Páginas

sábado, 20 de julio de 2013

¿Quién fue Francisco Bilbao?

Si la filosofía chilena y latinoamericana aspiran a tener plena conciencia de su desarrollo y potencialidades, deben volverse hacia Bilbao y otros que como él han sido marginados por suspicaces y peligrosos. 

Víctor Sepúlveda Contreras* / Especial para Con Nuestra América
Desde Santiago de Chile

Francisco Bilbao
Francisco Bilbao Barquín (1823-1865) fue un filósofo chileno cuya figura, desde su época hasta el día de hoy,  ha sido constantemente asociada a la controversia. Ya a los 17 años, con la publicación de su Sociabilidad chilena, comenzaba a granjearse la enemistad de los sectores que practicaban con fervor el catolicismo en términos religiosos y el conservadurismo en materia política. Desde allí, las ideas del notable pensador chileno han sido víctimas del más antojadizo desprestigio, intentándose continuamente reducir el tenor de sus investigaciones.  Tómese como ejemplo las afirmaciones de Roberto Escobar en El vuelo de los búhos, obra que pretende pasar revista a la actividad filosófica nacional entre 1810 a 2010; en ella se afirma respecto de Bilbao que nada de su obra puede considerarse filosófica, concluyendo con una leyenda en latín que reza: Draco dormiens nunquam titillandus. (Nunca hacer cosquillas a un dragón que duerme). Críticas como la mostrada anteriormente, han hecho que la filosofía de Bilbao sea hoy por hoy prácticamente desconocida para la población de Chile, asociándose en el ideario popular el nombre del buen filósofo con una de las avenidas del sector alto de Santiago.

Con todo, el pensamiento de Bilbao no es de exclusiva importancia para quien pretenda desarrollar cierta erudición en la historia de la filosofía chilena, sino también para toda persona que posea interés en el estudio de la filosofía en América latina; y más aún, para aquellos que buscan reconstruir una verdadera historia de la filosofía, que sea capaz de integrar  las tendencias o tradiciones hasta ahora relegadas al oscurantismo. Basamos tal afirmación en el rol preponderante que ha desarrollado Francisco Bilbao en la conformación de una identidad regional, pues como bien apuntan Arturo Roig (Teoría y crítica del pensamiento latinoaméricano) y Miguel Rojas Mix, (Los cien nombres de América) habría sido él quien en su conferencia de 1856,  Iniciativa de la América acuñó el término Latinoamérica, meses antes que dicho vocablo apareciera en el poema del colombiano Torres Caicedo, Las dos Américas.

Sin querer entrar en detalle acerca de las distintas connotaciones que el término Latinoamérica tiene para el filósofo chileno, nos remitiremos a puntualizar que fue concebido bajo el embargo de una profunda actitud antiimperialista, como reacción a las agresiones de la América anglosajona (en particular de los Estados Unidos) sobre México, que a la postre significó para el país latinoamericano la pérdida de más de la mitad de su territorio. El vocablo Latinoamérica nace en suma, de la urgencia de organizar a los pueblos del sur, cuya frágil independencia es vista por distintos regímenes como una oportunidad para expandir sus imperios. En dicha conferencia, Bilbao se propone resguardar la creación moral del denominado “Nuevo Mundo”, cuestión para la cual es urgente: “Unificar el pensamiento, unificar el corazón, unificar el corazón de la América”.

La creación moral que el “Nuevo Mundo” estaba llamado a desarrollar, se encontraría en distinta vereda que el individualismo impulsado por angloamérica y de aquella moralidad de la España monárquica que hasta los años de Bilbao aún pervivía en ciertos elementos de la vida republicana. La crítica aguda hacia el mundo hispano colonial y su legado, llevada a cabo por Bilbao, termina por separarlo radicalmente de los sectores conservadores, que no veían con buenos ojos el tener que abandonar ciertos privilegios en favor de las clases populares.

En una obra publicada en las postrimerías de su vida, bajo el título de “El evangelio americano”, veremos a nuestro autor desplegar todo su potencial crítico sobre el régimen monárquico y sus alcances en la sociedad.  En tal obra, Bilbao sostiene como principio en la filosofía de la historia que: “la vida de los pueblos es la acción de sus dogmas”, cuestión que se vería reflejada en la España monárquica, que ha podido conciliar a catalanes, gallegos, vascos, etc. bajo una misma nación, únicamente sosteniendo el credo judeo-cristiano como principio de cohesión social.

