa que ha estado guiando al  Ecuador de hoy. Imposible olvidar que esa divisa ha resultado cara a muchos países de Latinoamérica.

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