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sábado, 5 de octubre de 2013

Guatemala: La condena de Héctor Bol de la Cruz

La justicia ha alcanzado después de 29 años a dos de los tantos matarifes de la dictadura militar guatemalteca: Héctor Bol de la Cruz y Jorge Alberto Gómez. Enhorabuena que esto haya sido así.

Carlos Figueroa Ibarra /  Especial para Con Nuestra América
Desde Puebla, México

Una vez más el Tribunal Primero A de Mayor Riesgo presidido por la jueza Yassmin Barrios ha sido noticia  en Guatemala y  en el exterior. El viernes 20 de septiembre de 2013,  el referido tribunal condenó a 40 años de prisión al ex Director de la Policía Nacional, coronel Héctor Bol de la Cruz  y al comandante del Cuarto Cuerpo de  dicha policía, Jorge Alberto Gómez,  por la  desaparición forzada el 18 de febrero de 1984 del estudiante y sindicalista Fernando García. Debido a la relación conyugal que Fernando tuvo con Nineth Montenegro, su caso  ha sido de gran impacto. Nineth Montenegro jugó un papel histórico al  encabezar  el Grupo de Apoyo Mutuo (GAM) y resistir las presiones y extremos peligros a los que se vieron sometidos ella y sus compañeros en los primeros años de funcionamiento de dicha organización.  ¿Quién no recuerda a Nineth y a las mujeres y hombres  que valientemente la acompañaron al  enfrentarse a la dictadura encabezada por el general Humberto Mejía Víctores?

No podremos olvidar el secuestro y asesinato del vocero del GAM,  Héctor Gómez Calito, el 30 de marzo de 1985. No es posible tampoco dejar de recordar que el 4 de abril de ese mismo año, otra de las figuras emblemáticas del GAM, Rosario Godoy fue  secuestrada cuando  iba en su automóvil buscando una medicina para su pequeño hijo Augusto Rafael, quien estaba enfermo. Rosario Godoy era la esposa de Carlos Cuevas, dirigente estudiantil universitario e hijo del ex Rector de la Universidad de San Carlos de Guatemala, Dr. Rafael Cuevas del Cid. Carlos había sido desaparecido de manera forzosa el 15 de mayo de 1984.  Iba Rosario acompañada de su hermano, acaso preocupado por la seguridad de ella y también la acompañaba su pequeño hijo de dos años. La misma noche de su detención, Rosario, su hermano y su pequeño hijo aparecieron muertos en su automóvil embarrancado en la carretera a San Miguel Petapa. El examen de los cuerpos reveló que los tres, incluso el pequeño, habían sido torturados salvajemente  antes de ser asesinados.

Héctor Bol de la Cruz y Jorge Alberto Gómez  han sido condenados por  la desaparición forzada de Fernando García. Pero  hay que recordar  que Bol de la Cruz dirigió la Policía Nacional entre el 16 de marzo de 1983 y el 3 de junio de 1985.  El GAM ha aseverado que durante ese tiempo un promedio de tres personas eran capturadas y desaparecidas diariamente. La condena a Bol de la Cruz y Gómez se resume en términos de la verdad jurídica a la desaparición de una persona. En términos de verdad histórica es  muy probable que ambos esbirros tengan responsabilidad en muchos otros crímenes más.

Resulta también  verdaderamente significativo  que durante el juicio que duró 27 meses, el ex jefe del Cuarto Cuerpo haya reconocido que la víctima  había sido detenida por la Policía Nacional, que estuvo en las instalaciones del referido Cuarto Cuerpo, pero que había sido finalmente entregado a la sección de inteligencia militar. La confesión de Gómez revela lo que es ampliamente sabido  por todos los  que estudian  con algún detenimiento  las acciones represivas del Estado guatemalteco durante finales de los años setenta y los de la década del ochenta del siglo XX: las policías actuaron bajo las órdenes del alto mando militar. La captura y desaparición de Fernando García fue realizada en el marco de un operativo  denominado “Limpieza y Patrullaje” el cual  fue realizado por la Policía Nacional pero había sido ordenado por el Ejército de Guatemala.

La justicia ha alcanzado después de 29 años a dos de los tantos matarifes de la dictadura militar guatemalteca. Enhorabuena que esto haya sido así.

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