En todo orden social, el sistema educacional que este orden sustente, será fundamental para la existencia del mismo. Mediante el sistema educativo, un modelo de sociedad determinado se reproduce a sí mismo, transfiriendo los dogmas o principios que dan forma a dicho orden. En el caso de la América colonial, la educación estaba vetada para las capas bajas de la sociedad, destinada a formar únicamente a las clases que habrían de desempañarse en la administración pública; en materias como jurisprudencia, latín y teología. La educación se transformó en el método de reproducción por excelencia del régimen colonial, sellando según Bilbao, la “proscripción del pensamiento” y la aceptación irreflexiva de todo cuanto viniese de los sacerdotes o de los funcionarios del poder monárquico.  El objetivo fundamental de la educación en aquel contexto no era otro según Bilbao que transmitir: “Los dogmas fundamentales del catolicismo, y que la constituyen en la más apta y favorable de las religiones para conservar perpetuamente una conquista, son la obediencia a la autoridad en lo que debo creer, en lo que debo amar, en lo que debo hacer”.

La monarquía absoluta española aseguraba el dominio cabal sobre las colonias, el dogma impuesto forzosamente impedía la independencia de las naciones dominadas transformando los virreinatos, cabildos y centros de instrucción pública, en el sustento institucional del orden establecido.

La batalla por erradicar los privilegios de clase junto al legado dogmático del currículum, la metodología y los mecanismos de participación estudiantil, será de largo aliento. En pleno siglo XX la lucha contra la influencia de estos dogmas en la enseñanza, dio lugar a episodios de agitación en distintos puntos del continente. El movimiento estudiantil latinoamericano, desde su primer Congreso en Montevideo (1908), ha luchado por desterrar de los espacios educativos los privilegios de “casta” y el dogmatismo en la enseñanza. En 1918 en Argentina, la juventud cordobesa se manifiesta enérgicamente por la democratización de las instancias de decisión, y por cambiar los métodos de enseñanza que para la época se presentaban como anacrónicos y obsoletos. Según se expresa en el Manifiesto de Córdoba: “Los métodos docentes estaban viciados de un estrecho dogmatismo, contribuyendo a mantener a la universidad a apartada de la ciencia y de las disciplinas modernas”. En las últimas décadas, en pleno siglo XXI, cientos de miles de estudiantes chilenos se han volcado a las calles exigiendo gratuidad en la educación, que producto del mercantilismo, dogma de la sociedad actual, ha transformado la educación superior en un privilegio de los sectores más acomodados. Bilbao comprendió oportunamente el rol de las instituciones educativas en el progreso de las sociedades, otorgándole plena vigencia hoy en día a sus planteamientos. 

Pese a los embates del pensamiento conservador, la contribución de Bilbao en el campo de la filosofía es incuestionable. Valga, como prueba de ello, la apreciación que tuvo de su pensamiento uno de sus más notables contemporáneos: José Victorino Lastarria quien en sus Recuerdos literarios, lo destaca como: (…) un filósofo profundo, y sobre todo un ardiente corazón, consagrado sin tregua ni descanso al servicio de la causa liberal, a la regeneración y progreso de su patria y de toda la patria americana”. Si la filosofía chilena y latinoamericana aspiran a tener plena conciencia de su desarrollo y potencialidades, deben volverse hacia Bilbao y otros que como él han sido marginados por suspicaces y peligrosos. 

Bibliografía

Bilbao, Francisco. El evangelio Americano, Imp. De la Soc. Tip. Bonaerense, Argentina, 1864.
Bravo de Goyeneche, José Alberto (editor). Francisco Bilbao. El autor y la obra,Editorial Cuarto Propio, Chile, 2007.
Escobar Budge, Roberto. El vuelo de los búhos. Actividad filosófica en Chile de 1810 a 2010. RIL, Santiago, 2008.
Lastarria, José Victorino, Recuerdos Literarios, Editorial Zig-Zag, Chile, 1967.
Martí, José. NuestraAmérica, Fundación biblioteca Ayacucho, Venezuela, 2005.
Roig, Arturo Andrés. Teoría y crítica del pensamiento latinoamericano, Una ventana, Buenos Aires, 2009.
Rojas Mix, Miguel. Los cien nombres de América. Eso que descubrió Colón. Ed. Universidad de Costa Rica, Costa Rica, 1997.
Torres Caicedo, José María. Las dos Américas. Accesible desde: http://www.filosofia.org/hem/185/18570215.htm

* Profesor de Estado en Filosofía por la Universidad de Santiago de Chile. Correo electrónico: victor.sepulvedac@usach.cl

No hay comentarios:

Publicar un comentario