Falta mucho para llegar
a las grandes alamedas, pero hoy los pasos de Chile no son los de Pinochet.
Carlos Figueroa Ibarra / Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México
Recién he
regresado de Chile en donde participé en el XXIX congreso organizado por la
Asociación Latinoamericana de Sociología.
He tenido pues el privilegio de estar en los últimos meses dos veces en la patria de Recabarren, Neruda y Allende.
Coincidió mi última visita con los días
finales del mes en que se cumplieron cuarenta años del derrocamiento de
Salvador Allende merced a la traición de Augusto Pinochet. Y me recordé aquel
aciago día de 11 de septiembre de 1973, joven estudiante de sociología en la
UNAM, cuando vimos horrorizados las imágenes televisadas del bombardeo inmisericorde al palacio de La
Moneda. Aquel día el “compañero presidente” cumplió su palabra de no salir sino
muerto de aquel lugar si lo intentaban sacar mediante un golpe de estado.
Pinochet ganó la
batalla ese día porque tenía la fuerza de las armas. Como no tenía la razón,
Pinochet perdió la guerra en la historia.
Chile ha sido en este mes de septiembre de 2013 y en los días que le
siguieron, un país volcado a recordar a Allende y su triunfo histórico. También son evocados
Víctor Jara, Violeta Parra y Pablo Neruda, figuras del canto y la poesía
indisolublemente ligados a la causa de la izquierda en Chile. Neruda como se sabe, fue precandidato
presidencial en 1969 y finalmente declinó para cederle el puesto que en justeza
le correspondía a Allende. ¿Cómo no
recordar en la casa de Neruda en Santiago el soneto XIV de los cien que le
dedicó a su mujer Matilde Urrutia? La casa de Neruda en Santiago se llama “La
Chascona” (despeinada en quechua), que alude a la abundante cabellera de
Matilde: “Me falta tiempo para celebrar tus cabellos/Uno por uno debo contarlos
y alabarlos:/otros amantes quieren vivir con ciertos ojos/ yo sólo quiero ser
tu peluquero./ En Italia te bautizaron Medusa/Yo te llamo chascona mía y
enmarañada:/mi corazón conoce las puertas de tu pelo”.
Neruda no fue el
candidato presidencial de la Unidad Popular pero ganó un lugar en la historia
mundial de la literatura. Allende fue derrotado por Pinochet y murió aquel 11
de septiembre, pero hoy Pinochet es recordado como dictador y Allende es un
prócer. Michelle Bachelet se encamina a ser la próxima presidenta de Chile
apoyada por una coalición denominada “Nueva Mayoría” que es la alianza de
socialistas y democratacristianos a la cual se ha agregado el partido comunista.
Por ello la bella Camila Vallejo, líder de los estudiantes que con sus
sublevaciones han marcado el actual camino de Chile, es hoy probable diputada
en el futuro congreso. La derecha ha celebrado el crecimiento económico de
Chile como muestra del éxito neoliberal. Éxito relativo si se sabe que fuera
del promedio de 7% de crecimiento entre 1985-1997, Chile creció mediocremente
entre 1997 y 2003 (2.7%) y no ha sido gran cosa su crecimiento entre 2004 y
20012: 3.9%. Para muestra un botón: la economía mexicana tuvo un promedio de
crecimiento de 6% hasta antes del
desastre neoliberal que comenzó en 1982.
La memoria de la
infamia y del heroísmo es evocada impresionantemente en el Museo de la Memoria
en donde el recuerdo del golpe de 1973 con sus tres mil muertos y
desaparecidos, 20 mil encarcelados y muchos miles más torturados termina con el
plebiscito de 1989 cuando el 60% de los chilenos le dijo NO a la dictadura. En
su último discurso, momentos antes de morir, Allende dijo: “Sigan ustedes
sabiendo que, mucho más temprano que tarde, de
nuevo se abrirán las grandes alamedas por donde pase el hombre libre,
para construir una patria mejor.”
Falta mucho para llegar
a las grandes alamedas, pero hoy los pasos de Chile no son los de Pinochet.
Parabienes compañeros y compañeras de Con NUESTRA AMERICA. Destaco por su excelencia los articulos de Boaventura Soza Santos y Chile en las visperas de Bachete.Son articulos que nos hacen pensar y conocer un poco mas de nuestras realidades y que camino debemos seguir. Un abrazo
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