La
democracia representativa, con todas sus limitaciones, constituía un avance en
Egipto en relación con larga etapa anterior, en donde las elecciones no fueron
sino simulacros. Era dentro de su marco que debían solventarse las diferencias
que surgían, la inconformidad con las políticas que, eventualmente, podían
amenazar libertades y estilos de vida.
Rafael Cuevas Molina / Presidente AUNA-Costa Rica
El golpe de Estado contra el presidente Mursi desató un conflicto de final incierto en Egipto. |
Muy peligrosos como antecedente para
América Latina son los acontecimientos que se vienen desarrollando en Egipto.
Como se sabe, un golpe de estado militar derrocó al presidente Mohamed Mursi,
recientemente electo el año pasado en las primeras elecciones después los
acontecimientos de la denominada Primavera Árabe, que dio al traste con el
gobierno de Hosni Mumarak.
Las expectativas que se abrieron con la
renuncia de Mubarak, el último presidente de un largo período de más de
cincuenta años en el que los militares mantuvieron férreamente el poder,
quedaron totalmente defraudadas con este nuevo acontecimiento.
El gobierno de Mursi estuvo dominado por
fuerzas políticas islamistas, especialmente por Los Hermanos Musulmanes, a
quienes se les vincula con otros grupos como el palestino Hamas e, incluso, Al
Qaeda.
No compartimos la postura política de
este grupo que se convirtió en dominante en la vida política de Egipto. Abogan
por un tipo de organización social que restringe los derechos de las mujeres, y
pretenden entronizar un tipo de organización social regido por una lectura
integrista y de derecha del Corán.
Pero hay una gran distancia entre que no
estemos de acuerdo con su proyecto y sus postulados ideológicos, y que
aprobemos el modo como fueron apartados del poder y, menos aún, con los
argumentos que se esgrimieron para justificar el golpe.
En efecto, los militares egipcios
apartaron y encarcelaron a Mursi luego de varios días de protestas y
manifestaciones en su contra, que tuvieron como epicentro la ahora mundialmente
conocida Plaza Tahir, en el centro de El Cairo.
Fueron, efectivamente, miles de personas
las que llegaron a manifestar su descontento y oposición al gobierno de corte
islamista. No tantas como en los días de la llamada Primavera Árabe, pero sí
varios miles, que las cadenas de televisión occidentales magnificaron a cientos
de miles cuando las imágenes mostraban una plaza a veces a medio llenar.
Pero, independientemente de que fueran
miles, debe tenerse en cuenta que eran los perdedores de las elecciones
realizadas el año pasado, y los que pretendían apartar del poder eran los
legítimos representantes electos por otros varios miles que, poco a poco,
empezaron también a salir a las calles para defender lo ganado en las urnas.
La democracia representativa, con todas
sus limitaciones, constituía un avance en Egipto en relación con larga etapa
anterior, en donde las elecciones no fueron sino simulacros. Era dentro de su
marco que debían solventarse las diferencias que surgían, la inconformidad con
las políticas que, eventualmente, podían amenazar libertades y estilos de vida.
Para el golpe de estado se argumentó que “el pueblo” pedía la dimisión de
Mursi, obviando la voluntad expresamente manifestada en las urnas por buena
parte de ese pueblo. Esa voluntad, en nuestra opinión, expresa una mentalidad
retrógrada que ojalá no hubiera prevalecido en las elecciones pasadas, pero el
hecho es que mostró que era dominante entre la mayoría de los electores. Si no
se quería que prevaleciera, que no llamaran a elecciones porque, si no, todo se
transforma en una farsa.
Argumentos de este tipo son sumamente
peligrosos, y América Latina debe poner sus barbas en remojo. En Venezuela, por
ejemplo, la oposición ha desconocido el resultado de las elecciones en donde se
eligió a Nicolás Maduro presidente de ese país. Ha llamado a manifestaciones
que tienen buena asistencia y que, como en Egipto, dicen representar la
voluntad del pueblo venezolano. ¿Debe por esto acuerparse la posibilidad de un
golpe de estado para poner en el poder a los disconformes?
Muchas voces provenientes de Europa lo
hicieron así en Egipto, y los Estados Unidos no fueron en ningún momento
tajantes en la condena al golpe. Ahora, es muy posible que lo que venga sea una
guerra civil en ese país o, cuando menos, una época de gran inestabilidad,
violencia y muerte.
¡Cuidado América Latina!
ResponderEliminar¿Qué se está moviendo en Egipto?
El tema de Egipto es bien complejo como lo es el del Oriente Medio y Norte de África en general.El golpe de Estado a Mursi pareció complacer a quienes se quejaban de que la revolución fue frustrada por los Hermanos musulmanes. EEUU sigue apoyando al ejército que es el que sostuvo a Mubárak durante tantos años y le sigue soltando los 1300 millones de dólares anuales. Mubárak por su parte ha declarado que la pretensión de USA es establecer en el territorio egipcio bases militares para proteger a Isarael y que él no lo permitió. Los hermanos musulmanes, contrariamente a lo que mucha gente cree, si bien han sufrido persecución, han sido en diversos países peones del imperialismo.Menudo tema de conciencia han debido resolver los países del ALBA para adoptar una posición y pareciera que se han decidido a respaldar a Muirsi, exigir su reinstalación. Venezuela, por ejemplo ha retirado su embajador de Egipto.Algo está moviéndose tras bambalinas, general mente es más lo que se mueve así que lo que se da a conocer. Hay que esperar el desarrollo de los acontecimientos.
jf
¿Qué se está moviendo en Egipto?
ResponderEliminarEl tema de Egipto es bien complejo como lo es el del Oriente Medio y Norte de África en general.El golpe de Estado a Mursi pareció complacer a quienes se quejaban de que la revolución fue frustrada por los Hermanos musulmanes. EEUU sigue apoyando al ejército que es el que sostuvo a Mubárak durante tantos años y le sigue soltando los 1300 millones de dólares anuales. Mubárak por su parte ha declarado que la pretensión de USA es establecer en el territorio egipcio bases militares para proteger a Isarael y que él no lo permitió. Los hermanos musulmanes, contrariamente a lo que mucha gente cree, si bien han sufrido persecución, han sido en diversos países peones del imperialismo.Menudo tema de conciencia han debido resolver los países del ALBA para adoptar una posición y pareciera que se han decidido a respaldar a Muirsi, exigir su reinstalación. Venezuela, por ejemplo ha retirado su embajador de Egipto.Algo está moviéndose tras bambalinas, general mente es más lo que se mueve así que lo que se da a conocer. Hay que esperar el desarrollo de los acontecimientos.
jf